En un monumental despliegue de tropas, fuerzas iraquíes, milicias kurdas, y aviones de la coalición norteamericana y británica, se acercan a Mosul, Iraq, tras cuatros días de intensos combates en ciudades y pueblos alrededor de la capital del Estado Islámico.
Este avance de miles de tropas –25.000 combatientes, según la BBC-, más conocido como ‘la batalla de Mosul’, puede significar en los próximos días el fin del EI en Iraq, un país donde llegó a controlar una tercera parte de su territorio y obligó a las fuerzas gubernamentales a retroceder hasta la capital, Bagdad.
Si, como prevén los expertos, la coalición logra tomarse Mosul, el EI se reduciría a una fuerza yihadista con presencia territorial en el nor-oriente y centro de Siria, donde se cree que ya están escondidos los máximos líderes de la organización.
Mosul no sólo representa la segundad ciudad de Iraq por su población (1,300,000 millones) y economía petrolera. Además, es desde que Abu Bakr al-Baghdadi declaró el establecimiento del califato de la ciudad en junio de 2014, el principal centro urbano controlado por el EI, donde ha impuesto una visión radical de la Sharia -ley islámica- , obligando a la población a seguir sus mandamientos.
Cuatro días
Desde que Haider al-Abadi se posesionó como primer ministro de Iraq, en 2014, la reconquista de Mosul se ha vuelto una obsesión. El lunes, tras meses de especulaciones, anunció el despliegue de tropas hacia la ciudad, dos años después de que cayera en manos del EI.
Cuatro días después, milicianos kurdos de las fuerzas Peshmerga y fuerzas iraquíes, en especial la conocida ‘División Golden’, están a 15 kilómetros de Mosul, a la espera de la ofensiva para retomar la ciudad donde los esperan más de 4.500 milicianos del EI. Este enfrentamiento podría ocurrir en los próximos días de acuerdo a los últimos reportes.
La ofensiva, en la que participan miles de efectivos, es la mayor operación de la fuerzas iraquíes desde 2003, cuando afrontaron la invasión de Estados Unidos. El primer ministro al-Abadi declaró que el despliegue de las fuerzas gubernamentales ha sido más rápido de lo esperado. "Las fuerzas están avanzando hacia la ciudad más rápidamente de lo que pensamos, y con mayor rapidez, sin duda, que hemos establecido en nuestro plan de campaña", dijo, por lo que se estima que entren a la ciudad la próxima semana.
Milicianos kurdos, por su parte, vienen bajando desde la parte nororiental de Iraq. Según los reportes de esta semana, el ejército ‘Peshmerga’ ha sido la mayor fuerza de choque contra el EI en pueblos sitiados por milicianos adscritos a esta organización.
El ‘Peshmerga’ se tomó Nawaran, un pueblo cerca a Mosul, durante una batalla el miércoles, y ayer logró, luego de una larga resistencia, hacerse con Barima, otro pueblo iraquí. Su objetivo en los próximos días es la ciudad Bashiqa, donde existe una población diversa entre cristianos, yazidies y musulmanes.
El avance de los ‘Peshmerga’ ha sido posible por el respaldo por aire de las fuerzas de Estados Unidos y Reino Unido, cuyo potencial tiene acorralado a los yihadistas en Mosul. Estas fuerzas kurdas, sin embargo, fueron atacadas ayer en la frontera entre Turquía y Siria por el ejército turco, que las califica como terroristas, pese al apoyo que reciben de países occidentales.
Post Mosul
Es muy probable un triunfo de la coalición anti EI en Mosul, estiman los expertos. Si se concreta, sería un duro reto reconstruir una ciudad de 1,3 millones de personas que en los últimos años ha vivido bajo la tiranía de los yihadistas.
Mosul es el reflejo de Iraq, un país que tras la intervención norteamericana perdió todo tipo de gobernabilidad. De hecho, muestra el fracaso de Estados Unidos que no logró construir una institucionalidad sólida que no se viera amenazada por la emergencia de nuevos grupos terroristas.
Iraq está en el centro de Medio Oriente y representa un complejo país con diferentes etnias, culturas y religiones. Allí viven kurdos, sunitas, chiitas, cristianos y yazidies, bajo un modelo constitucional débil que no reconoce los derechos de las poblaciones minoritarias. Por su cercanía con Irán, tiene una influencia chiita, aunque hay vastas regiones, como Mosul, que en su mayoría son sunitas.
Se cree que con el papel que está jugando Estados Unidos en la toma de la ciudad, trate de retomar su fallida meta de reconstruir el país. Sin embargo, Irán Turquía y Arabia Saudita, cada uno por su lado, también tienen puestos los ojos en su territorio.
Iraq tiene reservas petroleras que son llamativas para las potencias occidentales y de la región. Pero no sólo eso. El país representa el epicentro de la guerra “fría” entre chiitas y sunitas, que liderados, respectivamente, por Irán y Arabia Saudita, se enfrentar en territorio iraquí respaldando a diferentes grupos.
Parte importante de las fuerzas iraquíes son patrocinadas por Teherán, al igual que algunas milicias chiitas. Esto se presenta porque el actual gobierno de Iraq es chiita y tiene una relación cercana con el vecino país. Arabia Saudita, sin embargo, también apoya otras milicias sunitas, aunque es señalado de financiar o comprarle petróleo al EI, según Occidente.
El panorama, por tanto, no es fácil si logran recuperar Mosul. Allí, como en Siria, existen múltiples intereses de los países que intervienen militarmente. A diferencia de 2003, cuando las fuerzas norteamericanas intervinieron sólo con apoyo de países occidentales, la realidad es diferente.
La ‘batalla de Mosul’ es tan importante para Obama como para Teherán o Riad. Muchos critican su deficiente política exterior y la califican de “aguas tibias”; interviene, pero no ataca. Esta vez, si está atacando por medio de una estrategia conocido como “la huella ligera”, que consiste en desplegar unidades de entrenamiento e inteligencia terrestre y contingente aéreo, según Foreign Policy.
Tras ocho años, Obama necesita mostrar algún avance en Medio Oriente. La intervención en Siria, hasta el momento, ha sido fallida; en Yemen participa a medias; y su relación con Arabia Saudita va de mal en peor. Mosul es su última oportunidad.