De las conductas democráticas. El exministro conservador costeño Carlos Martínez Simahan nos recuerda desde sus columnas de EL NUEVO SIGLO y El Meridiano de Córdoba que “cuando se iniciaba la campaña presidencial de 1986, un editorial de El Tiempo registró con respeto y consideración la candidatura de Álvaro Gómez Hurtado”. El político del litoral escribió: “Llamé al director del cotidiano liberal, Hernando Santos Castillo, para agradecerle su gallardía. Y me respondió: “tenemos que alejar para siempre el fantasma del sectarismo”.
El péndulo de la historia. El presidente Juan Manuel Santos, olvidando lo expresado por el diario El Tiempo en su nota editorial y en la pluma de su mentor, camarada y hermano, se viene lanza en ristre en sus monsergas contra sus contradictores, tildándolos de “mano negra, enemigos de la paz, sepulcros blanqueados, buitres, vacas muertas, señores del miedo y de la muerte”, queriendo con ello reversar el péndulo de la historia de los años de ingrata recordación que le costaron al país más de 300 mil muertos.
Sobre el patrón del mal. El columnista del diario El Tiempo, Gabriel Silva Luján, las emprende ahora contra el expresidente Uribe, a quien se atreve a comparar con el tenebroso capo mafioso Pablo Escobar, el más terrible asesino de que se tenga memoria en los anales de la historia nacional. Escribió el exministro, exembajador y exgerente de la Federación Nacional de Cafeteros, que “la convención uribista nos recordó que como en el caso de Pablo Escobar, quien no jure fidelidad es hombre muerto. Las palabras que se usaron son del mismo calibre de las que imperan en los códigos de la mafia”.
El canapé republicano. El ventrílocuo presidencial, en su más reciente columna, se despachó cuestionando el origen presidencial del expresidente Misael Pastrana Borrero, atribuyéndole a su elección, que considera espuria, el nacimiento del grupo terrorista M-19. Sin decirlo, pero insinuándolo afirmó: “por esa democracia limitada que le impidió a Gustavo Rojas Pinilla llegar legítimamente al poder el 7 de agosto de 1970”.
Recordando un triste episodio. Durante la Hegemonía Liberal de los años 30, estando en pleno ejercicio del mando el entonces presidente Eduardo Santos -el tíoabuelo del actual presidente Juan Manuel Santos- fue informado de la emboscada perpetrada por la policía del régimen contra los más connotados dirigentes del Partido Conservador, apostados en campaña en el municipio de Pensilvania (Caldas), cuando en plena manifestación política los jefes de la oposición Gilberto Alzate Avendaño, Fernando Londoño Londoño y Silvio Villegas Jaramilllo fueron atacados indiscriminadamente, vergonzoso episodio del que, gracias a Dios, salieron providencialmente ilesos esta tres lumbreras manizaleñas.
Setenta años después. El candidato presidencial del uribismo, Óscar Iván Zuluaga, casualmente hijo de Pensilvania, 70 años después víctima de los señalamientos mediáticos emanados del régimen, nos hace recordar a Voltaire cuando dijo: “No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla”.