Por William Calderón
El destape. En reportaje concedido a Margarita Vidal Garcés, de El País, de Cali, la contralora Sandra Morelli Rico hizo una profilaxis a la actual situación nacional que resumió así: adelanta 40 procesos de impacto y los beneficios de su control suman $ 14 billones. Habló también de las recusaciones a la Auditora General y al Fiscal Montealegre.
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Sin miedo. En agosto de 2010, cuando la señora Morelli asumió la Contraloría, La Silla Vacía recogió estas palabras suyas: “no me temblará la mano para aplicar las medidas necesarias contra la corrupción”. El portal añadía: “quienes conocen a esta mujer dicen que hay que creerle porque es de esas personas que tienen claro lo que quiere y casi siempre lo consigue”.
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Corrupción interminable. Han pasado tres años y la doctora Morelli ha demostrado su temple. Sin embargo, no resulta tarea fácil pisar callos para combatir una corrupción a tal punto enquistada que le hizo decir al presidente Santos: “en Colombia la corrupción es de tal magnitud que donde se pincha sale pus”. Terrible aseveración, nutrida por la denuncia que a diario hacen los medios sobre desfalcos, robos, defraudaciones, estafas, hurtos, timos, despojos, atracos, malversaciones, fraudes, saqueos y expolios, que parecen no tener fin.
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En medio del tifón. Doña Sandra está en medio de una candente polémica por sus denuncias contra el fiscal Eduardo Montealegre, exabogado de la intervenida EPS SaludCoop y de su presidente Carlos Palacino, y por su recusación a la auditora general Lura Enilse Marulanda, quien se disponía a iniciar algunas investigaciones en la Contraloría.
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Sobre la auditora. La Barca supo que la señora auditora general, la misma exfuncionaria del excontralor Turbay, apodado jocosamente El Jeque del imperio turco, demandó al Estado colombiano por habérsele terminado su mandato con el cambio de Contralor, que es de libre nombramiento y remoción, circunstancia que al parecer no puso sobre la mesa al tramitar su elección en el honorable Consejo de Estado. Ni corta ni perezosa, poco después de posesionarse, dirigió su artillería contra la contralora Morelli. Por esta y otras razones debió ser recusada.
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Una pregunta y una respuesta. Consultó la reportera Margarita: ¿Por qué su recusación a la auditora Laura Marulanda? ¿No suena lógica la razón que han publicado los medios en el sentido de que fue porque “es amiga de su enemigo Julio César Turbay”, su antecesor?
Respondió la contralora Sandra: “Claro que no suena lógico, ni tendría fundamento jurídico. Lo que sucede es que hay que declararse impedido cuando se es o se ha sido contraparte. Creo que se ha querido confundir a la opinión pública a pesar de que ya expliqué las causas de mi recusación a la señora Auditora y en la página web de la Contraloría están los sustentos del caso. Una de las causales es la falta de imparcialidad de quien debe ser mi autoridad fiscal, evidente en las palabras con que ella sustenta la demanda contra la Contraloría, por la declaratoria de insubsistencia de su cargo”.