LA BARCA DE CALDERÓN | El Nuevo Siglo
Martes, 16 de Octubre de 2012

El ventrílocuo del régimen. Gabriel Silva Luján es al presidente Santos lo que es José Obdulio a Álvaro Uribe y lo que es “Kiny” a Carlos Donoso. En su columna de ayer el verdadero hombre fuerte de Palacio puso un punto muy alto en la destorcida  santista cuando reconoció desde El Tiempo “la gratitud y admiración de millones de colombianos por Uribe”. Empleando un lenguaje uribista, Silva gradúa de terroristas a las Farc, manifestando de paso que “fue Uribe quien por mandato democrático y constitucional los  puso a un paso de su desaparición definitiva”. 

Entre líneas.De lo anterior se colige que desde el alto gobierno ya se comenzaron a dar  señales, a tender puentes, en búsqueda de un entendimiento con Uribe, predicamento hecho ya por el exministro Álvaro Leyva Durán, quien ha manifestado que para llegar a la paz es menester contar con el expresidente paisa en la mesa de negociación, pues Uribe se ha convertido en la verdadera contraparte de los alzados en armas.

El primer golpe de pecho. En su columna del 7 de octubre, titulada “Con los crespos hechos”, el mismo Silva, después de sacar en limpio al precandidato Óscar Iván Zuluaga, de quien dijo que “no se ha dejado llevar por el sectarismo y la irracionalidad”, desnuda (y de qué  manera) a quienes desde las poltronas ministeriales acarician la posibilidad de ser los sucesores del Santoral.

En las entrañas de palacio.Señaló Silva que no a pocos ministros, con ocasión de la intervención quirúrgica al presidente Santos, se les salió el candidato que todos llevamos por dentro, cuando escribió: “Es evidente que no solo en la oposición están quienes sueñan con que Santos tenga un único período presidencial. Veo a otros candidatos por estos días muy ansiosos en las propias entrañas de la Casa de Nariño…”. Aquí, el nuevo ventrílocuo de Palacio asume de facto la jefatura por la reelección presidencial de Santos.

Hagamos historia. Cabe recordar que cada Presidente de la República ha tenido sus ventrílocuos de turno. Guillermo León Valencia se hizo acompañar de los “Gorilas” de la reportería política: Iáder Giraldo, Alberto Giraldo, Camilo López y Darío Hoyos.  Carlos Lleras contó con la cercanía de Gustavo Gaviria, Luis Carlos Galán, Jaime Aponte, Augusto Espinosa y Alegría Fonseca. Julio César Turbay mantuvo muy cercanos a su hija Diana, a Jorge Mario Eastman, a los Daríos (Restrepo y Silva) y a Marta Montoya. El expresidente Alfonso López se entendía directamente con su hijo Felipe, Yamid Amat y Juan Guillermo Ríos. Belisario Betancur compartía sus cuitas presidenciales con su ministro pereirano Bernardo Ramírez. Virgilio Barco depositaba toda su confianza en el industrial Germán  Montoya, Gustavo Vasco y Fernando Cepeda. Ernesto Samper, en su soledad palaciega, sintió la solidaridad de Horacio Serpa. El soporte de Uribe fue José Obdulio y el de Santos, ahora, es Silva Luján, quien ejerce bajo la tutela del expresidente Gaviria; su hermano Enrique Santos y el embajador en Lisboa, Germán Santamaría.