Por William Calderón
Se ahonda división conservadora. El expresidente Andrés Pastrana Arango, desde el litoral Atlántico, en los dominios políticos de los jefes conservadores Roberto Gerlein y Efraín Cepeda, los señaló de ser unos malos perdedores y de haberse convertido en los "jefes de la mermelada”. Pastrana Arango también dijo: "no entendemos que dirigentes políticos estén manejando entre 20.000 y 40.000 millones de pesos y la gente tenga un aumento de salario mínimo irrisorio y se esté dando este tipo de ayudas a políticos como Cepeda y Gerlein”.
Lo escuchamos. En la antesala de la Convención Conservadora, El Barquero fue testigo de un revelador testimonio, cuando el propio expresidente del Senado, el opita Hernán Andrade Serrano, sacando pecho, dijo: ... la repartición está muy desigual, a mí solo me dieron 49.000 millones, a otros les dieron más.
La censura. La historia vuelve a repetirse, como le ocurrió en su momento, a José María Vargas Vila, quien sobresalió por sus posiciones políticas y pensamiento libertario en contra del poder de la Iglesia, y salió desterrado de Colombia, a quien el poeta y exministro Jorge Valencia Jaramillo, repatrió ya en sus huesos desde Barcelona, en la madre patria. Otra víctima de la censura fue la pintora antioqueña Débora Arango, a quien le prohibieron la exposición de sus cuadros en el Club Unión de Medellín, por ser considerados pecaminosos. Las cartas de la Madre Laura, hoy consagrada en los altares, fueron también censuradas por la jerarquía eclesiástica comandada por Monseñor Builes. A Porfirio Barbajacob le prohibieron la publicación de su primera obra literaria y Fernando González, con su Mirocletes, fue sacado de circulación por el Arzobispo de Medellín... Y lo último que acaba de suceder le ocurrió al escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal este sábado en la capital de la montaña. El cuento fue así:
Echaron a Gardeazábal. ¿Quién estará detrás de la echada que le pegaron el sábado en el centro comercial Oviedo de la capital antioqueña al escritor Gardeazábal cuando firmaba ejemplares de su última obra en la Librería Nacional? Un grupo teatrero, La Tartana, de Itagüí, quiso rendirle un curioso y muy bulloso homenaje al escritor de su polémica y muy publicitada novela “La misa ha terminado”. El centro Oviedo no resistió y su equipo de seguridad procedió a sacar los teatreros y pedirle respetuosamente a Gardeazábal que se fuera y pusiera fin a la firma de libros.
La propuesta. El éxito del libro nos tiene descrestados hasta quienes manifestamos que no nos gusta. La semana anterior Gardeazábal propuso a la Iglesia que admitiera el problema y levantara el celibato como solución a la crisis moral que él denuncia en su novela.
A dúo. El escritor antioqueño Fernando Vallejo le ofreció ese mismo sábado una comida de homenaje a Gardeazábal en su Casablanca del barrio Laureles. Dicen que el autor de “La virgen de los sicarios” se sentó al piano con el tulueño.
Twitter @BarberiaBarca