LA BARCA DE CALDERÓN | El Nuevo Siglo
Viernes, 6 de Diciembre de 2013

Voz sin fecha de vencimiento. El locutor manizaleño de larga duración es Gabriel Muñoz López, una leyenda viva de la radio colombiana que supo combinar a partir de 1949, en su ciudad natal, sus dos roles favoritos: el de empleado bancario y el de hombre del micrófono que mantiene el chiste a flor de labios en su envidiable longevidad.

Su trabajo en la banca le permitía ejercitar simultáneamente su afición a la radio, a la que llegó a través de un concurso convocado por Emisora Electra para elegir a su locutor deportivo, competencia en la que participó (y ganó) con el seudónimo del “Narrador Fantasma” por temor a que se disgustara su padre, don Antonio de Jota Muñoz, administrador de la Casa Víctor, la del perrito Nipper.

En competencia. Muy joven, Muñoz entró en competencia con los experimentados locutores de la época que mandaban en la plaza: Gabriel Pineda, Julio Ernesto Márquez y Jaime Quintero. Todos esos relatores deportivos ponían las condiciones, a mediados del siglo XX, en los tiempos del Once de don Alfredo Cuezzo.

Leonidas Otálora, el hombre orquesta de Radio Manizales, le madrugó a Electra y se llevó al joven Gabriel para su estación. En esta radiodifusora, la más antigua del Eje Cafetero, también tuvo su Cabo Cañaveral, en la radio colombiana, el legendario Carlos Arturo Rueda.

Muñoz lía bártulos. Concluida la primaria frente al micrófono, Muñoz se fue para Bogotá buscando escenarios más promisorios: en el altiplano trabajó medio tiempo como locutor deportivo en Emisoras Nuevo Mundo, y el otro medio en Propaganda Época, donde hizo llave admirable con Juan Harvey Caicedo ¡Alma bendita!

En 1960 lo convocó el empresario paisa William Gil Sánchez -cofundador de Caracol- a reforzar en Medellín la planta de locutores de La Voz de Antioquia, donde se codeó con las primerísimas figuras del medio y de la canción.

Estilo. Después regresó a Bogotá y de la mano de Alberto Peñaranda trató de imponer un estilo apropiado para las narraciones de fútbol en televisión, excelente empeño que se niegan a adoptar los perifoneadores que insisten tercamente en hacer radio en la pantalla.

Recorrido. Narrador exquisito, sin estridencias, este valor caldense cumplirá el 24 de febrero 86 años edad, y se mantiene imperturbable, muy campante, saludable y activo como un robusto muchacho de 20 abriles. Recordemos que Gabriel relató desde Arica, Chile, el memorable empate 4-4 de Colombia y Rusia, única carta credencial que tuvo para mostrar nuestro fútbol hasta cuando llegó la injustamente vilipendiada “rosca paisa” que nos llevó a tres mundiales consecutivos.

El ciclo. Cerrado el ciclo deportivo,  a Gabriel se le ocurrió sacarle partido, en Caracol, a su afición por la música popular, adquirida a través del valioso surtido discográfico del almacén que administraba su papá. En las tardes, de La Luciérnaga, presenta sabrosos entremeses con boleros cargados de historia, siempre con la complicidad del director Hernán Peláez, y en la madrugada del lunes sostiene Así canta Colombia, programa que cumple 59 años bajo su dirección.