Por William Calderón
Los 80 años de Marín
Nos congregamos el 28 de diciembre, en “El Pórtico" –restaurante del norte bogotano-- los más cercanos amigos de Rodrigo Marín Bernal para homenajearlo en la celebración de sus primeros 80 años. Su arribo al octavo piso estuvo precedido de acontecimientos que lo acompañaron de manera especial. En los años cincuenta, en sus mocedades, se convirtió en el motor de la juventud laureanista que se rebeló contra el régimen dictatorial del general Gustavo Rojas Pinilla, quien se dedicó a perseguir a quienes se oponían a su dictadura.
“Afirmación”
Así se llamó el periódico anti-rojista que se imprimía inicialmente en la "Editorial Zapata" (diagonal a la catedral de Manizales) y cuando estaban a punto de ser descubiertos por la “gestapo” criolla, se trastearon (mimeógrafo en mano) a unos viejos caserones desocupados de la ciudad. Los panfletos atacaban las felonías del excluyente gobierno del departamento de Caldas encabezado por el general Sierra Ochoa y el coronel Cuervo Araoz, siguiendo órdenes de Palacio.
Los conspiradores
El brioso Marín denunciaba con su punzante pluma la existencia del llamado "Melgarcito regional” (una finca de recreo que los tiranos de la comarca tenían en la vereda manizaleña El Rosario). En su accionar conspirador contra charreteras y botas, el futuro líder conservador compartía escondites con Mario Calderón Rivera, Emilio Echeverri Mejía, Hernando Yepes Arcila, Guillermo Escobar Alzate, Roberto Rivas Salazar y Héctor Jaramillo Gutiérrez, quienes le hacían eco a las proclamas del famoso “Escuadrón suicida” que desde Bogotá dirigían Belisario Betancur y Alfredo Araujo.
El destierro
Cuando los áulicos del gobierno golpista delataron a Marín Bernal por ser el inspirador de las denuncias contra los excesos de la camarilla local, le fue negado su acceso a la Universidad de Caldas y después de un carcelazo infame, escapó a Bogotá oculto en un camión carga. Encontró su primer refugio en las instalaciones del diario EL SIGLO cuando estaban en el entorno del templo de La Capuchina, donde trabajó como redactor. Cincuenta años después se convirtió en su director. Luego, buscó el apoyo de Rodrigo Ramírez Cardona, tocando las puertas de la Universidad Javeriana, en la que tampoco fue recibido. Finalmente, obtuvo su ingreso a la Universidad Nacional de Colombia, en la que coronó su carrera de abogado.
El regreso
Después del hundimiento de la dictadura, Marín regresó a Caldas para impulsar el naciente Frente Nacional inspirado por Laureano Gómez y Alberto Lleras, enfrentando al MRL, disidencia Liberal lopista que comandaron Jaime Lopera Gutiérrez y Víctor Renán Barco. Recorrió el Viejo Caldas acompañando a Fernando Lodoño, Otto Morales, Hernán Jaramillo, Jorge Mario Eatsman, Ancízar López, Rodrigo Gómez, Luis Granada, Camilo Mejía, Guillermo Isaza, Arturo Montoya, Marino Jaramillo, Alberto Mendoza, Ramón Marín, Gilberto Arango, Julio César Uribe y José Restrepo. Ellos sentaron las bases de una convivencia pacífica que después llevó al hijo de don Jesús Antonio y doña Pastorcita a los altos destinos de la Nación. Marín fue Contralor de Bogotá, cuatro veces ministro, senador y embajador y está felizmente casado con doña Ana Cecilia Quiroz.