En solo pocos meses revivió el partido conservador, lo rebautizó, le cambió el color que lo identificaba y lo llevó a imponerse en las legislativas. Encarna la renovación de la política y se convertirá en el dirigente más joven de Europa.
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Tiene tan solo 31 años pero ya un largo recorrido político. Ha impuesto record en todo lo que se propone. Desde lograr el cierre de la ruta de los Balcanes para controlar la inmigración ilegal hasta revivir en pocos meses y retornar al poder al conservatismo austriaco.
Ese es Sebastian Kurz, el símbolo de la renovación política en este país europeo y quien hace una década trazó su hoja de ruta para llegar a la cúspide del poder porque considera que esta próspera nación necesita un cambio radical para tener un gobierno serio, comprometido con los ciudadanos y con mayor peso en la escena internacional.
Hace siete años se convirtió en el ministro de Relaciones Exteriores más joven de Europa y ahora, tras la victoria de su ya no partido sino “movimiento” como él lo rebautizó, será el dirigente europeo más joven, desbancando al francés Emmanuel Macron, nueve años mayor que él.
También decidió cambiar el color de la colectividad, que del tradicional negro con que se identificaba a los conservadores, pasó a un turquesa pálido.
Llamado “el niño prodigio” de la política, a Kurz le bastaron solo unos días para tomar el control de la derecha austriaca y provocar la anticipación de las elecciones legislativas, las que se verificaron el pasado domingo, donde se impuso con el 31,7% de los votos, por delante del SPÖ de Kern (26,9%) y de la extrema derecha Partido de la Libertad de Austria (FPÖ, 26%),
Con estos resultados, Kurz deberá hacer coalición para gobernar, y aunque no ha descartado ninguna posibilidad, la alternativa más viable es hacerla con el FPO.
Desde que en mayo se puso a la cabeza del alicaído partido conservador (ÖVP) y acabó con diez años de gran coalición con la izquierda, Kurz invadió de optimismo y credibilidad a los electores. Le bastó con presentar su candidatura para que la intención de voto al ÖVP se disparara y, desde hace más de un mes liderara todas las encuestas sobre intención de voto, lo que se confirmó en las urnas.
Gran conocedor de la política, también diseñó una comunicación perfectamente planificada. Así multiplicó sus apariciones en televisión, plantándole cara sin nunca perder la sangre fría a sus principales rivales, el líder de la ultraderecha Heinz-Christian Strache (FPÖ) y el canciller socialdemócrata Christian Kern, 17 y 20 años mayores que él respectivamente.
Alto y con el cabello rubio peinado siempre hacia atrás, este antiguo líder de las juventudes del partido supo reanimar a los conservadores combinando una imagen de modernidad y un discurso de firmeza respecto a la inmigración.
Sus rivales envidiaron el fervor que este joven suscitó en toda la campaña en la que nunca levantó la voz. Esa es otra de sus características.
"Ya es hora de que esto cambie" (el eslogan de su campaña) y "esta es nuestra oportunidad” había dicho insistentemente en sus mitines políticos, en los que con la calma que lo caracteriza también fue enfático en señalar que “quiero hacer una política seria, no prometer un país de jauja".
Color turquesa
En ese país próspero pero sumido en una crisis migratoria, este novel ministro de Relaciones Exteriores fue uno de los principales defensores del cierre de la ruta de los Balcanes al comienzo de 2016.
"Estábamos en lo cierto en cerrar la ruta de los Balcanes y lucharé para que también se cierre el eje mediterráneo", fue una de sus promesas de campaña.
A diferencia de Emmanuel Macron, quien llegó a la presidencia gracias a un movimiento creado desde cero, Sebastian Kurz se puso al frente de un partido existente que remodeló a su gusto.
Sustituyó el color negro, símbolo de la formación, por un turquesa claro. También desapareció la mención ÖVP, remplazada por "Lista Kurz". Y ya no se llama partido, sino "movimiento". Todo ello con la bendición de los caciques.
Línea dura con Turquía
Nacido el 2 de agosto de 1986 en Viena, Kurz tiene ya un largo recorrido político.
Nombrado secretario de Estado a los 24 años, incluso antes de terminar la carrera de Derecho, es desde 2013 el ministro de Relaciones Exteriores más joven de Europa.
Fue en 2015 uno de los primeros tenores europeos que criticaron la política de acogida de refugiados de la canciller alemana Angela Merkel, abogando y obteniendo el cierre de la ruta de los Balcanes.
Kurz adoptó por otra parte una línea dura con el presidente turco Recep Tayip Erdogan, convirtiendo a Austria en el único país de la UE que exige el fin de las negociaciones de adhesión con Turquía.
El precedente Haider
El auge de este joven político recuerda el de Jörg Haider, líder de la ultraderecha austriaca muerto en accidente de tráfico en 2008, pero que antes de ello y al igual que Kurz, tomó al moribundo FPO, lo posicionó y lo llevó a ser coalición con los conservadores en el 2000.
Pero, a diferencia de ese desaparecido dirigente, Kurz es un firme defensor del mantenimiento de Austria en la Unión Europea y además nunca se ha visto implicado en actitudes racistas.
Las perspectivas de una coalición conservadora con la extrema derecha fue incluso contemplada, días atrás por el propio presidente Alexander Van der Bellen, elegido en diciembre frente a un candidado de FPÖ, Los "principales problemas" deben resolverse "a nivel europeo", manifestó.
De darse, sin embargo, no se prevé un revuelo como el de hace 17 años con la entrada del FPÖ en el gobierno porque con el tiempo los partidos de extrema derecha se han ido labrando un camino en Europa.
Así las cosas, el joven líder conservador Sebastian Kurz inicia esta semana las negociaciones para la formación de su gobierno y llegando a la cima de su meteórica carrera política cuando sea “unguido” como el nuevo Canciller. Sin duda, todo un fenómeno político.
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