A dos meses de la campaña presidencial Keiko Fujimori, contra viento y marea, y pese a la complicada herencia política que simboliza su padre, el condenado y encarcelado  expresidente Alberto Fujimori, continúa liderando las encuestas presidenciales en Perú.

La candidata, que ha tratado de distanciarse del legado de su padre e incluso ha sido investigada por el origen de los fondos para el pago de sus estudios en el extranjero, lidera los sondeos con porcentajes superiores al 30 por ciento, mientras que sus más inmediatos perseguidores, como el  tecnócrata Julio Guzmán, no llegan al 20 por ciento.

De 40 años, casada y con dos hijas, Keiko es graduada en administración por la Universidad de Boston, fue congresista y centró a los 19 años los focos al reemplazar a su madre Susana Higuchi, como primera dama, luego del violento divorcio de sus padres.

Aunque sus contradictores insisten en que si ella sube al poder, lo primero que hará es indultar a su padre o excarcelarlo alegando razones médicas y humanitarias, la candidata sostiene que ese tema lo resolverá única y exclusivamente la justicia. Ya en 2011, ponerse en la orilla contraria, fue determinante para que perdiera las elecciones presidenciales frente al hoy saliente mandatario Ollanta Humala.

El panorama político es muy móvil y la recta final de la campaña será determinante para definir a la nueva o nuevo jefe de Estado inca.