Un tribunal del Vaticano abrió el primer juicio de la 'era Francisco' por presunta corrupción contra dos exdirigentes del hospital infantil de la Santa Sede en Roma, Bambino Gesu, por desviar fondos para la renovación del lujoso apartamento del cardenal Tarcisio Bertone, entonces secretario de Estado.
La primera audiencia preliminar se llevó a cabo dentro de la sala judicial del Vaticano en presencia de ocho periodistas acreditados ante la Santa Sede.
El expresidente del hospital, Giuseppe Profiti, y el extesorero, Massimo Spina, comparecieron ante el tribunal acompañados por sus abogados y deberán responder por malversación de fondos del hospital pediátrico utilizados para renovar la residencia privada del poderoso purpurado italiano.
El juicio se abrió sin la presencia del beneficiario de la corrupción, número dos del Vaticano bajo el pontificado de Benedicto XVI (2005-2013), y responsable del nombramiento de Profiti como presidente del hospital en el 2008.
No se excluye que Bertone sea convocado como testigo, según aseguraron los abogados de la defensa al margen de la audiencia, comentaron los periodistas presentes.
Los dos altos funcionarios de la entidad son juzgados por haber utilizado 422.000 euros de los fondos de la Fundación Niño Jesús, la organización católica que recibe aportes para el mayor hospital romano especializado en medicina infantil.
- Delito cometido en la Ciudad del Vaticano -
El dinero terminó en manos de la empresa de Gianantonio Bandera, con sede legal en Inglaterra, aunque el "delito fue cometido en la Ciudad del Vaticano, a partir de noviembre de 2013 hasta el 28 de mayo de 2014", según precisó la Santa Sede en un comunicado divulgado el 13 de julio, lo que fue reiterado durante la audiencia.
Con la apertura de este juicio, el papa Francisco desea demostrar la voluntad de transparencia dentro de la gestión de las finanzas del Vaticano y también romper con la cadena de intrigas, favores, despilfarros y mala gestión durante décadas que el pontífice ha criticado en numerosas ocasiones.
"No se puede hablar de pobreza y llevar una vida de faraón", comentó al inicio del pontificado Francisco.
Se trata del tercer juicio público reciente después del celebrado en 2012 contra el asistente del papa Benedicto XVI, Paolo Gabriele, por filtrar a la prensa documentos privados del pontífice, y por el escándalo de Vatileaks contra el español Lucio Ángel Vallejo Balda y la italiana Francesca Chaouqui, condenados en 2016 por filtración también de documentos sobre la organización económica interna.
En este nuevo juicio, la justicia civil vaticana quiere establecer si los dos funcionarios cometieron peculado con dinero público, su grado de responsabilidad y probablemente pedirán estudios sobre las obras de remodelación del apartamento de Bertone.
El mismo se encuentra no muy lejos de la residencia Santa Marta, donde reside modestamente Francisco.
Este escándalo estalló tras la publicación del libro del periodista Emiliano Fittipaldi, quien acusó a Bertone de utilizar dinero de la beneficencia para la renovación de su lujoso apartamento personal.
El influyente exsecretario de Estado, cargo que equivale al de primer ministro del Vaticano, en varias ocasiones ha asegurado que él mismo había pagado unos 300.000 euros de su propio bolsillo para la renovación, e inclusive donó en 2015 unos 150.000 euros a la fundación católica que supuestamente había pagado las obras.
Según los exdirigentes, la remodelación servía para contar con una residencia adecuada para la recaudación de fondos. El juicio se reanudará el 7 de septiembre.