Juicio político contra Rousseff, en vilo | El Nuevo Siglo
Martes, 10 de Mayo de 2016
El inesperado e insólito “oxígeno” que le llegó ayer a la mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, le duró muy poco. La decisión del presidente interino de la Cámara de Diputados de anular la votación que se había realizado sobre el impeachment contra la Jefa de Estado, unas pocas horas después fue ignorada por el presidente del Senado, Renan Calheiros, quien ordenó la continuación del proceso.
 
La sorpresa fue total por la decisión del jefe de los diputados, Waldir Maranhao, quien reemplazó al hoy suspendido Eduardo Cunha (determinación de la Corte Suprema porque intentó  obstruir las investigaciones en el escándalo de corrupción de Petrobras, en el que estaría involucrado) considerado el “cerebro” del proceso de impechment contra Rousseff, quien consideró que sus compañeros “prejuzgaron”, ya que hicieron pública su posición (a favor o en contra) en el mencionado proceso antes de que verificara la respectiva votación.
 
Y amén de lo sorpresivo fue la fecha que lo anunció, ya que lo hizo en la antesala de que la plenaria del Senado realizara la votación sobre la apertura de un juicio político contra Rousseff, una vez surtido todo el itinerario constitucional establecido para ello. Así, el proceso inició con el informe y aprobación en una comisión de la Cámara baja, que luego pasó al plenario de ésta y siguió su trámite hacia el Senado, donde ya tuvo una aplastante aprobación de la comisión de impeachment. 
 
Maranhao anunció su decisión 48 horas antes del inicio de la votación en el pleno del Senado para decidir sobre la apertura del juicio político contra la mandataria, acusada de “crimen de responsabilidad” por ocultar déficits presupuestarios con préstamos de bancos estatales.
 
Horas después, el presidente del Senado brasileño, Renan Calheiros, ordenó la continuación del proceso de impeachment contra la presidenta Rousseff e ignoró la decisión de anular el proceso.
 
Calheiros dijo que la anulación de la votación que aprobó el impeachment en abril en la Cámara baja, adoptada ayer más temprano por el jefe interino de Diputados Waldir Maranhao, es “una broma sobre la democracia” y aceptarla atrasaría el proceso.
 
Todo indica que el pleno de 81 senadores votará mañana iniciar un juicio político a Rousseff y apartarla del poder por hasta 180 días, mientras se tramita el proceso y se llega a una sentencia definitiva.
 
Si es suspendida, como anticipan sondeos y expertos, el vicepresidente Michel Temer, exaliado del gobierno y hoy su mayor enemigo, asumiría el poder de forma interina. Y si Rousseff es finalmente destituida por dos tercios del Senado, gobernaría hasta el fin de su mandato en 2018.
 
Con los jefes de Diputados y del Senado enfrentados, analistas señalan que una vez más la Corte Suprema tendrá que intervenir en esta nueva trama de la novela política que sacude a Brasil.
 
¿Puede el Senado desconocer la anulación de la votación decretada por el jefe de Diputados? Un recurso sobre su nulidad ya fue rechazado el viernes por un magistrado de la máxima corte.
 
El abogado general del Estado, José Eduardo Cardozo, insistió ayer en que “el Senado no puede procesar y juzgar sin autorización de la Cámara” de Diputados.
 
“Si el acto es nulo y se proclamó su nulidad, no hay como dar seguimiento al proceso. La decisión ahora cabe a la Corte Suprema”, explicó el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Católica de Sao Paulo, Luiz Tarcísio Teixeira Ferreira.
 
El presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Ricardo Lewandowski, dijo que la máxima corte “dará prioridad a los recursos judiciales relacionados al impeachment en una reunión con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, a quien garantizó que el proceso respetará la ley.
 
“Cautela”
 
Estas parecen ser las horas finales del mandato de la primera presidenta de Brasil, una exguerrillera de 68 años reelegida hasta 2018 que denuncia un “golpe parlamentario” en su contra.
 
“Precisamos defender la democracia, luchar contra el golpe, luchar contra todo ese proceso extremadamente irregular”, insistió Rousseff poco después de conocer la decisión de Maranhao.
 
“Tengan cautela, vivimos una coyuntura de mañas y artimañas”, afirmó.
El mercado reaccionó sin drama ante la medida del jefe interino de los Diputados: el real retrocedió 0,54% y la bolsa 1,41%.
 
Manifestaciones a favor y contra del impeachment se convocaron en el centro financiero de Sao Paulo.
 
“Ni la Cámara de Diputados ni el Senado tienen condiciones de juzgar a Dilma”, dijo Salvia Correia, una profesora de 60 años que tiene aún esperanzas de que la justicia “detenga” el proceso. “No hay otro camino que la salida de Rousseff del poder”, lanzó por su lado Victor Pereira, de 39 años.
 
Maranhao -que votó contra el impeachment de Rousseff en abril- asumió interinamente la jefatura de la cámara baja la semana pasada, cuando reemplazó a Eduardo Cunha, enemigo político de la mandataria y cerebro detrás del juicio político de la presidenta. 
 
En una medida inusitada, Cunha fue suspendido de su mandato por la Corte Suprema por intentar obstruir las investigaciones en el escándalo de corrupción de Petrobras, en el que está involucrado.
 
Al asumir el cargo, Maranhao acogió un pedido del abogado general del Estado y aseguró que en la sesión de la Cámara de Diputados que aprobó el impeachment con arrolladora mayoría se prejuzgó a Rousseff al anticipar votos, restando a la mandataria el derecho a una legítima defensa.
 
Pero Calheiros consideró que “ninguna decisión unipersonal puede sobreponerse a la decisión colegiada”.
Los senadores oficialistas protestaron con efusión el anuncio de Calheiros de que proseguirá con el impeachment, lo cual llevó al presidente a suspender temporalmente la sesión para que “pudieran gritar en paz”.
 
A menos de tres meses de los Juegos Olímpicos que comienzan el 5 de agosto en Rio de Janeiro, Brasil es sacudido por la batalla por el impeachment, una recesión económica que se anticipa como la peor en un siglo y una enorme investigación por corrupción en la estatal Petrobras que tiene a decenas de políticos y grandes empresarios en la mira.
 
Rousseff no es blanco de ninguna investigación o acusación por corrupción. Pero tanto sus mayores aliados como sus más acérrimos enemigos son investigados o acusados en el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil, que defraudó a la estatal Petrobras en más de 2.000 millones de dólares y engrosó bolsillos de políticos del gobernante PT y aliados, así como las arcas de sus partidos.
 
A la par con ello se desarrolla la gigantesca ofensiva judicial contra la élite política, que tiene hoy bajo investigación por la corrupción en Petrobras a su mentor político, el expresidente Luis Inácio Lula da Silva (aún impedido de posesionarse como superministro), varios miembros del gabinete y al menos 27 reconocidos dirigentes.
 
Por ahora no se sabe si se mantendrá o no para mañana la votación del plenario del Senado y así las cosas se prolonga la “agonía política” de Rousseff, la primera mujer presidenta de Brasil.
 
Derecho de defensa 
 
Por su parte el líder del gobierno en esa Cámara baja, José Guimaraes manifestó que “en cualquier proceso el derecho de defensa es un elemento fundacional del debido proceso legal. Por lo tanto la defensa de la presidenta tenía el derecho de presentar sus argumentos en la sesión final de la cámara, lo cual no sucedió”.
 
Humberto Costa, líder del PT en el Senado, se mostró confiado en que la Cámara de Diputados deberá realizar una nueva votación sobre el impeachment. “Ahí estaríamos en condiciones de revertir el resultado y también puede haber un entendimiento de que podamos recurrir a la corte suprema para analizar el mérito y quién sabe hasta la suspensión definitiva” de todo el proceso, sostuvo esperanzado.
 
¿Y ahora qué?
 
Nadie como el gigante sudamericano conoce el camino a seguir. Mientras los opositores al gobierno anuncian que apelarán la decisión que revirtió el aval de la Cámara al impeachment, miembros de su gabinete y partidarios señalan que es un frenazo definitivo a lo que han calificado como intento de “golpe”.
 
Rousseff hizo un llamado a la calma y a mantener la cautela. “Precisamos defender la democracia, luchar contra el golpe, luchar contra todo ese proceso extremadamente irregular”, insistió ayer en un acto público.
 
Entre tanto, diputados opositores informaron que apelarán la anulación de la votación en la Cámara de Diputados ante la Corte suprema, mientras el jefe del opositor PSDB, Aecio Neves, precisó que corresponde al presidente del Senado, Renán Calheiros decidir si la votación procede en la Cámara alta mañana, tal y como estaba previsto.
 
Temer y Calheiros optaron ayer por guardar “prudente silencio”. Ambos pertenecen al mismo partido, el PMDB (centro derecha), pero tienen fuertes desavenencias: Calheiros ha apoyado a Rousseff mientras el vicepresidente busca derribarla.
 
Pauderney Avelino, líder del opositor partido DEM (derecha), catalogó la decisión de “insólita”, dijo que Maranhao actuó de forma “temeraria”. También anunció que la apelará ante la Corte Suprema.
 
Por el momento nadie ha señalado el camino constitucional que se surtirá. Si bien se surten las apelaciones por la decisión que afecta a la Cámara de Diputados, deberá esperarse el respectivo pronunciamiento de la Corte Suprema y se desconoce si ello impedirá, por algún contravenir la hoja de ruta delimitada en la Constitución,  que continúe el proceso en la plenaria del  Senado, última instancia que se debía cumplir para determinar la apertura o archivo de un juicio político.
 
Por lo pronto, Brasil completa dos meses de convulsión política y judicial. Continúa como un barco a la deriva navegando entre una recesión económica que se anticipa como la peor del siglo, una gigantesca investigación por corrupción en la estatal Petrobras que tiene a decenas de políticos y grandes empresarios bajo la lupa de la justicia y una batalla política por el impeachment a Rousseff, con marcadas “mañas y artimañas” de los bandos. Todo ello tiene en vilo no sólo el futuro de la mandataria, sino del otrora gigante emergente./ENS-AFP