Tras un comienzo lleno de dudas, incertidumbre y escepticismo entre propios y extraños, el entrenador español Juan Manuel Lillo le ha demostrado tanto a hinchas como no hinchas de Millonarios que sus métodos y sus teorías son efectivos y sus dirigidos los han sabido asimilar. El español es de verso fluido, palabra que a menudo tiene una connotación negativa, como de charlatanería y pocos resultados en el mundo del fútbol, pero en el caso del ibérico, lo que está quedando claro es que hay gran cantidad de sustancia detrás.
Previo al último encuentro de Millonarios ante Itagüí, Lillo fue interrogado sobre este rival e hizo una exposición tan detallada sobre cómo se comportaba el equipo de Alberto Gamero y qué rol tenía cada uno de los once jugadores, que después, cuando efectivamente los azules controlaron a su rival en todos los sectores de la cancha, quedó demostrado que Lillo es un estudioso y un trabajador incansable y meticuloso del balompié.
También queda probado que personas con ideas diferentes como Lillo, el múltiple ganador con Atlético Nacional, Juan Carlos Osorio y el seleccionador nacional, José Pekerman, son lo que necesitaba nuestro fútbol para pensar en trascender internacionalmente.