Sábado, 12 de Noviembre de 2011
Atribuir hechos anti-éticos al senador Juan Lozano significa una demasía aunque fuese cometida en el más horroroso de los enfrentamientos políticos o personales. La ha ejecutado Armando Benedetti, compañero de Lozano en el partido de la Unidad Nacional. El agraviado jamás ha dejado de transitar por las líneas de honestidad patentes en la tradición familiar. Su abuelo, el poeta, escritor y periodista Juan Lozano y Lozano, fue un dirigente liberal modélico. Todas sus virtudes las heredó Juan Lozano, padre del joven político agraviado. Quien, como Benedetti, le enrostra comportamientos inaceptables perpetra inaceptable osadía y se autoproclama ignorante de la historia política y literaria del país.
“Café Stéreo” y Córdoba
“Café Stéreo”, órgano informativo de las Farc en los países nórdicos, ha publicado sentidos comentarios de duelo por el fallecimiento de ‘Alfonso Cano’. Desde luego, cada nota exalta su aporte a la “revolución en Colombia” y le presenta como ejemplo de “luchador revolucionario”. Las publicaciones divulgadas hasta ayer sostienen que Cano fue “víctima de un crimen de Estado”. Anómalo sería que “Café Stéreo” no lo hiciese. Lenguaje similar ha tenido la ex senadora Piedad Córdoba. Su actitud es absolutamente impropia de quien, como ella, ha tenido posiciones de influencia nacional que exigen respeto a la verdad.
Debilidad penosa
Universitarios y sindicalistas del área agroindustrial le valoraron esta semana el aceite al Gobierno. Para intranquilidad de todos los colombianos, les mostró cierta tendencia a la debilidad. Nada hizo durante los 57 días cuando los sindicatos de empresas productoras de aceite de palma se declararon en ocio originándole a la economía nacional pérdidas del orden de $ 10.500 millones por fecha. Y frente a los alumnos de las universidades oficiales ejecutó lo que ellos querían a sabiendas de que no tenían mínima razón.