Su misión es una sola: arreciar la guerra contra la guerrilla en Colombia mientras en Cuba se negocia la paz. Una tarea que cumple al pie de la letra el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, cuyas posiciones férreas e indeclinables contra el terrorismo y la barbarie subversivas lo han puesto en más de una ocasión en la mira no sólo de las Farc sino de otros sectores nacionales que consideran que sus duros pronunciamientos atentan contra la posibilidad de una salida negociada al conflicto. Sin embargo siempre ha sido respaldado por el presidente Santos, al punto que fue uno de los primeros ministros ratificados en el arranque del segundo mandato. Esa confianza presidencial quedó ratificada esta semana cuando Pinzón reveló que el jefe de las Farc, alias Timochenko, estuvo en Cuba. Le llovieron, de nuevo, rayos y centellas. Sin embargo, el Gobierno lo respaldó y hasta el propio Jefe de Estado anunció públicamente que había autorizado ese desplazamiento del cabecilla a La Habana.
Pinzón, a quien ya algunos sectores políticos y mediáticos lo meten en el sonajero presidencial, continúa así como uno de los hombres fuertes del Ejecutivo, cumpliendo la misión que le encomendaron: no bajar la guardia militar.