La gestión cumplida por el general José Roberto León Riaño al frente de la Policía Nacional se defiende por sí sola. La captura de varios peligrosos criminales y el desmantelamiento de organizaciones mafiosas; la solución en tiempo récord de casos delictivos de alto impacto público; la profundización del Plan Cuadrantes en todo el país así como los operativos puntuales contra las llamadas “ollas de microtráfico”… Estas son apenas algunas de las acciones que la Policía ha llevado a cabo con éxito en los últimos meses.

Por lo mismo, la polémica que se formó días atrás en torno de unas declaraciones del alto oficial en el marco de un análisis con los comandantes de las seccionales en todo el país, no sólo es injusta sino que pareciera dirigida, por demás de forma malévola y gratuita, a imbuir a la institución policial en las coyunturas políticas, ajenas a cual más a su deber misional y funcional.

La Policía hace parte de la Fuerza Pública y su tradición de respeto por el orden institucional y el principio de no beligerancia en materia política son históricos y en modo alguno pueden ser puestos en duda por terceros.