Los críticos por su afán de informar y el público porque quiere que se ganen todos los partidos, entramos en una línea de ‘presión’ hacia los técnicos, la mayoría de las veces hasta fastidiosa.
El periodista quiere que el entrenador le cuente a diario como planifica los encuentros, y en el fútbol existen secretos que no se pueden revelar, de lo contrario, el factor sorpresa se devalúa, y el rival le da el mazazo.
Al argentino José Néstor Pekerman no se le tenía la confianza suficiente como para decir en voz alta que llevaría la Selección Colombia a la Copa Mundo Brasil 2014. Había cierta resistencia, pero más por su estilo de trabajo, que se basa en el silencio, y por no dar detalles sobre su táctica, que es parte de su estrategia para ‘confundir’ al adversario. Pekerman, con tres títulos mundiales juveniles con los argentinos, hoy tiene gozando a los incrédulos… Colombia ha encontrado una línea de juego que no es traída del más allá, sino producto de la experiencia para hacer buen uso de los jugadores, quienes están dando respuestas inmediatas por la facilidad como José Néstor les hace entender lo que desea en cada 90 minutos de su proceso premundialista.
El mantener a metros a los comunicadores ha sido un ‘pecado’ para Pekerman. Sin embargo, hay que entenderlo y respetar su forma de laborar, que es diferente a la de Francisco Maturana, Hernán Darío Gómez, Luis Augusto García, Reinaldo Rueda y Leonel Álvarez, quienes, por tener un ambiente conciliador con los seguidores de la Selección, accedían a entrevistas a todo instante, no había límites para dialogar con ellos. Era parte de su libreto. Consideraban como esencial que los jugadores dieran declaraciones, que eso les ayudaba a engrandecer su estado de ánimo, que era parte de su idiosincrasia, que mantenerlos alejados de la gente les ‘quitaba’ potencial.
Tuvieron que transcurrir 22 años para que esa ‘teoría’ quedara sin piso. Pekerman la está borrando aplicando algo que es vital en cualquier profesión: primero los resultados y después lo demás… el folclor. Luego de las ganancias, los jugadores tienen libertad de atender a la prensa, sin excepción, en una muestra de la disciplina que se maneja en el interior de este combinado tricolor, que tiene una ventaja con relación a las épocas de Maturana, Gómez, García, Rueda y Álvarez: 85 por ciento de los futbolistas juegan en clubes internacionales, en los que manejan unos códigos disciplinarios ‘irreversibles’.
José Néstor Pekerman, quien no se despeina, ni gesticula cuando los jugadores no hacen la tarea como él ha ordenado, no está descubriendo el agua tibia con la Selección Colombia. Está aprovechando una generación de jugadores ávidos de gloria, que sienten que ha llegado el momento de clasificar a un Mundial tras 12 años de ausencia.
“Nuestro desafío es trabajar para mejorar permanentemente y el grupo de jugadores así lo entiende, tuvo sus dificultades porque no es fácil cambiar a medio camino. Pero hoy estamos en un buen momento. Habrán partidos muy difíciles, pero indudablemente ganar da confianza y estos triunfos han sido muy importantes”, se le escuchó al estratega cuando se refería al 1-0 a Perú, 4-0 a Uruguay y 3-1 a Chile, que tienen a los colombianos bailando cumbia, porque Brasil 2014 está cada vez más cerca.
El proceso Pekerman es el del técnico de las 4 G, porque se enfoca en ganar, gustar, golear y garra.
A José Néstor, quien está acallando a sus detractores con resultados, se le debe aplaudir. El hecho es que está aprovechando al máximo las cualidades del volante James Rodríguez, un líder joven que además tiene gol; la efectividad del maravilloso Falcao García y la irreverencia del polémico Teófilo Gutiérrez, quien hace olvidar con sus anotaciones los tropezones que da fuera de la cancha.
En el siguiente capítulo de la eliminatoria Colombia recibirá en el estadio Metropolitano-Roberto Meléndez de Barranquilla al desvalorizado Paraguay que, pese a tener 4 unidades, es peligroso, al cual habrá que vencer para terminar el año con 16 puntos… la meta es llegar directamente a Brasil 2014, sin necesidad de la famosa repesca, que sería la última posibilidad.