El primer ministro japonés, Shinzo Abe, dijo a la AFP que las políticas económicas que impulsa "son la única solución" para relanzar la economía japonesa, a la que ve como el "motor" de la actividad mundial.
Interrogado sobre un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre su país en el que alerta de "riesgos considerables", Abe estima que la política que impulsa desde hace seis meses es la "única posible" y que la economía "se recupera lentamente".
Ello suscita la envidia de muchos países hundidos en la recesión, en particular Francia, cuyo presidente llegó a Tokio para una visita de Estado de tres días a Japón.
La tercera economía mundial salió en el último trimestre de 2012 de seis meses de recesión en un contexto mundial en crisis.
Desde entonces, el crecimiento se ha acelerado y varios indicadores están en verde, pese a que la inversión privada (sin contar el sector inmobiliario) ha seguido cayendo en el primer trimestre, una señal de que las empresas se mantienen prudentes ante la denominada "Abenomics", el programa de reactivación económica que ha puesto en marcha el primer ministro.
Aupado por esta mejora, que no necesariamente se debe a su política, ya que es demasiado pronto para evaluar los efectos, según algunos economistas, Shinzo Abe defendió sus medidas, pues "la recuperación económica (de Japón) va sin ninguna duda y de forma significativa a contribuir al crecimiento de la economía mundial, incluidos los países en desarrollo".
La víspera, llegó incluso a afirmar que "es hora de que Japón se convierta en el motor de la recuperación internacional".
Abe aprovechó para negar ante la AFP que Japón haya provocado la devaluación artificial del yen con respecto al dólar y el euro (cerca de un 20%) para incentivar las exportaciones. "Esto es falso", aseguró, mientras tanto en Japón como en el exterior, su política está siendo escrutada con lupa.
La semana pasada, el FMI saludó la política económica pero le instó a adoptar reformas estructurales so pena de que la economía nipona incurra en "riesgos considerables".
"Japón tiene un problema de deuda acumulada. Si no logramos vencer la deflación, no se resolverá este problema", agregó Abe. La deuda del país alcanzó la cifra récord de 245% del PIB en 2013, según el FMI.
Para acabar con la deflación que lastra el crecimiento del país del sol naciente desde hace unos 15 años -un efecto pernicioso que desincentiva a las empresas a invertir e incita a los consumidores a aplazar sus compras- Shinzo Abe ha pergeñado un cóctel de flexibilidad presupuestaria y monetaria con un banco central que le da a la máquina del dinero y "estrategias de crecimiento" que todavía deben ser definidas.
El miércoles, ante un grupo de grandes empresarios, Abe recordó que la llave del éxito está en manos del sector privado, por lo que el Estado debe facilitar la labor reformando y desregulando.
Interrogado sobre la necesidad de aumentar los salarios en el sector privado para fomentar el consumo, se mostró prudente: "Espero que eso ocurra lo antes posible".
Sin duda, Abe hablará de todo esto con el presidente francés en Tokio, con el que, asegura, quiere "construir una relación de confianza".
Al tiempo que dijo que "aprecia" el apoyo de París para que Japón ocupe un sillón de miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU en caso de reforma, Shinzo Abe recordó la dimensión de "gran potencia marítima" de Francia. /AFP