Lo que hace un año era expectativa, acrecentada por lo hecho durante el Mundial de Brasil, hoy es una feliz realidad. Con cada una de sus actuaciones, James Rodríguez se confirmó como el 10, nada menos que del Real Madrid, uno de los clubes más importantes del mundo y en el que brillar no es fácil porque allá hay una verdadera constelación de estrellas.
A sus 24 años, con un talento y una precisión envidiables, el volante colombiano, en estos doce meses demostró, además, un despliegue físico poco común en los jugadores de sus características y un don de sacrificio que le permitieron cumplir a cabalidad con las exigencias del técnico Carlo Ancelotti y de los aficionados, quienes lo aclamaron y lo pusieron en el primer lugar entre los que debían continuar para la temporada 2015-2016.
James cumplió, llenó las expectativas y más, pues salió figura en muchos partidos, fue titular habitual, marcó más goles que cualquier debutante en la Liga Española, pero le quedaron algunos pendientes por cuanto los merengues no ganaron ninguno de los títulos en disputa: la Copa del Rey, la BBVA o la Champions League, pero lo que reconforta es que asumió el reto y lo hizo con jerarquía.
La temporada que está por iniciarse no se vislumbra fácil. Los aficionados y el club esperan más de él. Sin embargo, la presencia de un técnico como Rafael Benítez en el banco merengue podría restarle protagonismo.