El microfútbol colombiano se ha caracterizado por tener grandes jugadores, directores técnicos y directivos. Hoy, cuando se celebra la conquista del tercer título mundial y con una demostración de calidad, contundencia y efectividad, no se puede olvidar que durante muchos años Jaime Loco Arroyave trabajó de manera quijotesca hasta que logró posicionarlo y hoy se recogen los frutos.
Jaime Cuervo asumió el reto de dirigir a un grupo de jugadores, liderados por John Pinilla, y con su labor silenciosa, abnegada y eficiente, ha sabido mantener al también conocido como fútbol de salón en la cúspide. Bielorrusia fue el último puerto en el que se cosechó el título mundial como ya lo había hecho antes en Colombia.
Cuervo, a sus 54 años, médico veterinario y zootecnista, optó por hacerle una gambeta a su profesión y junto a sus dirigidos bañarse de gloria. Su carrera inició en el año 2000 cuando en Bolivia fue asistente de Manuel Sánchez y se conquistó el primer Mundial.