Israel y la ONU están enzarzados en un cruce de declaraciones cada vez más duro, que refleja la presión de los colonos sobre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y evidencia a la vez que la solución de dos Estados es cada vez más lejana.
La colonización es "una ofensa al pueblo palestino y la comunidad internacional", declaró el martes el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al referirse a varios proyectos de colonización en Cisjordania ocupada.
Los nuevos proyectos de colonización son "iniciativas provocadoras", dijo Ban, que agregó que temía que hicieran "subir la tensión" y afectaran "cualquier perspectiva de solución política".
Cisjordania, Jerusalén e Israel registran desde el 1º de octubre un nuevo ciclo de violencia, que causó la muerte de 159 palestinos, 25 israelíes, un estadounidense y un eritreo.
Este ciclo de violencia hace temer una nueva sublevación palestina, una tercera Intifada.
Esas declaraciones "alientan al terrorismo", replicó en forma tajante el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, molesto porque Ban invoca la "frustración" de los palestinos y "justifica" de esa forma la violencia de los palestinos, imputándole la culpa a Israel.
La mayoría de los palestinos murieron baleados por policías o soldados cuando intentaban atacar con arma blanca a civiles o militares israelíes. Los ataques son casi cotidianos y nada indica que vayan a cesar, estiman los servicios de seguridad israelíes.
Otros palestinos murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad durante manifestaciones.
A pesar de la virulencia, el enfrentamiento diplomático entre Israel y la ONU no es novedoso, estimaron los expertos.
Los israelíes están convencidos de que Naciones Unidas es hostil a Israel y practica un lengüaje agresivo desde hace tiempo y mucho más desde mayo de 2015, cuando se instaló uno de los gobiernos más derechistas en la historia del país.
Antes de atacar a Ban Ki-moon, Netanyahu acusaba a la comunidad internacional de tratar a Israel peor que a Siria, Corea del Norte o Irán.
El 14 de enero pasado equiparó la decisión de la Unión Europea de identificar con etiquetas los productos israelíes provenientes de las colonias con lo que hacían los nazis.
Al mismo tiempo, la ministra sueca de Relaciones Exteriores fue declarada prácticamente persona no grata por haber pedido una investigación sobre los casos de palestinos abatidos por las fuerzas de seguridad.
La ONU, pero también la Unión Europea y Estados Unidos, temen que la continuación de la colonización haga imposible la fundación de un estado palestino, elemento clave de todas las iniciativas de paz para resolver un conflicto de casi 70 años.
Ban evocó en su declaración los proyectos israelíes de colonización más recientes, como la construcción de 153 viviendas o la anexión de tierras agrícolas en el valle del río Jordán.
Pero las demoliciones israelíes, el desplazamiento de beduinos o las restricciones al desarrollo económico también forman parte de la colonización, sostuvo.
Por su parte, Netanyahu reitera que está dispuesto a reiniciar las negociaciones interrumpidas en abril de 2014, pero que no tiene del lado palestinos socios para la paz.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, acaba de decir que estaba dispuesto a negociar si Israel suspende la colonización y liberaba a los presos, como estipulados en acuerdos anteriores.
Hoy por hoy, ninguno de los cinco países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU -EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China- ni la Unión Europea están dispuestos a tomar la iniciativa para reiniciar un proceso de paz.
Los palestinos incluso dicen que están preparando un proyecto de resolución para presentar en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la colonización un estatuto de protección internacional.