La justicia egipcia anuló las penas de muerte de 33 partidarios del expresidente islamista Mohamed Mursi, condenados en un juicio sumario que provocó la indignación de la comunidad internacional, según medios oficiales y sus abogados.
En junio, un tribunal de la provincia de Minya (centro) había pronunciado 183 penas capitales -la inmensa mayoría, en ausencia- y cuatro cadenas perpetuas, por el ataque contra una comisaría y la muerte de dos policías el 14 de agosto de 2013, el mismo día en que las fuerzas de seguridad mataron a más de 700 personas en el Cairo en la dispersión de las concentraciones en favor de Mursi.
Este tipo de proceso judicial fue condenado por la ONU como un hecho "sin precedentes" en la historia reciente y una "violación del derecho internacional y los derechos humanos".
El miércoles, el tribunal de casación anuló las penas de 36 condenados - los que actualmente se encuentran en prisión y que recurrieron la sentencia- indicó un abogado de la defensa, Osama Al Helw, y ordenó un nuevo proceso, según la agencia oficial Mena.
El presidente Abdel Fatah Al Sisi, exjefe del ejército que destituyó a Mursi, está acusado de haber instaurado un régimen más represivo que el de Hosni Mubarak, derrocado por una revuelta popular en 2011. Paradójicamente, una de las principales causas que esgrimían los manifestantes contra Mubarak era la brutalidad policial durante su gobierno.
Al Sisi, que cuenta con un fuerte apoyo de la opinión pública, cansada de cuatro años de inestabilidad política y de crisis económica, somete a una represión implacable a la oposición, tanto islamista como laica.
Pero los partidarios de Mursi siguen siendo su principal objetivo. Desde su llegada al poder, más de 1.400 han muerto y 15.000 se encuentran en prisión/AFP.