Dos ministros japoneses visitaron el controvertido santuario Yasukuni de Tokio, con motivo del 67º aniversario de la capitulación de Japón en la Segunda Guerra Mundial, en un gesto que provocó ásperas reacciones de China y Corea del Sur.
Jin Matsubara, a cargo, entre otros, de la cartera de Seguridad Pública, y Yuichiro Hata, ministro de Transportes, visitaron por la mañana el santuario sintoísta, venerado por los sectores nacionalistas japoneses pero considerado en Asia como el símbolo del pasado militarista nipón.
En el santuario están inscritos los nombres de 14 criminales de guerra japoneses condenados por los Aliados al terminar la Segunda Guerra Mundial y que fueron agregados en secreto en 1978 a la lista de 2,5 millones de soldados nipones caídos por Japón.
Esta es la primera visita de ministros japoneses al santuario desde la llegada al poder, hace tres años, del Partido Demócrata de Japón (PDJ, centroizquierda).
"Pienso en nuestros antepasados que sentaron las bases de la riqueza del Japón actual", explicó Matsubara a la prensa en el santuario, situado no muy lejos del palacio imperial.
Matsubara preside la Comisión Nacional de Seguridad Pública y por lo tanto es jefe de la policía, pero es también el ministro que está a cargo del problema de los japoneses secuestrados por Corea del Norte en los años 1970 y 1980.
El ministro indicó que visitó el santuario "como cualquier japonés" y a "título privado". Cuando el gobierno de Yoshihiko Noda asumió el poder en septiembre su gabinete se comprometió a no visitar Yasukuni "de manera oficial".
En otro memorial en Tokio, el propio Noda dijo que Japón había "causado daños y sufrimientos importantes a numerosos países, especialmente a los pueblos asiáticos". "Lo lamentamos profundamente", añadió.
Instantes después de confirmarse la visita de los ministros japoneses al templo, en Pekín el ministerio chino de Relaciones Exteriores emitió una contundente nota oficial donde exhortó a Japón a "respetar las víctimas" de los países que sufrieron "la agresión imperial" nipona.
"El problema fundamental planteado por ese santuario de guerra es saber si Japón será capaz de enfrentar, como sería necesario, la historia de su agresión imperial y respetar los sentimientos de las víctimas en los países de Asia, entre ellos China", expresa la nota divulgada por la cancillería china.
Pekín añadió que desea que Tokio tome "medidas concretas con el fin de preservar las relaciones sino-japonesas".
En tanto, en Seúl, el presidente surcoreano Lee Myung-bak llamó a Japón a asumir las consecuencias por la prostitución forzada de miles de coreanas por parte de soldados japoneses durante la guerra, "una violación de los derechos de las mujeres en tiempos de guerra así como una violación de derechos humanos universales".
El mandatario surcoreano ya había declarado a principios de la semana que el emperador japonés Akihito no podría visitar Corea del Sur sin un pedido de disculpas por las atrocidades cometidas por Japón.
Para Japón el 15 de agosto recuerda la rendición sin condiciones japonesa que puso fin a la guerra del Pacífico y a la Segunda Guerra Mundial. Pero para los coreanos marca el Día de la Liberación de la península, ocupada por Japón entre 1910 y 1945.
La visita de ministros japoneses al polémico santuario ocurre en un período de creciente tensión entre Japón, Corea del Sur y China a causa de diferendos territoriales.
Este miércoles, la policía japonesa detuvo a 14 militantes chinos en una de las islas Senkaku, bajo soberanía de Tokio pero reclamadas por Pekín y Taiwán, en cuyo lecho marino podría haber hidrocarburos.
Los militantes nacionalistas, que llegaron desde Hong Kong, llegaron a izar la bandera china en una de esas islas, que en Pekín se conocen como las Daoyu, según la agencia nipona de prensa Jiji.
China declaró que demandará a Japón tras la detención de un grupo de militantes pro-chinos que desemebarcó el miércoles en una isla disputada por China a Japón, en el mar de China oriental, según la agencia China nueva.
"El ministerio de Relaciones exteriores chino se comunicará de urgencia con Japón para quejarse en este asunto", informó la agencia china.
Según China nueva, el ministerio chino debería "demandar" a Japón, pero no dio más detalles sobre las acciones que podrían ser emprendidas por China.
Catorce militantes pro-chinos fueron detenidos el miércoles por la policía japonesa luego de que desembarcaron en el disputado archipiélago conocido con el nombre de Diaoyu en China, y Senkaku en Japón.
Estados Unidos pidió "resolver el problema por medios pacíficos", según la portavoz del Departamento de Estado Victoria Nuland.
Por otro lado, el presidente surcoreano Lee visitó la semana pasada un grupo de islas que los coreanos llaman Dokdo pero que Japón considera su territorio y las denomina Takeshima, situadas en el Mar de Japón.
Tokio llamó a su embajador en Seúl, convocó al emisario surcoreano y planea suspender todo encuentro bilateral de alto nivel, en particular al margen de la próxima cumbre de la APEC (Asia-Pacífico) en Vladivostok en septiembre.