Mañana comenzarán las asambleas partidistas republicanas y demócratas para elegir el candidato presidencial de cada partido. Trump y Clinton parten como favoritos, pero Cruz y Sanders están a un solo paso para alcanzarlos. Crucial cita.
Por Pablo Uribe Ruan
Periodista de EL NUEVO SIGLO
A primera vista Iowa suena extraño para alguien alejado de la realidad política de Estados Unidos. Con grandes praderas de maíz y un PIB regional casi del tamaño de Colombia, parece un estado secundario en el devenir político del país.
Su importancia, sin embargo, va más allá de sus extensas plantaciones y la magnitud de su economía. Iowa representa el espíritu de la democracia norteamericana por excelencia, donde se realiza el primer Caucus del país y quizá el más importante. En éllos ciudadanos hablan, discuten y finalmente eligen a su nominado, sin barrera alguna que limite su participación, salvo las particularidades del voto en cada partido.
Según los expertos, cuando el Caucus se toma Iowa, los extremos se ensanchan y le dan paso a las tendencias más radicales. Así, el votante demócrata de centro se vuelca hacia la izquierda, y la misma inclinación sucede con el republicano, pero hacia la derecha. Este proceso de radicalización electoral quizá es consecuencia del alto número de estudiantes, por un lado, y el sinnúmero de granjeros dedicados a labores de campo, por el otro.
A ciencia cierta no se sabe por qué razón Iowa tiene facultades para predecir. En teoría, un estado es un territorio con funciones jurisdiccionales y políticas alejado de toda relación metafísica que ilumine la predicción. Sin embargo, en Iowa suele pasar que cada vez que inicia la carrera por la nominación partidista, los aspirantes que ganan allí, unos meses después, salvo en contadas ocasiones, son elegidos como candidatos de sus partidos.
Obama, por ejemplo, se dio a conocer allí en 2008 con una arrasadora victoria contra la hoy candidata Hillary Clinton, que posteriormente lo catapultó a la Casa Blanca. Carter, a su vez, fue otra muestra en 1976. De estar en un inamovible segundo lugar, saltó al primero después de Iowa y les rebató a Morris Udall y Jerry Brown el primer puesto al final de la carrera por la nominación.
¿Qué es el Caucus?
Caucus es una palabra de origen latino que significa “consejo”. En estricto sentido en Estados Unidos se entiende como una asamblea partidista, que consta de varios recintos, en la que los afiliados conocen a los candidatos nominados y, luego de extensas discusiones, votan por uno de ellos.
El Caucus, sin embargo, depende de la organización de cada partido. En Iowa, por ejemplo, cambia totalmente. Los republicanos organizan el suyo en 900 lugares destinados para ello. En cada uno los jefes de campaña presentan su discurso, aunque en algunas ocasiones los candidatos se dirigen al público. Es probable que esto suceda en ciertos lugares de Des Moines, capital de Iowa. Luego de la presentación, los afiliados al partido se reúnen, debaten y depositan su voto en una papeleta de manera secreta. Esta particularidad es una de las mayores diferencias con los demócratas, que tienen un sistema diferente.
El proceso de los demócratas es más complejo. Para la cita de mañana están dispuestos más de 1.100 lugares. En ellos se les pide a los afiliados que se reúnan en secciones designadas por los candidatos, que tendrán la labor de votar a mano alzada. Si uno de los candidatos no obtiene al menos 15%, es descartado. De ahí en adelante, los cabildantes pueden pujar por esos votos del descartado. Luego piden que se vote de nuevo y finalmente cuentan cuál fue el nominado que obtuvo el mayor apoyo.
Según David Weigel, de The Washington Post, el Caucus tiene una incidencia sumamente importante en lo que sigue en las primarias. Sin embargo, algunos sectores critican este sistema y lo tildan de antidemocrático. Los críticos opinan que en él participan las alas más activas de los partidos, afiliados y fieles seguidores, dejando de lado los “votantes de opinión”, que se inclinan por cierto candidato independientemente de su filiación partidista.
Esta crítica, sustentada en las opiniones de candidatos “outsiders”, ha sido expuesta por Donald Trump. El polémico magnate ha despertado el fervor de muchos votantes que no pertenecen a las bases de ningún partido, pero, por razones aún desconocidas, se identifican con sus propuestas. Tales seguidores, por lo general, no están adscritos a las bases partidistas, en este caso a la republicana, y usualmente acuden a las urnas para elegir el presidente de los Estados Unidos, saltándose el proceso previo de nominación.
Los afiliados de base, por el contrario, suelen inclinarse por los candidatos que representan abiertamente los intereses de su partido y presentan un discurso en el que resaltan su compromiso con el mismo. Por esta razón, los expertos han dicho que Trump puede sufrir un revés en Iowa. Aunque, como se dijo al comienzo, en el día del Caucus los votantes tienden a tomar partido por el candidato más radical y Trump, sin duda, es el rey de los extremos. De ahí que mañana las innumerables hipótesis puedan convertirse en balbuceantes burbujas que al final de la jornada se extinguirán en el cielo de Iowa.
Otro de los puntos débiles del Caucus de Iowa son las encuestas. Según Nate Cohn, de The New York Times, los sondeos que se conocen hasta el momento han tomado como muestra representativa la base de los afiliados al partido. Sus resultados concluyen que Clinton, por el lado demócrata, y Cruz, por el republicano, ganarían el Caucus; aunque este último lo haría por un mínimo porcentaje.
Otras mediciones, no obstante, le son favorables a los candidatos “outsiders”. Sanders le gana de lejos a Clinton y Trump, sin tanta ventaja, sale victorioso ante Cruz. Esto se debe, según Sanders, al creciente fervor que su campaña ha generado en los votantes jóvenes, que a pesar de no estar registrados en el Partido Demócrata, pueden solicitar su acreditación en los días previos al Caucus y acudir masivamente a votar. Obama fue el precursor de esa esa estrategia en 2008, incentivado el voto de los jóvenes mediante grupos denominados las “juventudes de Obama”.
Las bases contra Trump
La perentoria necesidad de volver a gobernar en conjunto, con la inescrutable realidad de un Trump a la cabeza, convierten el escenario republicano, a tan sólo un día del Caucus, en un nido donde se privilegia el verbo descalificador por encima del campo de las ideas. Ante semejante realidad y como principal benefactor de tal dinámica, Trump va ganando en Iowa, a pesar que Cruz le respira en la nuca y Rubio se acerca a paso lento pero seguro.
Según la encuesta realizada por la alianza entre NBC/ Wall Street Journal/Marist Poll, Donald Trump triunfa en Iowa con 32% de apoyo, Cruz los secunda con 25% y Rubio lo sigue con 18%. Las siguientes tres encuestas más citadas por los medios estadounidenses, las de PPP, Monmouth y ARG, arrojan resultados similares con una variación de dos puntos porcentuales entre Trump y Cruz.
La Universidad de Quinnipiac, localizada en Hamden, Conneticut, sin embargo, postula que Trump y Cruz quedan en empate técnico: 31% para el primero y 29% para el segundo. Este sorprendente sondeo se puede presentar porque gran parte del “establecimiento” republicano de la región se alinea con Cruz, en detrimento de Bush y Rubio, los principales candidatos de este sector del partido, y le da su apoyo para frenar el esperado triunfo de Trump.
Tal movilización de votantes hacia un candidato es probable en razón del generalizado odio que ha suscitado el multimillonario en la mayoría de medios asociados al Partido Republicano. Afrenta contra Trump, o como se le quiera llamar, las principales revistas de tendencia conservadora han tenido una línea editorial muy dura contra el candidato, calificándolo de “anticonservador” y de un “Ross Perot sin límites”.
La revista National Review, uno de los principales medios republicanos, en un artículo titulado “Todos contra Trump” demostró la lejanía del candidato con el partido y sus valores. Señaló que “Trump no se preocupa por el partido” y que, además, “toma posiciones conservadoras de las que obviamente sabe poco y mucho menos se preocupa”. Así mismo, compara al multimillonario con otro de su estirpe, el magnate Ross Perot, quien participó en las elecciones de 1992 y 1996 en las primarias del Partido Republicano, pero tuvo una candidatura más discreta, alejada de improperios públicos.
La lluvia de críticas que caen sobre Trump tal vez permitan que una parte de los afiliados al partido se muevan hacia otros candidatos, o que, por el contrario, eleven la imagen del atacado candidato, quien, haciéndose la víctima, rol que suele representar a tal punto que no fue al debate del jueves pasado alegando falta de garantías por Fox News, puede lograr un incremento en su imagen favorable.
Pero Ted Cruz confía en su base. El hijo de cubanos criticado por haber nacido en Canadá, tiene el apoyo de las bases republicanas tradicionales en Iowa: evangélicos y conservadores. Contrario a Trump que conserva su apoyo en grupos con poca experiencia electoral, su programa es respaldado por los expertos en Caucus, aquellos que cargan en sus espaldas múltiples y variadas primarias.
Cruz, además, tiene otro punto a favor: que su imagen no le cae tan mal a la gente. O, si se piensa de otra manera, la notoria imagen desfavorable de Trump que oscila en 45% en Iowa, sólo superado por Jeb Bush, según el portal web Breitbart, quien curiosamente tiene la peor imagen con un 54% de gente que nunca votaría por él ¿Será por la gestión de su hermano? No cabe ninguna duda. En todo caso, Cruz es la segunda opción de muchos electores en Iowa que al final pueden inclinarse por su programa.
La incertidumbre de Hillary
A Hillary Clinton la invade un incómodo recuerdo: 2008 en Iowa frente a Obama. En ese día, el presidente de los Estados Unidos le arrebató la candidatura demócrata en ese caucus, dicen algunos. O, más bien, en ese estado comenzó la debacle de su campaña.
Para Hillary combatir ese precedente no es fácil. Por el contrario es muy difícil, y más cuando sus contradictores cada vez que tienen la oportunidad le sacan a flote el descalabro de 2008. Sus asesores, sin embargo, han sido muy habilidosos y han puesto la carga del pasado y del presente, a pesar de ser favorita en las encuestas, en Bernie Sanders y los republicanos.
La campaña, obrando como un metódico ajedrecista, ha dicho los últimos días que los republicanos quieren a Sanders para ganar fácilmente en las presidenciales. Según el portal “El ¨Político”, grandes donantes republicanos como súper PAC´s han impulsado anuncios de avión hacia Iowa para motivar la llegada masiva de votantes que respaldan a su homólogo socialista. Y, actuando en calidad de víctima, también ha dicho que: "la mejor prueba es que los republicanos y sus aliados multimillonarios están ejecutando anuncios en mi contra".
Si bien esta estrategia puede ser positiva o no para Hillary, su ventaja sobre Sanders es bastante extensa y le da un abrumador triunfo en el estado. De acuerdo a las encuestas de IBD/TIPP y CNN/ORC, Clinton le saca 12 puntos a Sanders, quien se estanca en 38% de apoyo.
Pero el corajudo y contestario Bernie Sanders no sólo es un escéptico de las encuestas, sino que a su vez cuenta con el apoyo de los jóvenes y de una parte importante de la población de Iowa que se autodenomina socialista.
Según un sondeo de la encuesta Selzer & Co. Iowa, el 43% de ciudadanos del estado usan la palabra socialista para autodefinirse políticamente. Sanders, quien abiertamente ha dicho que es un acérrimo socialista en ejercicio, seguramente obtendría el apoyo de este importante grupo, ante la ausencia de otros candidatos con esas posturas políticas.
Del mismo modo otro sondeo, el de The New York Times, señala que el 44% de personas que van a participar en los Caucus en estados como Wyoming, Nevada y Newhampshire, entre otros, se considera “antiWallStreet”, uno de las principales banderas de Sanders a lo largo de su campaña.