¿Inversionista o coleccionista? | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Diciembre de 2013

Un detenido análisis sobre los aspectos que deben destacar al inversionista, hizo el director de estrategias de inversiones para América Latina de BlackRock, Axel Christensen, quien pone como ejemplo el reciente debut en la bolsa de Nueva York de las acciones de Twitter que subieron más de 70%. Señala que no está mal para una empresa que todavía no genera utilidades desde su fundación en el 2006 y que con ventas de algo sobre 300 millones en el 2012, llega a tener una capitalización  de casi 25 mil millones de dólares. Incluso con ventas proyectadas de USD 1.1 mil millones para el 2014, su valorización alcanza un impresionante múltiplo de 22 veces.

Dice el experto que un aumento significativo del precio de Twitter no es una sorpresa, si se tiene en cuenta que el aumento de capital de quizás la más popular red social del momento había sido sobre suscrito 30 veces. Sin embargo, sí resulta sorpresivo volver a ver patrones que no veíamos desde fines de la década de los 1990’s, durante la “burbuja” de Internet.

¿Son racionales las personas al momento de invertir? Al parecer, no o al menos, no siempre. En esa ocasión, pareciera que para algunos inversionistas las acciones de Twitter son más bien objetos de colección que una manera de generar rentabilidad. Personas que valoran más poder decirle a sus amigos que es uno de los selectos accionistas en la empresa del pajarito azul que en hacer una buena inversión.

Indica el analista que la emoción suele tener un rol mucho más relevante en las decisiones de inversión de lo que solemos reconocer. Junto con el efecto “coleccionista” es posible reconocer otros tipos de comportamientos que lo demuestran. Quizás uno de los más frecuentes: mantener inversiones que han visto su precio caer, con la esperanza de que vuelvan a subir “porque ya han caído demasiado” sin detenerse a pensar que las condiciones de mercado pueden haber cambiado.

Pero no solo las personas pueden ser presas de sus emociones al momento de invertir. Incluso avezados profesionales pueden ver sus decisiones nubladas por sus emociones. En este caso, se trata de sentimientos distintos, que se generan a partir de la incertidumbre sobre el futuro.