La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, propuso el lunes que la población decida en un plebiscito la creación de una Asamblea Constituyente que lleve a cabo una reforma política, en respuesta a históricas protestas de más de un millón de personas, en plena Copa Confederaciones.
Rousseff anunció asimismo nuevas inversiones en transporte público por casi 25.000 millones de dólares, al reunirse con gobernadores y alcaldes de las capitales estatales, tras un encuentro con líderes del Movimiento Pase Libre, el grupo que lanzó las primeras manifestaciones en Sao Paulo hace dos semanas.
"Quiero en este momento proponer un debate sobre la convocatoria de un plebiscito popular que autorice el funcionamiento de un proceso constituyente específico para hacer la reforma política que el país tanto necesita", dijo la mandataria.
"Brasil está maduro para avanzar y ya dejó claro que no quiere quedar parado donde está", añadió Rousseff.
El gobierno destinará "50.000 millones de reales (casi 25.000 millones de dólares) para nuevas inversiones en obras de movilidad urbana" y "para mejorar el transporte público en nuestro país, donde las grandes ciudades crecen", anunció la mandataria en un intento por calmar las protestas.
Más de un millón de personas salieron el jueves pasado a las calles de todo el país para reclamar servicios públicos de mejor calidad y denunciar la corrupción y el gasto público millonario en estadios para el Mundial de fútbol cuando hay enormes problemas en salud, educación y transporte.
Las protestas continúan desde entonces, aunque en menor intensidad.
Se reunió con líderes
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se reúne con líderes de manifestantes del Movimento Pase Libre, así como con gobernadores y alcaldes de las capitales para intentar calmar las protestas que en plena Copa Confederaciones llevaron a más de un millón a las calles.
"Está convocada una reunión con todos los gobernadores (27) y los alcaldes de todas las capitales" de los estados del país, a las 19H00 GMT del lunes en el palacio presidencial de Planalto en Brasilia, informó a la AFP la Presidencia.
Antes, Rousseff se reunirá con representantes del Movimiento Pase Libre (MPL), que defiende la gratuidad del transporte público, y cuyas convocatorias en Sao Paulo hace dos semanas se contagiaron a protestas por todo el país.
"Ese gesto de diálogo que parte del gobierno rompe con el tratamiento a los movimientos sociales que ha marcado la política de esta gestión", destacaron los miembros del MPL en una carta divulgada en la prensa, sorprendidos con la invitación del gobierno a conversar.
Rousseff prometió a los brasileños un pacto con las autoridades de todo el país para mejorar los servicios públicos en un discurso a la nación el viernes, al día siguiente de históricas manifestaciones que llevaron a más de un millón de personas a las calles y que se han extendido por todo el país en las últimas dos semanas.
La mandataria recordó asimismo que está en manos del Congreso una medida para destinar a la educación el 100% de las regalías del petróleo que el Estado reciba.
Pero los manifestantes han dejado claro en decenas de miles de mensajes en las redes sociales que esperaban medidas más concretas para sus innumerables demandas, principalmente la lucha contra la corrupción y un transporte, salud y educación públicas de mejor calidad.
La mejora del transporte y un mensaje contra la clase política son las principales razones de las manifestaciones, reveló un sondeo de la encuestadora Ibope divulgado la noche del domingo en la televisión Globo. Esta encuesta muestra que 46% de los que salieron a la calle nunca había participado de una protesta.
Y a pesar de las críticas al fútbol, el 67% de los brasileños están en parte o totalmente de acuerdo para recibir el Mundial, que el país ya ganó cinco veces, según Ibope.
No obstante, muchos protestan por los 15.000 millones de dólares de dinero público que se fueron a los estadios para el Mundial-2014 y la Copa Confederaciones, que se disputa estos días, y que provocaron intensas manifestaciones coincidiendo con partidos de fútbol del torneo.
Las manifestaciones bajaron en número e intensidad el fin de semana, pero continuaron las convocatorias.
El sábado en Belo Horizonte, 70.000 personas marcharon hacia el estadio donde jugaban México y Japón. La protesta terminó con saqueos y enfrentamientos con la policía que dejaron más de 30 heridos.
A través de las redes sociales, los llamados de los manifestantes se mantenían. Entre otros, está prevista una manifestación en Rio este lunes.
"La duración de este movimiento dependerá de cómo responda la clase política", estimó Luis Felipe Pondé, profesor de filosofía de la Universidad de Rio, resumiendo las dudas sobre el futuro de estas protestas en un país que raramente sale a la calle para expresar su descontento.