La primera dama de Francia, Valérie Trierweiler, hospitalizada desde hace una semana tras las revelaciones sobre la supuesta relación del presidente François Hollande con una actriz, seguía este jueves ingresada, lo que suscitaba interrogantes sobre su estado de salud.
El presidente François Hollande tiene que decirle a los franceses "si sigue formando una pareja con Valérie Trierweiler", dijo a la AFP una fuente cercana a la pareja. "El problema es que él no puede hablar mientras ella esté hospitalizada", agregó.
Hollande, que no está casado y prometió aclarar la situación antes de la visita a Estados Unidos prevista el 11 de febrero, no visitó a Trierweiler en el hospital desde que ella fue ingresada, el 10 de enero, según fuentes cercanas a la presidencia. Pero no fue posible saber por qué motivos.
No se publicó ningún comunicado oficial sobre el estado de salud de la primera dama, que no tiene un estatuto oficial en Francia, como tampoco sobre el lugar en el que está hospitalizada.
El martes, rehusando responder a preguntas sobre su vida privada, Hollande se limitó a decir que Valérie Trierweiler "descansa".
Sin fuentes identificables ni informaciones de la presidencia, la prensa francesa se pierde en conjeturas y tentativas de explicación.
"Valérie Trierweiler está en un estado de extrema fatiga nerviosa, con altos y bajos", cree saber la emisora Europe 1, citando a amigos de ella. Ante algunos "se muestra determinada, ante otros abatida", agrega la radio.
Según el semanario Paris-Match, del que sigue siendo empleada la primera dama, que quiso mantener su profesión de periodista cuando su compañero accedió a la presidencia, Valérie Trierweiler "está ingresada en (el hospital parisino de) La Pitié-Salpétrière y no en el de Val-de-Grâce", considerado el hospital de los jefes de Estado.
En la revista, que esta semana titula "La primera dama en la tormenta", figura la última crónica literaria escrita por Trierweiler, que empieza con la frase: "No hay peor veneno mortal que la indiferencia".
Melodrama sentimental
La razón de su repentina hospitalización es objeto también de múltiples interpretaciones, imposibles de hacer confirmar o desmentir por sus allegados. Algunas fuentes evocan una violenta crisis de nervios o una fuerte depresión.
Según el diario Le Parisien, que afirma que habló a uno de sus allegados, la primera dama estaría "dispuesta a perdonar" al presidente su aventura amorosa con la actriz Julie Gayet. "Ella quiere saber muy rápidamente qué intenciones tiene François Hollande", dijo esa fuente.
Desconocida del gran público hasta la elección presidencial de 2012, Valérie Trierweiler tuvo comienzos difíciles como compañera del jefe de Estado. Mujer de carácter, sus detractores criticaron a menudo su voluntad de influir en la gestión presidencial.
"No es posible ponerme riendas", dijo ella en abril de 2012, poco antes de la elección de Hollande. "Yo no seré un adorno" declaró poco después al diario británico Times.
A esa advertencia, siguió el tuit que envió para apoyar al adversario político de la excompañera de Hollande, Ségolène Royal, en las elecciones legislativas. Ese mensaje escandalizó y afectó negativamente su popularidad.
En los últimos meses, se esforzó en mejorar su imagen, dedicándose a la acción caritativa, como es la tradición de las primeras damas que la precedieron en el palacio del Elíseo.
Esta es la segunda vez en la historia reciente que los franceses asisten a un melodrama sentimental que tiene por escenario la presidencia.
El 11 de agosto de 2007, una escena matrimonial entre el presidente Nicolas Sarkozy y su esposa Cécilia, cuando eran esperados por el jefe de Estado norteamericano de la época George W. Bush y toda su familia en Maine (nordeste de EEUU), fue la comidilla de la prensa del corazón.
La pareja se divorció poco después, y el presidente volvió a casarse con la cantante y exmodelo Carla Bruni.