Con el anclaje de su relación “fuerte como una roca”, los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping reforzarán en el encuentro de esta semana, los pilotes de su mega-obra política de largo aliento: la construcción de un nuevo orden mundial.
En arquitectura, los pilones o pilotes son los elementos sobre los cuales se construye una estructura tan compacta como resistente. Y, eso es precisamente lo que los dos mandatarios buscan asentar en la ciudad uzbeka de Samarcanda, donde este jueves y viernes se realizará la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), con la participación de otra figura clave para este proyecto político, el mandatario de India.
Hacen también parte de dicha organización, Uzbekistán, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, también importantes actores de Asia Central y, por ende, en la reconfiguración de las relaciones internacionales y el orden global.
Otrora distanciados y con complicadas relaciones, específicamente durante la Guerra Fría, China y Rusia en los últimos años no sólo acercaron posturas, sino que cimentaron una “fuerte amistad”, como sus respectivos gobiernos han resaltado con ocasión de la invasión a Ucrania, erigiéndose como contrapeso a la influencia global dominio global de Estados Unidos.
Xi Jinping y Vladimir Putin se vieron por última vez a inicios de febrero en Pekín, cuando la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, menos de tres semanas antes de la invasión de Ucrania. Desde ese momento firmaron una declaración común en la que abogaban por una "nueva era" en las relaciones internacionales y reafirmaban que "la amistad entre ambos países no tiene límites".
De entonces acá y aunque Pekín se ha negado a condenar la invasión militar rusa a Ucrania y ha criticado a Occidente por enviar armas al gobierno de Kiev y sancionar a Rusia, sus respectivos gobiernos han señalado -en diversas ocasiones y a través de diversos funcionarios- que buscan “construir un orden mundial más justo”
La más reciente de ellas provino del responsable de asuntos internacionales del Partido Comunista Chino, Yang Jiechi, en un encuentro este lunes con el embajador ruso en Pekín, Andréi Denisov.
"Bajo la guía estratégica del presidente Xi Jinping y del presidente (Vladimir) Putin, la relación entre los dos países siempre ha avanzado en la dirección correcta…China desea trabajar con Rusia para implementar continuamente el espíritu de la cooperación estratégica de alto nivel entre los dos países, salvaguardar los intereses comunes de ambos bandos y promover el desarrollo de un orden internacional en una dirección más justa y racional", sostuvo el funcionario.
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Desde que empezó la guerra, Rusia ha buscado y conseguido estrechar sus lazos con los países asiáticos, especialmente China, en una estrategia más económica que política porque las sanciones sin precedentes de los países occidentales han resentido su actividad productiva y acceso a los mercados financieros internacionales.
La estratégica alianza bilateral fue reforzada con actos muy dicientes políticamente como la visita, la semana pasada, del jefe del legislativo chino, Li Zhanshu, que ocupa el tercer rango dentro de la jerarquía del poder en el país, a Moscú, para evidenciar que la amistad y la cooperación entre ambos países están "en niveles sin precedentes".
Renovado apoyo
En esa línea y en el marco de las dificultades que Rusia enfrenta en la guerra por la recuperación ucraniana de territorios gracias al armamento pesado que ha entregado Occidente, el presidente Putin recibió nuevo espaldarazo de su socio chino el que será reiterado personalmente por Xi Jinping durante la cumbre regional en Uzbekistán.
En el contexto de relaciones tensas con Estados Unidos, Pekín ratificará su interés de estrechar la relación con el Kremlin y sus vecinos asiáticos, según destacan varios analistas.
"Gane o no gane Rusia (en Ucrania), China seguirá alineándose de manera estrecha con Rusia, lo cual es una estrategia que se deriva del estado actual de las relaciones entre China y Estados Unidos", explica Yun Sun, directora del programa sobre China en el Centro Stimson de Washington.
Para China, además, Moscú es un socio fundamental a la hora de contrarrestar la influencia de Washington en el tablero internacional y, como reseñamos, de construir un nuevo orden mundial.
Si el interés político de dicha relación es mayúsculo no lo es menos el comercial. China aumentó sus compras de petróleo ruso en los últimos meses. Entre mayo y julio, Moscú fue su principal proveedor de crudo, lo que le permitió al Kremlin atenuar el impacto económico de las sanciones occidentales.
Las relaciones entre Pekín y Washington son tensas desde hace años, en un contexto de guerra comercial y acusaciones de Estados Unidos en el capítulo de los derechos humanos.
En agosto, la relación bilateral se degradó aún más con la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a la isla de Taiwán, gobernada por un ejecutivo autónomo y que China considera un territorio suyo.
En respuesta, Pekín efectuó los mayores ejercicios militares de su historia alrededor de la isla y anuló la cooperación con Washington en varios ámbitos, entre ellos la lucha contra el cambio climático.
Y si Rusia "se ve debilitada por la guerra, tampoco es una mala noticia para China, que en ese caso será más dominante en la relación bilateral", considera Yun Sun.
"A medida que la posición rusa se deteriora, Putin buscará obtener un apoyo más fuerte de China", señala Hal Brands, profesor de relaciones internacionales en el Instituto John Hopkins de Washington.
Por su parte Joseph Torigian, experto en relaciones internacionales en la Universidad Americana, en Washington, destaca que el encuentro de Xi y Putin en Samarcanda, sucede "en un momento de grandes movimientos en el campo de batalla, lo que significa que Rusia está poniendo muchas esperanzas en la ayuda de China".
Lo que está por ver, según él, es si Rusia no va a "pedir demasiadas cosas, y en qué medida piensa China poder ayudar sin sacrificar sus propios intereses económicos".
Pilotes del nuevo orden
En esa ambiciosa construcción que buscan Rusia y China, el pilón central es “defender la seguridad común”, como lo resaltó el presidente chino Jinping en mensaje a sus homólogos de Uzbekistán y Kazajistán, con quienes se reunirá “in situ”.
"China está dispuesta a trabajar con Kazajistán para profundizar la cooperación en materia de cumplimiento, seguridad y defensa", escribió Xi Jinping en un artículo para la prensa kazaja, difundido por la televisión pública china CCTV, develando así los otros dos pilares de la estrategia política que comparte con su homólogo ruso.
En otro artículo dirigido a la prensa uzbeka, el presidente chino promete "reforzar la cooperación en materia de seguridad", informó CCTV.
El presidente chino participará en una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Samarcanda, Uzbekistán, que reunirá a China, Rusia, India, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán.
China desea cooperar con Kazajistán en la lucha contra el tráfico de drogas y la delincuencia organizada internacional, así como contra las tres "plagas", término utilizado por Pekín para referirse al terrorismo, el separatismo y el extremismo religioso, añadió Xi Jinping.
El gobierno chino ya ha utilizado esta fórmula para justificar la represión de la población musulmana uigur en Xinjiang, región china fronteriza con Kazajistán.
China es acusada por países occidentales y organizaciones de derechos humanos de haber encerrado en campamentos a más de un millón de uigures y otros miembros de minorías musulmanas, incluidos kazajos.
Pekín rechaza las acusaciones de violaciones de los derechos humanos en Xinjiang, afirmando que las medidas adoptadas están destinadas a combatir el terrorismo y garantizar el desarrollo de la región.
En su artículo dirigido a la prensa uzbeka, el presidente chino prometió "reforzar la cooperación en materia de seguridad y afrontar los riesgos y desafíos", subrayando que Uzbekistán tiene "un papel único que desempeñar para resolver la cuestión afgana".
Es así como la estructura del nuevo orden mundial continúa levantándose, liderada por dos hombres con fuerte anclaje político y económico: Xi Jinping y Vladimir Putin. /Redacción internacional con AFP