En medio de graves problemas, incluyendo los de tecnología y competitividad estratégica, a pesar de las desavenencias internacionales y de procedimientos que contrastaban con los rasgos esenciales de las democracias en Occidente, lo que una vez fue la Unión Soviética, llegó a generar un importante portafolio de productos con valor agregado en sus exportaciones.
Las condiciones han cambiado, en particular para Rusia, como la república principal desde la era soviética. Para este país, contar con armas nucleares ha sido con mucho, un elemento de carácter estratégico, por lo demás, su oferta exportable está dominada por materias primas. Entre ellas sobresalen los volúmenes que ofrece al mundo en cuanto a productos agrícolas, petróleo y gas.
Otro rasgo importante en términos económicos de lo que le es actualmente importante para Rusia, y que es imprescindible tenerlo en cuenta en los análisis, es el volumen de la economía rusa. El mismo se ha reducido prácticamente a la mitad a partir de comparar con los totales de producción nacional que le fueron propios a los gobiernos de Mijail Gorvachov (1931 -) y Boris Yeltsin (1931-2007).
Es de considerar que Rusia es el mayor exportador de trigo y uno de los principales proveedores de fertilizantes de potasio y de nitrógeno. Esto amenaza con incidir de manera significativa en condiciones de inflación por el lado de los costos para los agricultores de muchos países. Nótese al respecto, que Moscú suspendió prácticamente las exportaciones de fertilizantes el pasado 4 de marzo señalando que existía sabotaje de empresas logísticas internacionales.
La menor disponibilidad de fertilizantes incidirá en mayores obstáculos para las cadenas de suministros. En esto, la condición del escenario mundial es la mayor interconexión de las cadenas productivas; se trata de algo que conlleva las ventajas competitivas y comparativas en el ámbito económico, pero que también pone de manifiesto las vulnerabilidades de política económica externa que pueden tener los países. Una dependencia mutua que fácilmente puede entrar en crisis en condiciones de conflictos bélicos como el que ocurre entre Ucrania y Rusia.
Con base en las condiciones a que se hace referencia, los países con mayor poder deben pensar muy bien las sanciones económicas, el alcance de éstas, la profundidad y duración. Fácilmente la dinámica puede revertirse en los propios países que imponen medidas de castigo contra Rusia, incluyendo Estados Unidos.
Uno de los rasgos inequitativos que surge de esto, es que las naciones con mayores recursos, producción de insumos, intercambio de productos e interconexión entre ellas -por ejemplo, Estados Unidos y los países de Europa Occidental- cuentan con mayores y mejores medios para protegerse del embate de las medidas que decretan. Una situación muy diferente afecta a los países más pobres.
En efecto, de conformidad con enunciados que recientemente ha dado a conocer el Fondo Monetario Internacional (FMI) el primer grupo de países que está resintiendo las nuevas condiciones de desabastecimiento, alto costo y mayor lentitud en las cadenas de suministros, son las naciones africanas.
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En ellas se pueden evidenciar signos preocupantes de lo que pueden ser procesos inflacionarios notables que afecten las economías. En particular esto se hace evidente con los países al sur del Sahara. Los del norte cuentan, en general, con petróleo y se pueden abastecer tanto de energía como de derivados del crudo.
Es de tener presente, que, de manera conjunta, tanto Rusia como Ucrania exportan más del 25% del trigo mundial; además, es significativa la cantidad de maíz que Ucrania ofrece al extranjero. Este producto en especial sería un bien intermedio, muy útil en el levante y engorde de ganado.
La información del Fondo Monetario Internacional subraya que la inflación sería el mayor riesgo a partir de las severas condiciones que se están imponiendo a Rusia. Se trata de que los costos directos en productos como cereales, metales, insumos para fertilizantes e incluso procesos de producción de semiconductores, se verían afectados. “Es el mayor riesgo que vislumbramos en este momento” insiste el FMI.
No se trata ni mucho menos, que las repercusiones económicas derivadas de la bélica confrontación actual se ubican en espacios delimitados, tal y como ocurrió en especial en la Primera Guerra Mundial. No. Ahora los espacios productivos, de influencia social, de nexos políticos están muy interrelacionados. Las sanciones sobre uno de los grandes actores en este mundo multipolar -Rusia, Europa, China o Estados Unidos- rápidamente pueden tener repercusiones importantes. Las cadenas de suministros son nexos vitales que se afectan recíprocamente.
Como es normal, los más afectados son los países pequeños, los que dependen de la energía, de los hidrocarburos, de insumos derivados del petróleo. Esos países más vulnerables, de economías abiertas son los que reciben con mayor intensidad los golpes globales. Para ellos, los aumentos de costos se presentan con mayor cobertura, profundidad y duración. De nuevo, aunque los resultados son a mediano y largo plazo, procesos de efectiva integración de estas naciones vulnerables representan la vía por la cual transitan sostenibles mecanismos de desarrollo sostenible, sustentable y equitativo.
*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard.
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