LA designación de autoridades electorales esta semana sacudió el tablero político en Venezuela y abrió puertas a nuevas negociaciones entre Nicolás Maduro y la oposición en cabeza de Juan Guaidó, pero todo parece indicar que ni siquiera arrancaran ante las nuevas condicionantes del mandatario.
Fortalecido, Maduro lanza "guiños" a la comunidad internacional en medio de las duras sanciones financieras encabezadas por Estados Unidos contra el país, en busca de acercamientos con la administración de Joe Biden.
En tanto, debilitados por el estancamiento de la ofensiva de Juan Guaidó, los adversarios del mandatario intentan rearticularse. Las elecciones de gobernadores y alcaldes, este año, pueden servir para ello tras el boicot contra las presidenciales de 2018 y las parlamentarias de 2020, que los principales partidos políticos opositores denunciaron como fraudulentas.
Después de meses negando cualquier posibilidad de retomar conversaciones con Maduro, Guaidó planteó una negociación con observación internacional y pidió nuevas presidenciales y parlamentarias a cambio del "levantamiento progresivo" de sanciones.
"Aquí nadie confía en la dictadura", dijo Guaidó el pasado miércoles en una rueda de prensa convocada un día después de hacer su propuesta en redes sociales. "Un acuerdo no va a venir de gratis", agregó el dirigente, que subrayó que dependerá de "lograr la presión necesaria".
"Con la ayuda de la Unión Europea, del gobierno de Noruega, del Grupo de Contacto, cuando quieran, donde quieran y como quieran, listo para reunirme con toda la oposición", respondió el gobernante chavista.
"Rara oportunidad"
Presidido por Pedro Calzadilla, exministro de Maduro, el Consejo Nacional Electoral (CNE) sigue dominado por el chavismo, pero dos de sus cinco rectores están vinculados con la oposición.
"Aunque nada sugiere que Maduro esté listo para hacer concesiones que puedan amenazar su permanencia en el poder, sus acciones recientes sí dan indicios de querer negociar y podrían ofrecer una rara oportunidad para atenuar una crisis que tiene a la economía venezolana de rodillas", publicó el 'think tank' International Crisis Group.
El nombramiento de autoridades electorales la semana pasada por parte del Parlamento, en el que el partido de Maduro y sus aliados tienen 256 de 277 escaños, fue el último de esos indicios.
Antes, Venezuela aceptó la entrada del Programa Mundial de Alimentos de la ONU tras años rechazando esa idea.
Y también dio casa por cárcel a ejecutivos petroleros venezolano-estadounidenses con sentencias de 8 a 13 años por corrupción.
Son "guiños" a la oposición en lo interno y a Washington y la Unión Europea en lo externo, dijo Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis. "Maduro no tiene amenazas creíbles y decide que le conviene ceder algunas cosas".
Estados Unidos -principal sostén de Guaidó- y la Unión Europea fueron prudentes ante la renovación del CNE, aunque ratificaron su apoyo al opositor.
Julie Chung, alta funcionaria del Departamento de Estado, respaldó "los esfuerzos" en pro de "elecciones presidenciales y parlamentarias libres".
Sin embargo, Chung subrayó antes que "depende de los venezolanos decidir si el nuevo Consejo Nacional Electoral contribuye a este fin".
La UE consideró que la nueva directiva es "un primer paso", aunque pidió mayores gestos.
La comunidad internacional, dice León, reevalúa su posición tras "una estrategia -reconocimiento a Guaidó y sanciones para desplazar a Maduro- que, guste o no guste, ha fracasado".
División
Ante la proposición de Guaidó, que desde 2019 tiene el reconocimiento de Estados Unidos y medio centenar de país como mandatario interino, León cree que la posibilidad de nuevas presidenciales "es nula".
"De ninguna manera estaría Maduro dispuesto a avanzar en nada que lo ponga en peligro", comenta.
EL CNE convocó a elecciones de gobernadores y alcaldes el 21 de noviembre, los primeros comicios tras las legislativas del 2020, en las que el chavismo retomó el Parlamento, y las presidenciales de 2018, en las que fue reelecto Nicolás Maduro, ambas consideradas fraudulentas por la oposición.
La popularidad del opositor, según Datanálisis, cayó de 61% en 2019 a 15% en la actualidad. Aunque a Maduro tampoco lo favorecen las encuestas, con aceptación de 11%, cabalga la crisis apoyado por los militares.
Guaidó rechaza al nuevo CNE, pero en el otro lado de la acera en la dividida oposición el excandidato presidencial Henrique Capriles espera que la renovación de la directiva permita removilizar a la gente en torno a demandas electorales.
"Mi llamado es a unificar todos los esfuerzos", insistió Guaidó.
Para el profesor universitario Pedro Benítez, el nombramiento del nuevo CNE es una ocasión para "reorganizar la estrategia" opositora pese a "la desconfianza generalizada" en un contexto con partidos anulados y dirigentes opositores presos, exiliados o inhabilitados.
"Es un avance", pues "puede haber, al menos, veeduría", explicó.
"No es suficiente", pero "el dilema (de la oposición) no es votar o no votar, el dilema real es si va a dejar seguir pulverizándose sin hacer nada", expresa León.
Nuevas condicionantes
Sin embargo esa posibilidad de retomar el diálogo parece que quedara solamente en eso, ya que al cierre de la semana, Nicolás Maduro esgrimió sus condicionantes: recuperar fondos bloqueados en el extranjero y el control de la petrolera estatal Citgo, entregados al líder opositor.
"Que rindan cuenta de todos los recursos que le ha entregado el gobierno de Estados Unidos para conspirar y regresen todas las cuentas bancarias, regresen la empresa Citgo y (la petroquímica) Monómeros a manos de las instituciones del Estado", dijo en una alocución transmitida por la televisora estatal.
Guaidó controla activos de Venezuela en Estados Unidos, incluida la refinadora Citgo, filial de la petrolera estatal Pdvsa, después de que Washington -su principal aliado internacional- se los cediera tras reconocerlo como presidente interino por considerar que el segundo mandato de Maduro es ilegítimo por las irregularidades electorales.
Ante la propuesta opositora después de meses negando cualquier posibilidad de retomar conversaciones, Maduro respondió estar dispuesto a hablar "donde quieran y como quieran", sin referirse a la propuesta de nuevos comicios de presidente.
Además, el mandatario pidió que "esa oposición extremista renuncie al camino del golpismo, del intervencionismo y de llamar a invasiones contra el país" y "reconozca" los "poderes legítimos" de Venezuela, hoy controlados en su totalidad por el chavismo.
"Y eso es empezandito. ¿Quieren hablar? Yo quiero hablar", reiteró el gobernante chavista, quien dijo desde ya estar "haciendo una agenda".
"Que venga la Unión Europea, que venga el gobierno de Estados Unidos, que venga el gobierno de Noruega, que venga el Grupo de Contacto, que vengan los que quieran venir", se abrió Maduro.
Noruega medió en 2019 fallidas negociaciones entre delegados de Maduro y Guaidó, congeladas cuando Washington intensificó sus sanciones financieras.
Y tras el fracaso de esos acercamientos, el líder chavista -respaldado por las fuerzas armadas y aliados internacionales como Rusia y China- inició conversaciones con otros sectores opositores.
Como se ve, por el tono y el trasfondo del pronunciamiento de Maduro, no se estaría abriendo una posibilidad real de diálogo con la oposición tal como se lo planteó Guaidó. Así las cosas el país seguirá ahondando la grave crisis social, sanitaria y económica.