Los resultados oficiales confirmaron el martes la celebración de una sorprendente segunda vuelta de la presidencial en Túnez entre dos candidatos 'antisistema', el austero jurista Kais Saied y el controvertido magnate de telecomunicaciones, Nabil Karoui, ahora encarcelado por presunto blanqueo de dinero.
Saieb, de 61 años (con 18,4% de los votos), y Karoui, de 56 (con 15,58%), disputarán la segunda vuelta en fecha aún por fijar, posiblemente el 6 o el 13 de octubre.
Eliminados quedan los representantes del poder en Túnez de los últimos años: por ejemplo, la formación islamista Ennahdha, principal fuerza del parlamento, que presentó por primera vez un candidato, Abdelfattah Mourou, que solo obtuvo el tercer lugar con 12,88% de votos; o el primer ministro saliente Youssef Chahed, que acabó en una muy modesta quinta posición (7,4%).
En Túnez, único país indemne de las Primaveras árabes, la misión de la Unión europea aseguró el martes que esta primera vuelta de la presidencial había sido "transparente".
"Antisistema"
El resultado de la segunda vuelta se anuncia muy indeciso sobre todo porque los dos candidatos, aunque muy diferentes, coinciden en su vocación antisistema.
"Con esta elección presidencial, retornamos a la situación de 2011 (inicio en Túnez de las Primaveras árabes), la del 'dégagisme'", la de "sacamos a todos los antiguos políticos, y ya veremos" qué ocurre, comenta Mohamed Marzouk, presidente de una asociación de la sociedad civil, Mourabikoun, que analiza todo el proceso electoral.
El desempleo, que sigue afectando al 15% de la población, sobre todo a jóvenes diplomados, la inflación que merma el ya bajo poder adquisitivo o el progresivo deterioro de los servicios públicos han alimentado, según los observadores, el resentimiento hacia quienes ocuparon el poder desde la revolución de 2011.
En efecto, las elecciones --en las hubo 26 candidatos-- se llevaron a cabo en un contexto de crisis social y económica, y en medio de una tendencia de rechazo a las élites políticas.
Impertérrito
Saied, universitario independiente, propone un cambio de sistema al modificar las instituciones: reforma de la Constitución y de los modos de escrutinio, así como una descentralización para que "la voluntad del pueblo llegue al poder central y ponga fin a la corrupción", según anunció en su campaña.
Este profesor universitario, que suele estar rodeado de jóvenes estudiantes, y que hizo una atípica campaña puerta a puerta, sin mítines, defiende posiciones socialmente muy conservadoras.
Su adversario en la segunda vuelta, Karoui, de 56 años, está detenido desde el 23 de agosto por "blanqueo de dinero", y la justicia le ha denegado tres veces sus pedidos de liberación.
Desde su encarcelamiento, Nabil Karoui, que lidera un nuevo partido -"Qalb Tounes" ("en el corazón de Túnez")-, ha exhibido gran combatividad y denunciado una "intentona de golpe de Estado", además de presentarse como un "preso político" e iniciar desde el jueves una huelga de hambre.
Mientras ninguna condena lo prive de sus derechos civiles, Karoui sigue siendo elegible, según ha reiterado la autoridad electoral tunecina.