Estados Unidos seguía este miércoles afectado por la parálisis presupuestaria, después de que el presidente, Donald Trump, invitara a la Casa Blanca a los líderes demócratas, pero se mostró inflexible con respecto a su demanda de construir un muro en la frontera con México.
En vísperas de la inauguración del nuevo Congreso que inicia sus sesiones el jueves y con una parálisis presupuestaria que se extiende desde el 22 de diciembre, las negociaciones sobre la ley de asignaciones fueron estériles y los bandos continuaron lanzándose la pelota, sin ceder una coma.
Trump afirmó que mantendrá la situación actual "el tiempo que haga falta" e insistió en que el presupuesto debe considerar una partida para construir un muro en la frontera con México para luchar contra la inmigración.
Los demócratas, que a partir del jueves van a retomar el control de la Cámara de Representantes, consideran que este muro no es la respuesta más apta a un tema complejo como la inmigración.
Ya en la mañana el presidente estadounidense había advertido que la parálisis podría "durar mucho tiempo", asegurando que la partida de 5.600 millones de dólares que exige para el muro es "una cantidad pequeña tratándose de un tema de seguridad nacional".
Nancy Pelosi, que el jueves será votada como líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, y Chuck Schumer, jefe de la bancada minoritaria del Senado, fueron hasta la Casa Blanca a negociar.
Pero a la salida Schumer lamentó que el presidente y los republicanos mantengan a los estadounidenses como "rehenes".
Para salir de la parálisis presupuestaria, los demócratas presentaron una alternativa que el equipo de Trump rechazó de antemano.
El plan de la oposición es renovar hasta el 30 de septiembre los presupuestos de las agencias que no son objeto de ninguna controversia y prolongar solo hasta el 8 de febrero la partida del Departamento de Seguridad Interior, que se encarga de las fronteras.
Los republicanos controlan el Senado, pero cualquier ley presupuestaria necesita de 60 votos, por lo que debe contar también con el apoyo de algunos demócratas.
Trump, que con el fracaso de las negociaciones justo antes de las vacaciones de final de año se quedó sin su escapada tradicional a Florida para jugar al golf en un clima templado, se dedicó durante las fiestas en su cuenta de Twitter a insistir en la construcción del muro.
El muro del Vaticano
El presidente estadounidense se mostró convencido de que la opinión pública está de su lado.
"México va a pagar el muro gracias al nuevo acuerdo comercial T-MEC", dijo Trump en un tuit este miércoles, reiterando una de las consignas de su campaña de que le correspondía al país vecino financiar la barrera y recordando que durante 2018 logró que Estados Unidos renegociara un acuerdo económico con Canadá y México, que el presidente defiende que es mejor para su país.
Además, Trump dijo que gran parte del muro ya ha sido completado o ya está completamente renovado, algo que carece de evidencia.
En una reunión con su gabinete ironizó con respecto a las críticas de que construir un muro es inmoral y señaló que el Vaticano está cercado por uno.
"La rueda, el muro, son cosas que no envejecen", agregó.
Una tribuna escrita en el diario The Washington Post por el excandidato presidencial Mitt Romney, que ahora asumirá como senador, sumó una cuota de incertidumbre al ambiente que se vive en Washington.
"Las palabras de Trump han causado consternación en todo el mundo", escribió Romney, que representará en el Senado al estado de Utah.
"Yo no pretendo comentar cada tuit ni cada traspié", afirmó el político republicano. "Pero voy a hablar contra las declaraciones o acciones significativas que causen divisiones, sean racistas, sexistas, antiinmigrantes, deshonestas o destructivas para las instituciones democráticas", agregó.
Al ser preguntado sobre estas declaraciones, Trump lamentó que el político republicano no tuviera un comportamiento más alineado como "equipo".
En una entrevista con la cadena CNN Romney afirmó que va a votar por el muro.