CON candidatos que están tomando distancia de la poderosa e influyente cancillera alemana, Ángela Merkel, el partido conservador alemán abre esta semana la carrera para sucederla.
Al arrojar la toalla el lunes pasado tras un año tumultuoso al frente del partido conservador CDU, la sucesora designada para la cancillería, Annegret Kramp-Karrenbauer, conocida por sus iniciales "AKK", echó por tierra cualquier perspectiva de un traspaso tranquilo a finales de 2021, cuando concluye el cuarto mandato de Merkel.
"El problema con los gigantes es que deben terminar como gigantes. Una transición ordenada no es posible con ellos (...) Los poderosos deben ser derribados", profetizaba el diario Bild.
El diario populista recuerda que la misma Merkel precipitó en 1999 la caída de otro mastodonte, su mentor Helmut Kohl, apartado de la dirección de la CDU a raíz de un escándalo político financiero.
AKK, que espera pasar el testigo antes del verano, se reunirá esta semana con los candidatos para sucederla en la dirección del partido conservador, antes de presentar su informe a los responsables demócrata-cristianos el lunes 24 de febrero.
El martes se reunirá con Friedrich Merz, de 64 años, rival histórico y enemigo jurado de la canciller, y al que los sondeos le dan una amplia ventaja en las filas conservadoras, según la agencia DPA.
"El eterno segundón", según Spiegel, ¿tendrá al fin su revancha?
Partidario de un claro giro a la derecha, este abogado de negocios que trabajó en Blackrock, un poderoso fondo de inversiones estadounidense, fue derrotado por un puñado de votos por Kramp-Karrenbauer a finales de 2018 para dirigir al partido.
Entre los favoritos figura Armin Laschet, de 58 años, actual jefe del mayor Estado regional alemán, Renania del Norte-Westfalia.
Centrista, debe convencer a la base conservadora pero parece mejor situado que Merz para entenderse con los Verdes, en pleno ascenso, lo que sería una coalición inédita a nivel federal.
El domingo se desmarcó de Merkel, criticando su falta de reactividad ante las propuestas del presidente francés, Emmanuel Macron, para relanzar el proyecto europeo.
Asimismo, el ambicioso ministro de Salud, Jens Spahn, de 39 años, parte como un intruso pese a que a finales de 2015 destacó como uno de los primeros en criticar la decisión de la mandataria de abrir las fronteras alemanas a más de un millón de personas que huían de la guerra y la miseria.
Peor situado que sus competidores, Spahn se mostró abierto a una dirección "colegiada", posibilidad evocada este fin de semana por varios responsables preocupados por el temor a dividir al partido, y partidarios de aplazar el momento de designar a un candidato para la cancillería.
El "primer punto" que hay que aclarar será la posición sobre la extrema derecha AfD, insistió el domingo por la noche en un programa de televisión Markus Söder, jefe del "partido hermano" de la CDU en Baviera, la CSU.
Presentado como un pretendiente a la cancillería, Söder excluye cualquier acercamiento con la AfD, tras el sismo que generó a principios de febrero la alianza en la región de Turingia entre la derecha moderada y la extrema derecha.
El asunto, que ha roto un tabú en la Alemania de posguerra, divide a la CDU, porque la fuga de una parte de su electorado a la extrema derecha compromete su capacidad de gobernar.
La salida de Merkel, independientemente de que sea a final de su mandato a finales de 2021 o por elecciones anticipadas, coincide de hecho con el fin de un periodo económico dorado.