Emblema de la democracia española, con gran popularidad durante décadas por su papel en la transición posfranquista, el rey emérito Juan Carlos ha visto empañada su buena imagen por los escándalos de supuesta corrupción que le han empujado a irse de España para salvar a la monarquía.
Seis años después de abdicar, el rey emérito Juan Carlos I se encuentra en una situación muy complicada, investigado por la justicia de Suiza y España por presunta corrupción y con un clamor creciente pidiendo que salga de la Zarzuela para salvar a la monarquía, que encarna su hijo Felipe VI.
Los españoles han conocido en los últimos meses detalles sobre la gestión opaca de dinero entregado por Arabia Saudita al antiguo jefe de Estado, en particular 100 millones de dólares que habría recibido secretamente en una cuenta en Suiza en 2008 y supuestas estructuras en paraísos fiscales para evadir impuestos.
En una carta enviada a su hijo Felipe VI, el rey emérito le explicó las razones por las que salía del país, en esta le comentó que desde "hace un año" expreso su voluntad y "deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales".
"Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarse, en estos momentos, fuera de España. Una decisión que tomo con profundo sentimiento, pero con gran serenidad. He sido Rey de España durante casi cuarenta años y, durante todos ellos, siempre he querido lo mejor para España y para la Corona", manifestó.
Sus problemas no son nuevos. Empezaron con la investigación por corrupción contra su yerno Iñaki Urdangarin y su hija menor la infanta Cristina, que fue imputada el 7 de enero de 2014 por presunto fraude fiscal y blanqueo en el caso contra su esposo.
La noticia le llegaba en su peor momento. Aún convaleciente de su novena operación en menos de cuatro años, la víspera había dado al país una imagen muy alejada de lo habitual: un rey físicamente debilitado y balbuciente en la lectura de un corto discurso con motivo de un acto militar.
El monarca aparecía aún más cansado que aquel 18 de abril de 2012, cuando había dejado estupefacto al país al pronunciar ante las cámaras de televisión una disculpa histórica: "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir".
Unos días antes había estallado la polémica por una cacería de elefantes en Botsuana, de donde tuvo que ser repatriado con una fractura de cadera, cuando estaba acompañado por su entonces amante, la alemana Corinna Larsen a la que el rey emérito le habría transferido 65 millones de euros como regalo, según revelaciones de la prensa.
Otra aparición televisiva 31 años atrás se había convertido en la cúspide de su reinado: el 23 de febrero de 1981, el joven monarca en uniforme militar ordenó a los oficiales sublevados que ocupaban el Congreso que volvieran a sus cuarteles, convirtiéndose en salvador de la joven democracia española.
Lea aquí la carta del rey emérito Juan Carlos: