CUANDO las fuerzas afganas triplican esfuerzos para evitar que los talibanes tomen el control de varias ciudades, deterioro en la seguridad nacional que según el presidente el presidente Ashraf Ghani se dio ante la decisión norteamericana de retirar ‘abruptamente’ sus tropas, Estados Unidos y Reino Unido acusaron a esos insurgentes de haber cometido ‘crímenes de guerra”.
"En Spin Boldak, Kandahar, los talibanes masacraron a decenas de civiles en asesinatos por venganza. Estos asesinatos podrías constituir crímenes de guerra; deben ser investigados y los combatientes o jefes talibanes responsables deben rendir cuentas", señalaron las embajadas de ambos países en Kabul, en términos similares en sus respectivas cuentas de Twitter.
"La dirección de los talibanes debe ser considerada responsable de los crímenes de sus combatientes. Si usted no es capaz de controlar a sus combatientes ahora, no tiene nada que hacer con el gobierno más tarde", consideraron ambas embajadas.
Las acusaciones ocurren luego de un informe de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán, un organismo público.
En ese reporte, la Comisión dice que "descubrió que después de tomar el distrito de Spin Boldak, los talibanes buscaron e identificaron a los responsables gubernamentales pasados y presentes, y mataron a personas que no tenían ningún papel combatiente".
Afirma que identificó a 40 personas asesinadas en el distrito por los talibanes, pero "según ciertas alegaciones, que no se pudieron verificar inmediatamente, su número podría ser superior".
Los insurgentes también tomaron represalias contra los residentes que acogieron favorablemente a las fuerzas afganas durante un intento fallido de reconquista del distrito, en particular saqueando sus hogares. Según la Comisión, también se dio muerte a civiles por "motivos personales" y por "conflictos pasados".
En opinión de la Comisión, estos asesinatos por parte de los talibanes en el distrito de Spin Boldak constituyen una clara violación del derecho internacional humanitario y pueden constituir crímenes de guerra.
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Entre tanto el presidente afgano Ashraf Ghani culpó a la decisión de Estados Unidos de retirar "abruptamente" sus tropas por el deterioro de la seguridad en su país.
"La razón de nuestra actual situación es que esta decisión fue tomada abruptamente", dijo Ghani al parlamento, agregando que había advertido a Washington de que una retirada tendría "consecuencias".
Dos cohetes dañaron el domingo la pista del aeropuerto de Kandahar, provocando la interrupción de todos los vuelos con esta gran ciudad del sur de Afganistán, mientras los combates entre el ejército y los talibanes se intensificaron en otras capitales de provincia.
Los insurgentes también se acercaron a los límites de Herat, gran ciudad del oeste escenario de combates por cuarto día consecutivo, y se adentraron en Lashkar Gah, capital de la provincia de Helmand, vecina de Kandahar.
Desde mayo, aprovechando la ya casi terminada retirada de las fuerzas internacionales del país, los talibanes lanzaron una ofensiva con la que se han apoderado de amplios territorios rurales.
Las fuerzas afganas luchaban ayer para evitar que algunas de las principales ciudades caigan en manos de los talibanes. En el sur de Afganistán, el gobierno desplegó cientos de comandos en Lashkar Gah y emplea ataques aéreos.
La pérdida de Lashkar Gah supondría un golpe estratégico y psicológico para el gobierno, que se comprometió a defender las capitales provinciales a toda costa tras perder gran parte de las zonas rurales en las últimas semanas.
Finalmente, Estados Unidos anunció que recibirá a miles de refugiados afganos adicionales, debido a los temores por la seguridad de las personas que asistieron a las fuerzas militares estadounidenses durante los 20 años de guerra en ese país.
El Departamento de Estado dijo que ampliará la elegibilidad de las admisiones en su programa de refugiados más allá de los cerca de 20.000 afganos que ya lo solicitaron bajo un programa para intérpretes que trabajaron con las fuerzas estadounidenses.