SENTADOS junto a una pila de piedras y una fogata, un grupo de jóvenes vigila la entrada principal de Soura, barrio asediado al que bautizaron “la Gaza de Cachemira”, mientras resuenan altavoces con llamados a la liberación.
En la periferia de Srinagar, principal ciudad de la parte de Cachemira bajo control indio, Soura se aisló de los alrededores regidos por las fuerzas de seguridad indias.
La región himalaya, de mayoría musulmana e igualmente reivindicada por Pakistán, está totalmente aislada del mundo.
Las autoridades indias impusieron un bloqueo a las comunicaciones y fuertes restricciones a la circulación el 4 de agosto, la víspera del anuncio de la revocación de la autonomía constitucional de esta parte de Cachemira.
Nueva Delhi desplegó decenas de miles de soldados suplementarios ante el temor de sublevación.
Como reacción, los habitantes de Soura erigieron, a modo de frontera, barricadas improvisadas, hechas de láminas de chapa, troncos, toneles de gasolina y otras piezas de cemento. Igualmente excavaron trincheras para mantener a los soldados a distancia de sus manifestaciones diarias contra India.
“Solo pueden entrar en Soura caminando sobre nuestros cuerpos. No cederemos ni un dedo de nuestra tierra a India”, afirma a la AFP Mufeed, uno de los voluntarios para vigilar el barrio por la noche.
“Exactamente como Gaza resiste ante Israel, nosotros lucharemos por nuestra parte con todas nuestras fuerzas”, subraya.
Según diversos testimonios, a pesar del bloqueo, al menos 150.000 personas se manifestaron el 9 de agosto, la mayor protesta hasta ahora, que fue dispersada por las fuerzas de seguridad con gases lacrimógenos y balines de plomo.
"Fuera India, fuera"
Soura cuenta con unas 2.000 casas a orillas de un lago, rodeadas por las fuerzas indias. Su famosa mezquita Jenab Saeb es el lugar de predilección de miles de manifestantes. Cada noche, los habitantes, provistos de antorchas, descienden por callejuelas estrechas con muros cubiertos de pintadas como “Libertad para Cachemira” o “Fuera India, fuera”.
Los vecinos señalan cualquier movimiento de las fuerzas del orden en la carretera principal que se encuentra detrás de Soura.
La policía, que desplegó drones y helicópteros, intentó entrar en Soura en al menos tres ocasiones, sin éxito, repelida por lanzamientos de piedras y jóvenes armados de hachas y arpones.
Familiarizados con las técnicas de dispersión policiales, los manifestantes se mojan la cara con agua salada después de los disparos de gases pimienta y lacrimógenos, y se ponen casos y gafas de protección. Tres jóvenes fueron detenidos tras aventurarse fuera del barrio.
Los soldados indios “ponen a prueba nuestra resistencia pero fracasarán sin lugar a dudas”, declara a la AFP Nahida, una habitante. “Ya les hemos vencido e incluso si esta situación dura años, no abandonaremos”, añade.
Pese a las manifestaciones de Soura, las autoridades indias afirman que Cachemira está en calma, en su gran mayoría, desde el bloqueo.
"Planes abominables"
Soura forma parte de la convulsa historia de Cachemira desde la partición de la región entre India y Pakistán en 1947.
Fue aquí donde nació el ex primer ministro del estado de Jammu y Cachemira, jeque Abdullah, que aceptó que esta parte de Cachemira se uniera a India contra los derechos de autonomía.
Su partido, la Conferencia Nacional (NC), dirigió el gobierno de Jammu y Cachemira durante más de cinco décadas, con su hijo Farooq Abdullah y su nieto Omar Abdullah, convertidos en ministros. Ambos fueron detenidos durante el bloqueo.
El sentimiento hostil a India no deja de aumentar, sobre todo porque con la revocación de la autonomía, los indios pueden ahora presentarse a empleos públicos y adquirir bienes inmobiliarios en Jammu y Cachemira.
Rafiq Mansoor Shah, habitante de Soura, afirma que numerosos ciudadanos cuestionan la decisión de jeque Abdullah de alinearse con India.
Como él, una buena parte de la población local tema que Nueva Delhi fomente "planes abominables para apoderarse de nuestras tierras".
“Debido a la sed de poder [de la familia Abdullah], nos hemos vuelto esclavos de India. Estamos intentando corregir este error histórico”, advierte.