La socialdemocracia es una ideología política que originalmente defendía una transición evolutiva pacífica de la sociedad capitalista al socialismo, pero utilizando procesos políticos establecidos, en vez de la violencia. En la segunda mitad del siglo XX surgió una versión más moderada de la doctrina, que generalmente propugnaba por la regulación estatal más que por la propiedad oficial de los medios de producción, así como por amplios programas de bienestar social.
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¿Cuál es el origen histórico? Basado en el socialismo del siglo XIX y los principios de Marx y Engels, la socialdemocracia comparte raíces ideológicas comunes con el comunismo, pero intenta evitar su totalitarismo. Es más, se conoció originalmente como revisionismo, porque representó un cambio en la doctrina marxista básica, principalmente en el repudio del uso de la revolución.
Uno de los principales precursores de la doctrina fue el August Bebel, quien fundó el Partido Socialdemócrata de Alemania e imbuyó a la socialdemocracia en la creencia de que el socialismo debe instalarse por medios legales.
“Estos gobiernos sentaron las bases para los programas europeos modernos de bienestar social que siempre han tenido una visión ambivalente, pero generalmente benigna, del papel del mercado en la sociedad”
Después de la Segunda Guerra Mundial, los partidos socialdemócratas de varias naciones de Europa occidental llegaron al poder. Cabe mencionar importantes mandatarios como Willy Brandt en Alemania Occidental; en Suecia Olof Palme, Francia con François Mitterrand y Gran Bretaña con el Partido Laborista. Estos gobiernos sentaron las bases para los programas europeos modernos de bienestar social que siempre han tenido una visión ambivalente, pero generalmente benigna, del papel del mercado en la sociedad.
En este sentido, la socialdemocracia asumió que la expansión de la democracia conduciría a la eliminación gradual del capitalismo, aunque niega que este sea su objetivo principal.
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Desaparición del capitalismo
El “estado de bienestar”, principal logro de la doctrina, iba a ser un instrumento para reformar el capitalismo; sin embargo, los cambios provocados por fenómenos como la globalización han hecho necesario una reconsideración importante por parte de los socialdemócratas del papel del capitalismo, lo que ha llevado a la aceptación de que el capitalismo no está desapareciendo gradualmente y que lo que se pretende ahora es controlarlo.
Los defensores modernos de la doctrina aseguran que la socialdemocracia se constituye ahora en una forma de regular la sociedad y de poner la economía de mercado al servicio de las personas... Esto porque asumen que el mercado por sí sólo no genera solidaridad ni los valores comunes necesarios para la vida en sociedad.
Este cambio en la postura ha sido el resultado del progresivo movimiento hacia el centro liberal del espectro ideológico de los socialdemócratas, que se ha debido en gran medida a la combinación de prosperidad masiva, mayores niveles de movilidad social, la profunda democratización política y el fracaso de las ideas y regímenes socialistas en el mundo.
“A diferencia de otras corrientes del pensamiento socialista, los socialdemócratas estipulan que el capitalismo puede y debe humanizarse”
A diferencia de otras corrientes del pensamiento socialista, los socialdemócratas estipulan que el capitalismo puede y debe humanizarse. La creación de una sociedad construida en torno a la justicia social y la igualdad no requiere, por tanto, un programa masivo de nacionalización y control estatal, como defienden los socialistas democráticos; ni la revolución predicha por los marxistas.
En cambio, un sistema económico basado principalmente en la propiedad privada puede civilizarse a través de un amplio conjunto de políticas de izquierda, que incluirían un salario mínimo nacional, legislación progresiva en materia de salud y seguridad, leyes contra la discriminación y amplio derechos laborales.
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Sin embargo, salta a la vista que todas estas medidas ya han sido conseguidas en la mayoría de las democracias occidentales modernas, sin que necesariamente hayan tenido gobiernos que defiendan esta doctrina socialdemócrata, lo que pone en tela de juicio la necesidad de desarrollar sus propuestas para conseguir sus resultados sociales.
Esta evidencia ha llevado a que, aunque en países de Latinoamérica la doctrina esté en boga, en el resto del planeta la rosa que la identifica esté un poco marchita. La incapacidad para adaptarse a una nueva coyuntura internacional tras el final de la “Guerra Fría” ha debilitado a la socialdemocracia.
En Latinoamérica
En América Latina se registra un acontecimiento particular. Grupos políticos de izquierda, centroizquierda o progresistas se han autoproclamado como abanderados de los ideales socialdemócratas y con ello han logrado llegar al poder, cómo ha sido el caso de Brasil, con Luiz Inácio Lula da Silva; Chile con Ricardo Lagos y Michelle Bachelet; así como Uruguay con Tabaré Vázquez y José Mujica.
“En Colombia la socialdemocracia no ha echado raíces. De hecho, al ser un Estado Social de Derecho ya establece fines, garantías y metas estatales que en otras latitudes defiende esa corriente política”
En Colombia la socialdemocracia no ha echado raíces. De hecho, al ser un Estado Social de Derecho ya establece fines, garantías y metas estatales que en otras latitudes defiende esa corriente política pero que aquí, desde la Carta del 91 e incluso antes, ya son mandatos y derechos universales. Por lo mismo ha llamado la atención que ahora un grupo de congresistas y políticos esté intentando enarbolar esas banderas políticas.
Al decir de algunos analistas, esta propuesta parecería más electoral que programática, considerando que, como ya se mencionó, en nuestro país se ha garantizado la prevalencia de los derechos sociales.
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Lo cierto es que congresistas y dirigentes como Roy Barreras, Juan Fernando Cristo, Humberto de la Calle, Rodrigo Lara, Juan Manuel Galán, Alejandro Gaviria y Luis Fernando Velasco, entre otros, han planteado una unión bajo esta sombrilla. El soporte ideológico no parece claro e incluso hay quienes consideran que, en el fondo, el principal objetivo es lograr erigir a un candidato único pueda hacer frente a los candidatos de centro derecha y centro izquierda en las elecciones presidenciales de 2022.
Es más, resulta llamativo que el grupo socialdemócrata nacional defienda, sin embargo, ideales propias del liberalismo clásico, que fueron las que en principio atacó esta doctrina.
Habrá que esperar, entonces, que este nuevo bloque socialdemócrata empiece a sentar línea política sobre las cuestiones de Estado principales. Solo allí se verá si existe una diferenciación ideológica real y tangible. Será interesante ver ese proceso de definición política, más aun tratándose de un dirigentes de provienen de partidos ubicados en distinto lugares del espectro político. Incluso, una alta fuente del Partido Liberal, le dijo a un periodista de EL NUEVO SIGLO, que llamaba la atención que muchos de ellos tuvieran origen liberal pero estén ahora en otras toldas o se apartaron del oficialismo gavirista.
“Será interesante ver ese proceso de definición política, más aun tratándose de un dirigentes de provienen de partidos ubicados en distinto lugares del espectro político”
“… Lo que veo es una plataforma para una propuesta presidencial para 2022 y allí hay varios nombres con intenciones… Hay una urgencia de mostrar una propuesta de centro radical, que se diferencie de los candidatos que se proyecten a izquierda y derecha, e incluso de los nombres que hoy dicen ser candidatos del centro centro…”, precisó un reconocido analista político, que pidió la reserva de su nombre para no “levantar ampolla”.
Como se ve, la propuesta de la socialdemocracia en Colombia asoma todavía muy gaseosa, sin tener clara la estructura ideológica y sí, innegablemente, con un móvil electoral que parece ser muy evidente.