Debido a la política de 'Cero tolerancia' de Trump aún hay a más de 500 niños separados de sus familias.
Un grupo de abogados presentó una demanda colectiva contra el fiscal general de los Estados Unidos, Jeff Sessions, y otros funcionarios del gobierno de Donald Trump argumentando que son responsables de los traumas que tuvieron lo niños separados de sus familias.
El recurso judicial interpuesto esta semana en Worcester, Massachusetts, busca crear un fondo para cubrir los tratamientos psicológicos de las familias afectadas.
Los niños tienen pesadillas. Se comen las uñas hasta sangrar. Se caen de la cama en la noche al despertar sobresaltados por el miedo, dijo Susan Church, una de las abogadas que presentó la demanda. Esto le sigue ocurriendo a muchos niños aún cuando han sido reunificados con sus familias.
El estrés postraumático no es el único problema que enfrentan las más de 2.500 familias víctimas de la política ´Tolerancia cero´ de Trump.
Más de 500 niños siguen separados de sus seres queridos, según un reporte del gobierno estadounidense. La situación es más grave en el caso de 366 niños, seis de ellos menores de cinco años, cuyos padres fueron deportados a sus países de origen. Devolver a los niños podría significar un riesgo para sus vidas.
"Estos pequeñitos desde que estaban en sus países de origen, sobre todo Honduras y El Salvador, han vivido horrores de violencia y familias desintegradas que han ido emigrando poco a poco", explica el padre Alejandro Solalinde, coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur, del Episcopado Mexicano, y nominado al Premio Nobel de Paz 2017. Deportarlos podría significar una fuerte revictimización.
El plan hasta ahora expresado por el Gobierno para resolver la situación de los menores que aún tienen bajo su custodia es deportar a los niños o asignarles un tutor en Estados Unidos.
Pero organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) no están de acuerdo con este plan. La entidad presentó una demanda pidiendo que se les permita a los padres de los niños volver a entrar a Estados Unidos para tramitar el asilo político. Los jueces aún no se han pronunciado sobre esta petición y el futuro para cientos de los niños es aún incierto.
Solalinde duda que el gobierno Trump abra las puertas para que esos migrantes tramiten su asilo. “Lo que les pasó a los niños se está usando como escarmiento para todas las demás personas que quieran entrar a Estados Unidos de forma irregular. Es un castigo ejemplar”, explica el padre .
El sacerdote afirma que las acciones de violencia y de agresión contra los migrantes son muy representativas y no tienen antecedentes en la historia de Estados Unidos. “Por primera vez un presidente de los Estados Unidos se ensaña contra los más vulnerables entre los migrantes que son los niños”, explica.
Una solución a largo plazo
La separación de familias en Estados Unidos migrantes demostró que es urgente una solución a largo plazo para la migración centroaméricana.
Érika Guevara, directora para las Américas de Amnistía Internacional, señala que la crisis de refugiados del triángulo norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador, Guatemala) ha sido prolongada y representa un gran desafío para las Américas.
“Por desgracia estamos atravesando un periodo de mucha regresión en el tema de derechos humanos en el mundo entero, pero particularmente en nuestro continente el tema de la movilidad humana continúa siendo uno de los grandes desafíos”, explicó Guevara.
Por su parte, Solalinde explica que la región debe empezar a buscar soluciones estructurales que resuelvan las necesidades básicas de los ciudadanos.
Hoy en día unas 20.000 personas han dejado Nicaragua debido a la crisis política y social que atraviesa el país, El Salvador tiene un promedio de 9,8 homicidios diarios y México está sumergida en una lucha contra las drogas que ha dejado miles de víctimas.
La solución entonces no es solo reunificar a las familias y atender a los niños traumatizados sino crear una estrategia regional de desarrollo económico, político y social.
“A futuro el gobierno de México y los países de Centroamérica podrían hacer un programa de desarrollo integral en la región para que a largo plazo las personas no tengan que salir de sus países forzadamente”, concluye Solalinde.