El Pontífice cuestionó el compromiso de los Estados para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. “Distan mucho de ser los que realmente se necesitan”, señaló
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En el marco del Vigésimo Quinto período de sesiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que actualmente se realiza en Madrid, España, denominada COP 25, el papa Francisco envió una carta a los asistentes del evento en la que afirmó que la aplicación del Acuerdo de Paris requerirá “un compromiso concertado” y “una dedicación generosa por parte de cada uno”.
En su mensaje, el Pontífice cuestionó que los compromisos actuales de los Estados para mitigar el cambio climático y adaptarse a él se encuentran lejos de los que realmente se necesitan para alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo. Por ello, pidió que haya voluntad política “clara, previsora y fuerte”, decidida a seguir un nuevo rumbo que apunte a reorientar las inversiones financieras y económicas hacia la preservación del medio ambiente. Adicionalmente, el Papa señaló que realidad actual nos invita a reflexionar “concienzudamente” sobre la importancia de nuestros modelos de consumo y producción y sobre los procesos de educación y sensibilización para hacerlos coherentes con la dignidad humana.
A continuación, EL NUEVO SIGLO presenta los puntos clave de la misiva:
1. Toma de conciencia
En la parte inicial de la carta, el Papa recuerda que en la COP 21, celebrada en diciembre de 2015, se adoptó el Acuerdo de París, cuya aplicación considera que requerirá un compromiso concertado” y “una dedicación generosa por parte de cada uno”. De acuerdo con el Pontífice, su rápida entrada en vigor, en menos de un año, y las numerosas reuniones y debates destinados a reflexionar sobre uno de los principales desafíos para la humanidad, el del cambio climático, y a identificar las mejores formas de aplicar han puesto de manifiesto una “creciente toma de conciencia” por parte de los distintos actores de la comunidad internacional de la importancia y “la necesidad de trabajar juntos en la construcción de nuestra casa común”.
2. Necesidad de acción rápida
No obstante, a pesar de reconocer esfuerzos que se han llevado a cabo, Francisco considera que, “lamentablemente, después de cuatro años, debemos admitir que esta conciencia sigue siendo bastante débil, incapaz de responder adecuadamente a ese fuerte sentido de urgencia de acción rápida que exigen los datos científicos de que disponemos, como los descritos en los recientes informes especiales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)”. Estos estudios, considera el Pontífice, muestran que los compromisos actuales de los Estados para mitigar el cambio climático y adaptarse a él distan mucho de ser los que realmente se necesitan para alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.
3. Transformación del modelo de desarrollo
Para el Papa en la actualidad existe un creciente acuerdo sobre la necesidad de promover procesos de transición, así como “una transformación de nuestro modelo de desarrollo, para fomentar la solidaridad y reforzar los fuertes vínculos entre la lucha contra el cambio climático y la pobreza”. Posteriormente, señala que hay numerosas iniciativas que se han puesto en práctica o están en marcha, no sólo por parte de los gobiernos, sino también de las comunidades locales, el sector privado, la sociedad civil y las personas. Sin embargo, sigue siendo motivo de gran preocupación la capacidad de esos procesos para respetar el calendario exigido por la ciencia, así como la distribución de los costos que requieren.
4. Necesidad de voluntad política
El Pontífice considera que debemos preguntarnos seriamente si existe “la voluntad política” de destinar con “honestidad, responsabilidad y coraje”, más recursos humanos, financieros y tecnológicos para mitigar los efectos negativos del cambio climático, así como para ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables que son las más afectadas. Numerosos estudios, señala el Papa, “nos dicen que todavía es posible limitar el calentamiento global”. Para ello, subraya que necesitamos una voluntad política clara, previsora y fuerte, decidida a seguir un nuevo rumbo que apunte a reorientar las inversiones financieras y económicas hacia aquellas áreas que realmente salvaguarden las condiciones de una vida digna de la humanidad en un planeta sano para hoy y para mañana.
5. Reflexionar sobre modelos de consumo
El Papa considera que realidad actual nos invita a reflexionar “concienzudamente” sobre la importancia de nuestros modelos de consumo y producción y sobre los procesos de educación y sensibilización para hacerlos coherentes con la dignidad humana. En este sentido, invita a los participantes en la COP 25 a tener presente que, nos enfrentamos a un “desafío de civilización” en favor del bien común y a un cambio de perspectiva que sitúa esta misma dignidad en el centro de nuestra acción, que se expresa claramente en el “rostro humano” de las emergencias climáticas. Por ello, debemos aprovechar esta ocasión mediante acciones responsables en los ámbitos económico, tecnológico, social y educativo, sabiendo muy bien que nuestras acciones son interdependientes.
6. Jóvenes
En la parte final del texto Francisco se dirige a los jóvenes, quienes, asevera, muestran una gran sensibilidad a los complejos problemas que surgen de esta “emergencia”. “No debemos cargar a las próximas generaciones con los problemas causados por los anteriores. Debemos darles, en cambio, la oportunidad de recordar a nuestra generación como aquella que renovó y actuó – con conciencia honesta, responsable y valiente – la necesidad fundamental de colaborar para preservar y cultivar nuestra casa común”, señaló. El Papa finalmente animó a ofrecer a la próxima generación “razones concretas para esperar y trabajar por un futuro bueno y digno” y manifestó su esperanza de que “este espíritu anime el trabajo de la COP 25, a la cual deseo mucho éxito”.