¿Se acaba la era Castro? | El Nuevo Siglo
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Sábado, 23 de Diciembre de 2017
Redacción internacional con AFP
Aunque el sucesor de Raúl no será un miembro de la familia, no se descarta que uno de sus hijos, se convierta en “el poder detrás del trono”

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El presidente cubano Raúl Castro, de 86 años, a la sombra de su hermano Fidel por décadas antes de tomar las riendas del país hace 11 años, lleva a Cuba por el camino de moderados cambios que incluyen un relevo generacional en abril próximo.

Raúl, histórico ministro de Defensa y segundo hombre del Partido Comunista (PCC, único), pasó a primer plano en julio de 2006 cuando un repentino problema de salud forzó a su hermano mayor a ceder el poder a quien siempre presentó como su sucesor.

En 2008, asumió formalmente la presidencia del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, después que Fidel renunciara a su protagonismo.

Reservado y paciente, ante un Fidel locuaz y exuberante, Raúl emergió gradualmente como el hombre fuerte del poder tras despedir a los más cercanos compañeros de ruta que Fidel le había legado en 2006, reemplazándolos por fieles militares y caras nuevas.

Los hermanos Castro escribieron una historia única de cooperación en el poder,  a la cabeza de una pequeña isla que ha estado enfrentada por más de medio siglo a la superpotencia de Estados Unidos, apenas 150 km al norte de sus costas.

Para muchos historiadores, fue esta alianza inquebrantable entre Fidel y Raúl la que le permitió a Cuba sobrevivir, no solo los ataques del "enemigo imperialista", como denominan a Estados Unidos, sino también a la caída del "hermano mayor soviético" a finales de la década de 1980.

Junto a Fidel, un estratega visionario con un carisma desbordante, siempre se vio al incansable organizador Raúl tejiendo pacientemente la red de lealtades al régimen.

Alternando el uniforme militar, la guayabera o el traje cruzado, a Raúl no le gustan los medios, pero es conocido por su vivacidad y su sentido del humor, sutil pero punzante.

Fue por su talento de organizador meticuloso que Fidel le confió rápidamente a Raúl las riendas de las "Fuerzas Armadas Revolucionarias". Esta misma cualidad llevó al ejército cubano a exitosas campañas militares en Angola y Etiopía, en los 1970 y 1980.

Con esa paciencia y minuciosidad, Raúl convirtió al ejército en pilar de la economía cubana, primera razón para la supervivencia del régimen en los años 1990.

Reformas y deshielo

Una vez en el poder, Raúl Castro abrió Cuba a una economía de mercado al permitir a los cubanos en 2011 vender sus automóviles y casas, a la vez que los alentó a dejar el sector público para trabajar por cuenta propia.

Pero esta "actualización", que se proponía romper con un modelo económico obsoleto, dejó a actores y observadores insatisfechos. Desde 2016, la isla está luchando por reactivar su economía en un contexto marcado por el prolongado embargo de Estados Unidos y las dificultades de su aliada Venezuela.

En 2013, Raúl también levantó severas restricciones de medio siglo para viajar al exterior, una demanda clave de una disidencia que devino más moderada sobre todo porque el nuevo presidente vació progresivamente las cárceles de opositores, privilegiando una represión menos enfocada en fuertes condenas.

Pero, sobre todo, Raúl fue el arquitecto del histórico acercamiento anunciado a finales de 2014 con Estados Unidos.

En los últimos meses, Raúl Castro puso freno a las reformas y sentó las bases para pasar el bastón -en abril de 2018- a una nueva generación, nacida después del triunfo de la Revolución.

Raúl siempre ha expresado un agudo sentido de familia, lo contrario de su hermano. Su esposa Vilma Espín, compañera de armas de la Sierra Maestra, presidió por largos años la Federación de Mujeres Cubanas.

La pareja tuvo cuatro hijos, incluido Alejandro Castro Espín, un coronel de 52 años experto en relaciones internacionales. Él representó a Cuba de 2013 a 2014 en las negociaciones secretas que llevaron al histórico acercamiento con Washington.

Varios analistas destacan que Alejandro Castro podría jugar un papel más destacado detrás del delfín designado por el presidente, el actual vicepresidente Miguel Díaz-Canel, de 57 años.

11 años de cambios

Al cierre de 2017, un cubano puede viajar al exterior con menos restricciones, tener su negocio y ver flameando la bandera oficial de Estados Unidos en La Habana. En once años, Raúl Castro logró una transformación silenciosa de la Cuba que recibió de su hermano Fidel.  Aquí algunas de ellas:

Deshielo: El capítulo más espectacular de la era de Raúl se escribió el 17 de diciembre de 2014. Entonces anunció por televisión a los cubanos -mientras Barack Obama lo hacía a los estadounidenses- el restablecimiento de relaciones con Washington. En marzo de 2016 Castro recibió a Obama en La Habana. El proceso de normalización de relaciones sufre un retroceso desde la llegada a la Casa Blanca, en enero de 2017, de Donald Trump.

Migración: En 2013 eliminó costosos y enrevesados requisitos de viaje y autorizó a los cubanos a permanecer fuera de la isla hasta por dos años -siempre que lo hagan de forma legal-, sin perder sus bienes o residencia. La reforma facilita las visitas y repatriación de quienes migraron. De enero de 2013 a diciembre de 2016, más de 670.000 cubanos hicieron más de un millón de viajes particulares a otros países. Sólo en 2016 se repatriaron 14.000 cubanos.

Trabajo privado: Amplió y flexibilizó el trabajo privado. Más de medio millón de cubanos se desempeña actualmente por cuenta propia, el 10% de una fuerza laboral de cinco millones. Al mismo tiempo el gobierno estudia la legalización de pequeñas y medianas empresas privadas, eliminadas en 1968.

Límites del mandato: Tras 48 años de gobierno de Fidel, Raúl y el Partido Comunista de Cuba (PCC) limitaron a diez años (dos mandatos de cinco) la permanencia en un cargo.

Inversión extranjera: El gobierno de Raúl reformó una ley para dar más incentivos a los inversionistas e inauguró el megapuerto del Mariel, una zona franca llamada a convertirse en el principal polo industrial de Cuba.  Tras un despegue lento, 2017 cierra con un total de 80 proyectos inversionistas con participación extranjera en fase de negociaciones y con posibilidades reales para su concreción durante 2018. 

Deuda externa: A finales de 2015, Cuba logró renegociar su deuda con 14 países del Club de París, congelada desde los años 1980, con una condonación de 8.500 millones de dólares. La isla, que a cambio se comprometió a pagar 2.600 millones de dólares en 18 años, espera con eso acceder a créditos frescos.

Compraventas: Raúl autorizó la compraventa de autos y viviendas. Hasta 2014 se registraron compraventas de 80.000 vehículos y de 40.000 viviendas, según autoridades. El todavía incipiente sector inmobiliario ha supuesto un alivio para el déficit habitacional y contribuido al desarrollo de pequeños negocios.

Internet: El gobierno permitió, aunque restringido, el acceso a Internet. Hasta junio operaban en el país 370 zonas wifi, 630 salas de navegación y más de cuatro millones de líneas celulares.

 

 

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