Para no pocos gobiernos y analistas, no solo se atenta contra la historia religiosa y el patrimonio de la humanidad, sino que hay una clara provocación a Grecia y democracias occidentales
__________
Cada vez son más los líderes políticos y religiosos del mundo que se manifiestan en contra de la decisión del presidente turco Recep Tayyip Erdogan en el sentido de convertir la antigua basílica bizantina de Santa Sofía en una mezquita musulmana a partir de la próxima semana.
Como se recordará, el Consejo de Estado, más alta jurisdicción administrativa turca, revocó en días pasados una medida de 1934 que confería a Santa Sofía el estatuto de museo. Tras esa decisión, Erdogan hizo el polémico anuncio de convertir la basílica en una mezquita.
El anuncio ha provocado reacciones internacionales adversas de El Vaticano, Washington, París y especialmente de los países mayoritariamente ortodoxos, como Grecia y Rusia.
El papa Francisco reaccionó afirmando que su "pensamiento va a Estambul. Pienso en Santa Sofía. Estoy muy afligido".
A su turno, Konstantinos Filis, director del Instituto Griego de Relaciones Internacionales, aseguró que "esta nueva provocación de Turquía, que se dirige no solo a Grecia sino a Occidente, afecta aún más las relaciones" entre los dos países.
Para Filis esta decisión "tiene un doble mensaje": uno hacia el interior de Turquía donde el presidente tiene baja popularidad, y otro hacia Occidente. Subrayó "la agresividad de Turquía desde hace un año en la región: sus tentativas de explotar los recursos energéticos en el sureste del Mediterráneo, seguidas por la invasión del norte de Siria y recientemente en Irak, así como su injerencia en el conflicto en Libia".
Más allá fue el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, quien condenó "con la mayor firmeza" la decisión turca. Además de "su impacto en las relaciones greco-turcas", la decisión "afecta las relaciones de Turquía con la Unión Europea (UE), la Unesco, y la comunidad mundial", señaló.
Igualmente, Lina Mendoni, ministra griega de Cultura, calificó la decisión de "provocación al mundo civilizado" y el jefe de la iglesia ortodoxa de ese país, Monseñor Ieronymos, denunció "la instrumentación de la religión para fines partidistas o geopolíticos".
Estados Unidos, por su parte, se mostró "decepcionado" por la decisión de Turquía e hizo un llamado a que se garantizara el acceso a todos los visitantes. "Estamos decepcionados por la decisión del gobierno de Turquía de cambiar el estatuto de Santa Sofía", dijo la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus.
"Entendemos que el gobierno turco sigue comprometido en mantener el acceso a Santa Sofía a todos los visitantes y deseamos oír sus planes para continuar la administración de Santa Sofía con el fin de garantizar que sigue accesibles para todos sin trabas", añadió.
Asimismo el Consejo Mundial de Iglesias, que reúne a unas 350 iglesias cristianas, en particular protestantes y ortodoxas, reaccionó, en su momento, con "tristeza y consternación" a la conversión en mezquita del museo de Estambul.
Desde 1934 Santa Sofía "fue un lugar de apertura, de encuentros e inspiración para la gente de todas las naciones y religiones", afirmó el secretario general interino del Consejo, Ioan Sauca, en una carta dirigida al presidente Erdogan.
Era una buena prueba de "la adhesión de Turquía a la laicidad" y de su "deseo de dejar atrás los conflictos del pasado", agregó Sauca, quien es miembro de la Iglesia ortodoxa rumana.
Aunque no forma parte de él, la Iglesia católica colabora en algunos asuntos con el Consejo, que tiene sede en Ginebra y se estima reúne a unos 500 millones de creyentes.
Sauca reprochó al presidente turco el haber "invertido este signo positivo de la apertura de Turquía para hacerlo un signo de exclusión y división".
Además, esta decisión amenaza con animar "las ambiciones de otros grupos" que buscan "promover la renovación de divisiones entre las comunidades religiosas", advirtió.
Réplicas
El presidente turco, que promueve esta medida desde hace años, rechazó estas condenas internacionales, argumentando que se trata de "derechos soberanos" de su país y aseguró que Santa Sofía era un "museo y no una basílica".
La antigua basílica, reconvertida en mezquita, seguirá abierta a los visitantes fuera de las horas de oración musulmana, durante las cuales los iconos cristianos deberán ser disimulados, anunció la Autoridad de Asuntos Religiosos en Turquía, que indicó que las representaciones cristianas en la antigua basílica "no constituyen un obstáculo para las oraciones".
"Los iconos (cristianos) deberán ser disimulados con cortinas u otros medios apropiados", añadió el organismo. La prensa turca mencionó la posibilidad de utilizar técnicas de iluminación para oscurecer estas imágenes durante las cinco oraciones musulmanas diarias. "No existe ningún obstáculo desde el punto de vista religioso para la apertura de Santa Sofía a los visitantes fuera de las horas de oración", prosiguió.
Tensión histórica
Países vecinos y ambos miembros de la OTAN, Grecia y Turquía han vivido en su historia tensas relaciones, agravadas en los últimos años por asuntos migratorios y otros relacionados con perforaciones petroleras "ilegales" frente a las costas de Chipre y violaciones al embargo de armas contra Libia.
Para la historiadora Christina Koulouri "esta decisión (sobre la basílica) tiene un simbolismo particular y sirve para presionar a Europa, donde el conflicto entre cristianismo e islam es un factor importante de la identidad europea". "El imperio bizantino es elemento constitutivo de la identidad griega, la historia y la religión del país, un lazo entre la antigüedad griega y la Grecia contemporánea", señala Koulouri.
Santa Sofía, construida en el siglo VI por los bizantinos, está declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad y es una de las principales atracciones turísticas de Estambul, con unos 3,8 millones de visitantes en 2019. Convertida en mezquita tras la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453, fue transformada en museo en 1934 por el dirigente de la joven república turca, Mustafa Kemal Atatürk, que deseaba "ofrecerla a la humanidad".