UNA apuesta muy arriesgada políticamente pero inevitable es la que realiza el líder socialista español, Pedro Sánchez, Vencedor sin mayoría absoluta en las legislativas del pasado domingo, al negociar el apoyo de una parte del separatismo catalán para logar ser investido como presidente del gobierno.
La portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, mantuvo ayer una reunión con Gabriel Rufián, su homólogo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), uno de los tres partidos separatistas presentes en la cámara.
Su objetivo, tratar de amarrar su apoyo a la coalición de gobierno anunciada el martes por el líder del PSOE con la izquierda radical de Podemos.
Una situación obligada, ya que estos dos partidos sólo suman 155 escaños en la cámara baja, muy lejos de la mayoría absoluta (176). El partido liberal Ciudadanos, que podría hacer de bisagra con sus 10 diputados, se mantiene en el 'no', y de las otras dos formaciones catalanas tampoco se espera que se muevan de la negativa.
La reunión terminó en chasco, ya que los republicanos respondieron en un comunicado que su posición "sigue siendo un no a una eventual investidura de Pedro Sánchez", pues "no ha habido indicio alguno de que el Partido Socialista vaya a abandonar la vía represiva para afrontar el conflicto político existente entre Cataluña y el Estado" español.
No obstante, Lastra y Rufián acordaron que seguirán en contacto.
El independentismo catalán está en ebullición, desde que en octubre el Tribunal Supremo impusiera penas de cárcel de entre 9 y 13 años a nueve líderes separatistas, por su implicación en el fracasado intento de secesión unilateral de 2017.
Entre ellos está el líder de ERC y ex vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, quien recibió la pena más elevada, 13 años de prisión.
La idea inicial, como dijo el lunes José Luis Ábalos, ministro saliente de Fomento, era no depender del separatismo. "Vamos a seguir intentando, aunque sea solos, no depender de los independentistas, y es posible", dijo.
Pero con la aritmética parlamentaria mano, la realidad es que "todos los caminos conducen a ERC", explica a AFP Manuel Mostaza, analista político de la consultora Atrevia.
Esquerra alentó el pasado verano que Podemos y el PSOE formaran un gobierno de coalición, pero estos fracasaron en el intento. Desde entonces han cambiado mucho las cosas, con las condenas del Supremo y las posteriores manifestaciones en las calles de Cataluña, algunas violentas.
Esta misma semana, grupos separatistas radicales bloquearon durante tres días la autopista AP-7 que comunica España con Francia. Una movilización que está utilizando a modo de presión Esquerra, que cogobierna Cataluña junto con la lista del ex presidente Carles Puigdemont, Juntos por Cataluña (JXCat).
"Es importante que haya una ciudadanía movilizada, para que el gobierno del Estado español se mueva", dijo el miércoles Pere Aragonés, actual vicepresidente catalán y dirigente de ERC.
Aragonés formuló sus condiciones en la radio Onda Cero: un compromiso firme sobre "una mesa de negociación con las dos partes", el gobierno de España y el de Cataluña, donde "haya libertad para poner encima de la mesa (...) las propuestas de resolución" de cada parte.
Ahí, prosiguió Aragonés, el independentismo defenderá la manera de alcanzar la autodeterminación.
Poco después, Sánchez reiteró que su coalición es el "único" gobierno posible, y retó a ERC a explicar "qué gobierno quieren", si persisten en bloquearlo. Según añadió, su objetivo es "que hubiera gobierno en diciembre"./