James Cook no quita la vista de la carga de cangrejos y langostas que traen los barcos pesqueros al puerto de la pequeña ciudad de Eyemouth en Escocia.
Las cajas están listas para transportarlas al mercado de Boulogne-sur-Mer, norte de Francia, y están destinadas a las mesas de algunos de los mejores restaurantes y hoteles de Europa.
Cook, que dirige una de las mayores empresas exportadoras de marisco de Escocia, D.R. Collin & Son, dice que en 48 horas hay que entregar los crustáceos, por lo que la rapidez es esencial.
"Con un producto vivo, hay poco margen para realizar el proceso", ya que las capturas entran vivas en los recipientes antes de trasladarlas a cajas para emprender su viaje al sur.
"Si pierdes tiempo en este proceso, el resto de la distribución hasta Boulogne-sur-Mer se desmorona".
Desde 1990, cuando Cook se hizo cargo de la empresa, el rastreo del marisco hasta Francia ha sido sencillo y rápido. Pero esto va a cambiar a partir del 31 de diciembre, cuando concluya el periodo de transición del Brexit.
A partir del 1 de enero se prevé que la tramitología y los controles aduaneros alarguen las filas en los puertos del Canal de la Mancha, ralentizando la cadena de abastecimiento y poniendo en riesgo los productos perecederos.
Cerca del 80% de los ingresos anuales de la compañía, 61,8 millones de euros, proceden de Europa.
Sin un acuerdo comercial con la Unión Europea tras el Brexit, cualquier arancel sobre el marisco hará subir los precios en la lonja y obligará a la empresa a buscar nuevos destinos para su producto.
Pero encontrar nuevos mercados dispuestos a pagar más por el marisco escocés no es una labor sencilla, dice Cook, que lamenta que se hayan ignorado las preocupaciones de los exportadores del país.
Creciente apoyo
La pesca es el principal escollo en las negociaciones para llegar a un acuerdo entre Londres y Bruselas tras el Brexit ya que Reino Unido quiere mantener el control total de sus aguas territoriales.
Pero en Escocia, la mera idea del Brexit ha alimentado el creciente movimiento de independencia.
"Nuestras aspiraciones de permanecer en Europa no han sido reconocidas", dice Cook. "Nosotros dimos un claro mensaje de que queríamos quedarnos".
Sin embargo, el gobierno en Londres "impuso" a Escocia el Brexit contribuyendo al "clamor popular que se mueve hacia una ruptura con la unión".
Durante la campaña para el referéndum de la independencia de Escocia en 2014, el gobierno británico advirtió que el país perdería el acceso a la UE en caso de que se independizara.
Al final, el 55% de los escoceses votaron en contra de la independencia.
Sin embargo, el posterior referéndum sobre el Brexit ha dejado sin acceso a Escocia al mercado europeo, pese a que el 62% de los escoceses votaron a favor de seguir en el bloque.
El resultado ha dejado en muchos escoceses una amarga sensación de traición y ha encendido la campaña por la independencia, liderada por la primera ministra y líder del Partido Nacional Escocés, Nicola Sturgeon.
El apoyo a la independencia ha crecido en 2020 debido a la oposición al Brexit y a la creciente confianza que ha inspirado el liderazgo de Sturgeon durante la pandemia de covid-19.
En un sondeo realizado recientemente la mayoría de los escoceses apoyan poner fin a los 300 años de unión con Inglaterra.
Escocia realizará elecciones parlamentarias el próximo mayo, y las encuestas otorgan al SNP, que hará campaña a favor de un nuevo referéndum, mayoría absoluta.
No obstante, la decisión para realizar otro referéndum recae en el primer ministro británico, Boris Johnson, que ha descartado otra votación de este tipo.
Nicola McEwen, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Edimburgo, dice que la presión política aumentará sobre Johnson para que apruebe otro referéndum en caso de que el SNP gane el próximo año. /Redacción internacional con AFP