El Ministerio de Defensa ruso acusó el martes al destructor estadounidense USS John S. McCain de ingresar a las aguas territoriales de Rusia en el golfo de Pedro el Grande, en el Mar del Japón, desplazándose dos kilómetros más allá de la frontera marítima.
"Una fragata Almirante Vinogradov de la flota rusa del Pacífico, que estaba rastreando al destructor estadounidense, advirtió al barco extranjero a través de un canal de comunicación internacional sobre la inadmisibilidad de tales acciones y la posibilidad de utilizar una maniobra de embestida para expulsar al intruso de las aguas territoriales", manifestó el Ministerio.
Después de recibir la advertencia, el barco estadounidense regresó inmediatamente a aguas neutrales y no intentó ingresar nuevamente al territorio ruso, destacó el comunicado.
La fragata rusa continuó realizando tareas cerca del buque de guerra estadounidense, mientras que la corbeta Sovershennyy también fue enviada a esta área.
En 2017, el destructor USS John S. McCain chocó con un buque cisterna frente a la costa de Singapur. El accidente dejó 10 tripulantes muertos y unos cinco heridos.
La incursión del destructor estadounidense se dio después de que EEUU se retiró formalmente del Tratado de Cielos Abiertos.
Este tratado permite a los Estados ratificantes hacer vuelos de reconocimiento militar dentro de sus espacios aéreos como medida para ayudar a reforzar la confianza de que ninguno de los países se está preparando para la guerra inminente.
Cerca de 35 naciones son parte del tratado, incluidos EEUU, Rusia, Turquía, muchas naciones europeas y Canadá.
El Tratado de Cielos Abiertos es parte de los esfuerzos de control de armas destinados a disminuir el potencial de guerra y podría indicar la probabilidad de que Trump salga del Nuevo Tratado START con Rusia, que limita los arsenales nucleares desplegados de las naciones, cuando expire a finales de este año.
Estados Unidos ha dicho repetidamente que Rusia está violando el tratado desde 2017, citando en particular la decisión de Rusia de limitar las distancias de vuelo a 311 millas (500 kilómetros) por encima de un enclave ruso entre Lituania y Polonia, negando vuelos cerca de la frontera entre Georgia y Rusia, y rechazando un vuelo previamente aprobado para un ejercicio militar en 2019.