Como la mayoría de los países europeos, que desde que se desató la guerra en Ucrania están buscando alternativas a las fuentes energéticas rusas, en el pueblo de Vadu, en el sureste de Rumania, el preciado gas extraído del mar Negro se está haciendo cada vez más llamativo.
De esta manera está abriéndose paso a través de un laberinto de tuberías nuevas y alimentando la esperanza de que dicho país se libere del gas ruso, pese al avistamiento de minas y buques de guerra.
Más específicamente y para entender lo inmediatamente referido, el gas fluye por plataformas en alta mar, pese a que minas y buques de guerra hacen presente el conflicto en la vecina Ucrania, lo que muestra la determinación de Rumania de terminar con su dependencia de las importaciones de Rusia.
“Rumania está tomando un paso decisivo para asegurar su seguridad energética (...) en un momento en el que el suministro de gas está amenazado por la guerra en Ucrania", indicó durante los últimos días el primer ministro de ese país, Nicolae Ciuca, durante la inauguración de una planta procesadora perteneciente a la empresa Black Sea Oil & Gas (BSOG).
Vale referir que, pese a que Rumania tiene reservas importantes en tierra y en el mar, durante el invierno, que está cada vez más cerca, necesita recurrir a Rusia para cubrir cerca del 20% de su consumo.
Esta compañía, sustentada por la empresa estadounidense Carlyle Group LP y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), comenzó hace dos semanas a explotar yacimientos submarinos.
De esta plataforma, que costó 400 millones de dólares, se extraen cerca de tres millones de metros cúbicos por día. El objetivo es llegar a 1.000 millones de metros cúbicos por año en una década.
"Hoy nos enfrentamos a una emergencia en términos de suministro. Tenemos que dejar los viejos fantasmas en el armario y comenzar a producir de forma local", afirmó Thierry Bros, un experto en energía y clima de la escuela francesa, Sciences Po, quien añadió a la AFP que Rumania tiene “que relanzar los proyectos en el mar Negro; Noruega tiene que relanzar el crecimiento de la producción; en el Reino Unido se debe plantear el lanzamiento del gas de esquisto y en Francia de gas de mina".
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Minas y buques de guerra
Ahora bien, en Vadu el presidente ejecutivo de BSOG, Mark Beacom, dijo que espera que esta infraestructura de última generación también pueda ser usada para futuros proyectos de gas o de energías renovables en el mar Negro. No obstante, la invasión contra Ucrania lanzada por Rusia ha complicado la situación.
"No estamos en una zona de guerra, pero estamos lo suficientemente cerca y esto claramente tiene un impacto", explicó.
El ejecutivo contó que han detectado minas cerca de la plataforma, que han visto buques de guerra navegar cerca de la plataforma y que han avistado aviones.
BSOG tiene dos concesiones en cerca de 120 kilómetros de la costa de Rumania, parte de la cual irónicamente Bucarest recuperó en el 2009 tras un contencioso con Ucrania ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Rumania considera que sus reservas “offshore” de gas se estiman en 200 mil millones de metros cúbicos de gas, pero los inversores son cautos.
Y tras años de trámites, el Parlamento finalmente enmendó en mayo una ley que entorpecía las inversiones en plataformas marinas, que había llevado a la empresa ExxonMobil a retirarse de un proyecto, pese a una inversión de cerca de 2.000 millones de dólares.
"Si queremos ganar contra los rusos, necesitamos energía", dijo ayer Bros, advirtiendo que el tiempo en el que la energía estaba "garantizada" en Europa puede haber llegado a su fin.