Estados Unidos celebrará las elecciones de medio mandato (“midterms”), jornada en la que los estadounidenses asistirán a las urnas para renovar la totalidad de los 435 escaños de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado en Washington y están en liza varias gobernaciones y cargos locales.
Con encuestas que auguran que los republicanos se harían a la mayoría en ambas cámaras, ante lo cual la derecha ganaría terreno, estos resultados le darían a Donald J. Trump un impulso sólido para su eventual candidatura presidencial en las elecciones del 2024.
"Si quieren detener la destrucción de nuestro país y salvar el 'sueño americano', entonces este martes deben votar por los republicanos en una ola roja gigante", dijo el expresidente Trump (quien nunca reconoció la victoria del actual mandatario), en un mitin en el crucial estado de Pensilvania, refiriéndose al color que tradicionalmente identifica al partido.
Y es que este llamado a que haya una ola roja en las urnas para derrotar a los demócratas es un paso apenas lógico si su intención, cada vez más clara, de lanzarse nuevamente a la presidencia, se materializa.
"Muy, muy, muy probablemente lo haré de nuevo", dijo el exmandatario sobre otra candidatura presidencial. "Prepárense, es todo lo que les digo. Muy pronto", añadió en los últimos días el expresidente Trump ante una multitud de simpatizantes congregados en el estado de Iowa.
"Vamos a recuperar el Congreso, vamos a recuperar el Senado", afirmó. "Y en 2024, recuperaremos nuestra magnífica Casa Blanca". El magnate, hay que recordarlo, nunca reconoció su derrota en 2020 frente al actual presidente demócrata y lleva meses barajando volver a postularse a un nuevo mandato.
Ciertamente Trump multiplica los mítines cuando ha salido a respaldar a un número importante de sus candidatos para las elecciones de este martes, y lo más probable es que se atribuya el éxito si privan al presidente demócrata Biden de su mayoría en el Congreso.
En ese sentido, uno de los aspectos clave para los republicanos, de las elecciones que se realizarán el 8 de noviembre, es que si los conservadores se imponen es probable que Trump aproveche para formalizar su candidatura lo antes posible y así adelantarse a posibles rivales dentro de su partido, como el gobernador del estado de la Florida, Ron DeSantis.
De hecho, fuentes anónimas citadas en el portal de noticias Axios apostaron que el expresidente podría estar anunciando su candidatura el próximo 14 de noviembre, lo que también afectaría los expedientes judiciales que Trump tiene pendientes (el magnate inmobiliario es investigado por su presunto papel en el ataque al Capitolio y la gestión de los archivos de la Casa Blanca).
Salvar el sueño americano
Con esa referencia, que fue un hilo conductor en su campaña presidencial, el expresidente llamó a los republicanos hace algunas horas a tener una votación aplastante contra los demócratas.
Y es que después de una feroz campaña centrada en las críticas a la creciente inflación, los republicanos se muestran cada vez más confiados en sus posibilidades de arrebatarle al presidente demócrata sus mayorías legislativas en ambas cámaras.
"Necesitamos recuperar nuestro país", dijo antes del acto Shawn Ecker Gray, de 44 años, quien llevaba una gorra con el eslogan de Trump: "Make America Great Again" (Volver a hacer grande a Estados Unidos).
"Amo a Trump porque apoya todas las cosas en las que creo", señaló de su lado Leslie Boswell, una votante de 39 años que considera que el país va peor que nunca.
En conclusión: para los partidarios del expresidente Trump una victoria republicana en las elecciones del martes ayudará a allanar el camino para que el magnate regrese en dos años a la Casa Blanca.
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Demócratas temerosos
Por su parte, y previendo lo que dicen las encuestas, el presidente Joe Biden y su antecesor Barack Obama instaron durante el fin de semana a votar para proteger la democracia estadounidense.
"La democracia está literalmente en la boleta electoral. Este es un momento decisivo para la nación y todos debemos hablar con una sola voz", dijo Biden en Filadelfia, cuna de la Constitución estadounidense a finales del siglo XVIII.
Todos los focos están puestos en Pensilvania, donde Mehmet Oz, un médico convertido en estrella de la televisión y apoyado por Trump, se disputa el escaño más peleado del Senado estadounidense con John Fetterman, el exalcalde demócrata de un pequeño pueblo.
De esa banca de senador muy posiblemente depende el equilibrio de poderes en la Cámara alta del Congreso, que decide sobre temas fundamentales para el país.
Por su parte, el expresidente Barack Obama estuvo el mediodía del sábado en Pittsburgh, la gran ciudad industrial de Pensilvania, donde pidió al "primo Pookie" y al "tío Joe", que son apodos cariñosos para denominar a los votantes no involucrados con la campaña, dejar el sofá e "¡ir a votar!" por los demócratas.
"¡Te amo!", se escuchó entonces gritar a alguien entre la multitud. "¡Yo también te quiero, pero tienes que votar!", le respondió el exmandatario, quien horas más tarde ante otra multitud volvió a llamar a las urnas.
"Es muy importante que los demócratas permanezcan en el poder”, opinó Jennifer Hahn, una psicóloga de 57 años, mientras hacía una fila de cientos de metros para asistir al acto de Biden, Obama y Fetterman.
Para ella, "el cambio climático, la violencia armada y la violación de los derechos individuales" son los temas cruciales en estas elecciones.
Mientras que Jacqueline Smythe, una terapeuta de 30 años, dijo temer que sus derechos como mujer estén en juego si los republicanos recuperan el control del Congreso, luego de que la Corte Suprema, de mayoría conservadora, revocara en junio el derecho al aborto a nivel nacional. "El Partido Republicano se está convirtiendo casi en una dictadura", afirmó.
Biden, ¿un problema de edad?
El presidente Biden, que pronto cumplirá 80 años, ha dicho que quiere postularse nuevamente en 2024, pero la perspectiva no convence a todos los demócratas debido a su edad y a su impopularidad.
El presidente demócrata busca convencer a los votantes de que esta votación es decisiva en temas como el aborto o el matrimonio homosexual, sobre los que ha prometido legislar si obtiene sólidas mayorías en el Congreso.
No obstante, el aumento de los precios, de un 8,2% de media interanual, sigue siendo, por lejos, la principal preocupación de los estadounidenses.
"Los demócratas están preocupados", bromeó el republicano Oz. "La izquierda radical sabe que la dinámica está a favor de los republicanos”, añadió.
Bastiones amenazados
Precisamente en Nueva York, un estado que ha estado en manos de los demócratas durante más de 20 años, el viento podría cambiar el próximo lunes. Para socorrer a la gobernadora Kathy Hochul, el partido envió a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y a la vicepresidenta Kamala Harris.
Otros bastiones demócratas, como Oregón y Colorado, también parecen debilitados por el descontento vinculado a la galopante inflación, de la que los republicanos culpan a Joe Biden.
Para contrarrestar este mensaje, el presidente emprendió una gira por el país, insistiendo en sus esfuerzos para proteger a las clases trabajadoras y el empleo.
Los demócratas también hacen campaña por el derecho al aborto y la salvaguarda de la democracia, que dicen está amenazada por el ala trumpista del partido republicano, al que acusan de mantener un clima propicio para la violencia política.
Este discurso se amplificó en los últimos días por el violento ataque al marido de Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en el Congreso, en San Francisco.
En momentos en que los trabajadores electorales estadounidenses son regularmente objeto de amenazas, "el mensaje es claro, hay razones para estar preocupados. Pero no podemos tener miedo", dijo Pelosi, entre lágrimas.