TRAS poner en diciembre el acuerdo de Brexit de Boris Johnson en la vía de una aprobación asegurada, los diputados británicos retomaron ayer con paso firme los trámites para su histórica salida de la Unión Europea a final de mes.
Al volante de su apisonadora parlamentaria de 365 diputados, en una cámara de 650 escaños, el primer ministro conservador espera que su proyecto de ley, que traduce a la legislación británica el Tratado de Retirada negociado con Bruselas, sea definitivamente aprobado por los diputados el jueves.
Decidida por 52% de votos en un referéndum en 2016, la salida británica del bloque europeo debía inicialmente tener lugar en marzo de 2019 pero el bloqueo por un Parlamento fragmentado obligó a tres aplazamientos, hasta el 31 de enero.
Ahora, gracias a una sólida mayoría conservadora, en poco más de tres semanas el Reino Unido pondrá fin a 47 años de complicada relación con la UE. Y esta, por primera vez en su historia, perderá un país miembro y ganará un poderoso competidor comercial y financiero a sus puertas.
De regreso de sus vacaciones, los diputados retomaron el debate ayer centrándose en el futuro de los ciudadanos europeos y británicos residentes al otro lado del Canal de la Mancha.
"Lo que hace este proyecto de ley es garantizar los derechos de los ciudadanos europeos en el Reino Unido y los derechos de los ciudadanos británicos en la Unión Europea", afirmó el ministro del Brexit, Steve Barclay, ante una cámara casi desierta por lo tardío de la hora y el nulo suspense sobre el resultado de la votación.
El calendario acelerado establecido por el gobierno prevé que el texto sea adoptado por la cámara baja en tres días antes de pasar a la cámara alta, que tampoco debería poner contratiempos. Se prevé que todo el proceso esté terminado, con la firma de la reina, hacia el 22 o 23 de enero.
Como muestra de que ahora ya nada puede parar el Brexit, ocho días después de la aplastante victoria conservadora en las legislativas del 12 de diciembre los diputados dieron su aprobación inicial al texto por 358 votos contra 234.
La oposición, liderada por un Partido Laborista en plena crisis de identidad y en busca de un nuevo líder tras sufrir su peor derrota electoral desde 1935, afirma que el acuerdo de Brexit será utilizado como "un ariete" para llevar a cabo una mayor desregulación. E intentará enmendarlo, pero sus esfuerzos serán en vano.
En una muestra de su confianza, el gobierno de Johnson anunció para el 11 de marzo la votación del nuevo presupuesto para "aprovechar las oportunidades que se derivan de la realización de Brexit".
El acuerdo de Brexit incluye un período de transición hasta el 31 de diciembre de 2020 en el que, en la práctica, las relaciones entre ambas partes permanecerán inalteradas para evitar roturas brutales hasta que se pueda acordar una nueva asociación económica.
Londres y Bruselas emprenderán inmediatamente una segunda fase de negociación, la de su futura relación, que Johnson prometió terminar antes de finales de este año, aunque los responsables europeos aseguren que el tiempo es insuficiente.
La nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el negociador jefe europeo, el francés Michel Barnier, viajarán hoy a Londres para su primer encuentro desde que la alemana tomó las riendas de la institución europea en diciembre.
Será una primera toma de contacto basada en establecer "buenas relaciones", afirmó una fuente gubernamental británica. Pero si la alemana lanza un mensaje duro en un discurso previsto previamente en la London School of Economics el ejecutivo británico debería responder, precisó.