DE LA SORPRESA y el desconcierto inicial a la desconfianza y la suspicacia. Así pasaron en tan solo 24 horas los ciudadanos rusos y especialmente los opositores al presidente Vladimir Putin, tras el anuncio que hiciera de fuertes cambios constitucionales y con los que estaría abriendo una gigantesca ventana para seguir manejando los hilos del poder en Rusia.
La inesperada remodelación del sistema político, el pasado 15 de enero, llevó de inmediato a la renuncia del gobierno que tenía como premier a su aliado político, Dimitri Medvedev y al ascenso a dicho cargo de un ‘ilustre’ desconocido, el hasta entonces jefe de finanzas, Mijaíl Mishustin.
Y tan rápido como el cambio de gobierno se presentaron las mencionadas reformas y el aval de la Duma. Entre ellas se contempla transferir varias prerrogativas al Parlamento, como la elección del primer ministro, pero al mismo tiempo refuerzan el poder de nombramiento del presidente. También incrementan el papel de un órgano consultivo.
El desconcierto y la prisa por el cambio político son totales. Y aunque el mismo Putin dijo que no aspirara a otra reelección, ni cambiará la Constitución para lograrlo, ya que solo permite dos períodos consecutivos, nada parece indicar que el todopoderoso de la política rusa esté dispuesto a dejar el Kremlim y manejar el poder.
Hay un mar de hipótesis, entre ellas, que la creación del nuevo órgano, sería el Consejo de Estado, al que dotaría de facultades para convertirse en el corazón del régimen después del 2024 y que, como se daría por descontado, estaría bajo su tutela.
Los expertos coinciden en señalar que los planes de retiro no están en la mente de Putin pero si sus ambiciones para gobernar tras terminar su mandato.
Ante estos inesperados cambios generados en Moscú, Oktay Tanrisever, profesor del departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Técnica de Medio Oriente, le dijo a la Agencia Anadolu que "Medvedev como primer ministro y Putin como presidente tienen algunos límites constitucionales".
"Pero cuando creó un nuevo sistema, con una nueva agenda, puede seguir gobernando Rusia acomodando diferentes intereses en diferentes entornos institucionales sin socavar realmente su liderazgo en el país", señaló el académico.
Según Tanrisever, el objetivo principal de Putin es mantener alianzas de poder durante más tiempo con este cambio propuesto.
Por su parte, Mesut Hakki Casin, profesor de derecho en la Universidad de Yeditepe, en Turquía, también sugirió que Putin quiere continuar su legado político bajo una nueva Constitución. “El cambio propuesto sugirió aumentar el papel y el poder del primer ministro. Entonces, creo que Putin continuará como primer ministro mientras Medvedev asumirá el cargo presidencial después de 2024", señaló Casin.
El profesor dijo que el público ruso aprobaría estos cambios en un referendo porque quieren continuar con Putin en el futuro.
¿Sistema soviético?
Aunque Tanrisever y Casin ven este movimiento político como el deseo de Putin de continuar su influencia política en el país, ven la posición del primer ministro de manera diferente.
Tanrisever dijo que el primer ministro en el nuevo sistema tendrá un papel técnico en lugar de uno político.
“Entonces, el Consejo de Ministros se ocupará de cuestiones técnicas. Las decisiones clave serán decididas por el Consejo de Seguridad y el presidente", dijo Tanrisever.
“Creo que toda la configuración institucional se parece al sistema soviético. En el sistema soviético, el cargo de primer ministro no era político. Fue económico. Los primeros ministros estaban lidiando con problemas financieros, problemas de desarrollo económico, pero no tenían un rol político o de seguridad en el sistema”, agregó el experto.
“El presidente creará este Consejo de Seguridad como el principal buró político y, de esta manera, tendrá una infraestructura similar a la del sistema soviético. Y nadie pensará que el primer ministro tiene un rol político ejecutivo”.
Sin embargo, Tanrisever dijo que Putin no está reviviendo a la Unión Soviética, sino que está trayendo un sistema que alguna vez funcionó para Rusia.
“Se trata más de la despolitización del país ruso. Por lo tanto, el Consejo de Ministros se ocupará de cuestiones técnicas, las decisiones clave serán decididas por el Consejo de Seguridad", enfatizó.
Críticas de Occidente
"Creo que su intención (de Putin) es crear un marco que permita a Rusia integrar países como Bielorrusia y tal vez otros países potenciales en ese sistema", explicó Tanrisever, aunque Occidente probablemente critique la decisión de Putin al considerar que "no es bueno para la promoción de la democracia en Rusia, la verdadera crítica vendrá cuando Rusia decida ampliar este marco institucional a los países vecinos".
“Este es el riesgo real. Creo que los países deberían considerar los intentos de Rusia de reintegrar a algunos de estos países postsoviéticos en su sistema", agregó el experto.
Ante dicha situación, algunas formaciones de la oposición, como el partido liberal Yábloko, dicen querer responder con propuestas alternativas a la reforma de la Constitución, adoptada bajo el primer presidente, Boris Yeltsin, en 1993. Sin embargo, ello ya no sería posible ante la aprobación ‘exprés’ que sobre las reformas de Putin ha hecho la Duma, evidenciando así que con dos décadas en el poder, en Rusia se hace lo que dice el mandatario que, sin duda, logró excluir a la oposición del juego político.
Los últimos movimientos importantes de protesta, en 2012 y 2019, terminaron con una fuerte represión policial. Varios militantes fueron condenados a duras penas de cárcel.
Según el opositor Ilia Yashin, los detractores del Kremlin prevén una manifestación masiva contra estas medidas de Putin para el 29 de febrero, seis semanas después de anunciarlas.
"Todo lo que pasa es una humillación de la Constitución y de la sociedad", afirma Lev Chlosberg, un diputado del partido Yábloko.
Entre el ‘pupitrazo’ parlamentario al profundo cambio constitucional, las especulaciones de expertos y el inconformismo de la oposición, lo único cierto es que Putin avizora seguir como el hombre fuerte de
Rusia más allá del 2024. Y por eso, reformar, para que todo quede igual