En un convulso ambiente de tensiones internacionales desde que Rusia invadió a Ucrania ante el creciente temor de que dicho país ingresara a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Estados Unidos impuso una serie de sanciones económicas al Kremlin, al igual que la mayoría de países de Occidente.
Pero más allá de las sanciones, del embargo petrolero y del despliegue de ayuda a Kiev, la Casa Blanca se está moviendo por otro frente: está buscando atacar la corrupción rusa, pues la cleptocracia, forma de gobierno que históricamente ha ejercido dicho país tanto doméstica como internacionalmente, ha sido un elemento clave para alimentar la llama del conflicto vigente en suelo ucraniano.
No obstante, una duda subyace: ¿Cuál ha sido la incidencia de la corrupción en la escalada de tensiones entre el Kremlin y Occidente desde que el gobierno de Vladimir Putin tomó la decisión unilateral de invadir a Ucrania?
En un conversatorio organizado por el Departamento de Estado de los EE.UU. titulado Los esfuerzos norteamericanos contra la corrupción, en el que participó EL NUEVO SIGLO, el director de la Oficina de Programas y Políticas Globales, y de la Oficina Internacional de Narcóticos y cumplimiento de la ley, Barry Fullerton, explicó a este diario cuál ha sido el rol que ha jugado la corrupción en la invasión rusa a Ucrania y los esfuerzos que está adelantando la Casa Blanca, a nivel mundial, para combatir este flagelo.
“La corrupción ha jugado un papel vital alimentando el conflicto en Ucrania”, comenzó por referir Fullerton, quien añadió que la administración del presidente Joe Biden, “como lo han podido ver tanto del presidente como del secretario Antony Blinken, está reuniendo a nuestros aliados y socios para imponer consecuencias rápidas y severas por las acciones criminales” habidas en el marco de la guerra iniciada por el presidente Putin y que considera fue “premeditada”.
“Ustedes han visto nuestros anuncios sobre los nuevos grupos de trabajo que se ocupan específicamente de la cleptocracia y de los cleptocratas rusos, así como de las sanciones financieras y las restricciones de visa que hemos impuesto”, explicó Fullerton, al tiempo que enfatizó que históricamente ha sido ampliamente documentado cómo el presidente Putin y el Kremlin han dirigido un régimen cleptocrático habilitado por oligarcas corruptos.
Esto, por consiguiente, se ha constituido como un enfoque central en la política norteamericana para contrarrestar la corrupción a nivel global. “Nuestro trabajo para preservar y fortalecer los estándares internacionales anticorrupción, promover el compromiso diplomático y aprovechar la asistencia extranjera, será clave para cambiar el rumbo de la lucha contra la cleptocracia y la corrupción en todas sus formas, tanto en Rusia como en todo el mundo”, precisó.
Otros frentes de batalla
No obstante, la lucha contra la cleptocracia es apenas uno de los componentes en los que se basa la política exterior norteamericana en el frente de combate a la corrupción y el director Fullerton se refirió a tres aspectos en específico.
En primera medida vale referir que el Departamento de Estado está acogiendo alianzas internacionales para luchar contra este crimen. De hecho, la comunidad internacional ya cuenta con una arquitectura robusta para fortalecer la cooperación y coordinación entre los gobiernos para luchar contra este flagelo, y el rol de Estados Unidos ha sido el de combatir la corrupción a través del fortalecimiento de esta “multiarquitectura”.
“Para alcanzar este objetivo, hemos renovado nuestro compromiso y nuestro liderazgo en foros multilaterales para promover nuestras prioridades a través de la participación en la convención de la ONU contra la corrupción, el G7, el G20, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y organismos regionales como el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico, la Organización de los Estados Americanos y el Consejo de Europa. En cada uno de estos foros, estamos promoviendo la implementación de obligaciones y estándares internacionales contra el lavado de dinero y la corrupción”, indicó Fullerton.
El factor diplomático
En segunda medida, la Casa Blanca está revitalizando su participación en la “Open Government Partnership and Extractive Industry's Transparency Initiative”, un espacio en donde se apoyan iniciativas multilaterales para luchar contra la corrupción. Vale referir, a este respecto, que Estados Unidos será anfitrión, el año que viene, de la Convención contra la corrupción, en la que participarán 189 estados miembro (Unca Cusp).
También por vía diplomática, Estados Unidos está reforzando el diálogo entre las oficinas regionales del Departamento de Estado que abogan por las políticas norteamericanas en materia de corrupción con otros Estados. Esto también lo está haciendo con la sociedad civil, los medios de comunicación y el sector privado.
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“El Departamento también aprovecha la diplomacia pública para promover nuestras prioridades. Por ejemplo, el secretario Anthony Blinken lanzó el premio, Anticorruption Champions, en febrero de 2021, para reconocer a las personas por sus contribuciones en la lucha contra este flagelo. Hemos tenido 24 homenajeados destacados, cuyo valor y trabajo valiente ayudan a contrarrestar la corrupción en nuestros países y nuestra comunidad global”, precisó Fullerton.
También Estados Unidos financia proyectos como entrenamientos especializados para abogados y fiscales en varios países para construir cooperación internacional encaminada a adoptar prácticas que prevengan la corrupción y las compras gubernamentales.
“Esto es algo que hacemos a nivel global, regional y bilateral en coordinación con otras agencias como Uaid, para implementar asistencia extranjera”, añadió.
Y un tercer componente clave en el entramado que ha consolidado EE.UU. en esta lucha global está relacionada con los departamentos de Estado, de Justicia y del Tesoro.
Se trata de la iniciativa, Democracies Against Safe Havens (Dash), que capacita a gobiernos socios para que pongan al descubierto las operaciones y ganancias de actores corruptos, al tiempo que incentiva a estos aliados para que adopten, ante un determinado acto de corrupción, sanciones como, por ejemplo, la restricción de visas.
Concluyó el funcionario que la Casa Blanca está comprometida con la lucha contra la corrupción a nivel global y que como lo indicó el presidente Joe Biden durante la Cumbre de la Democracia, este año se invertirán hasta US$3 millones para apoyar el Programa del Consorcio Global Anticorrupción, “que nosotros, y muchos otros están apoyando alrededor del mundo”.
Acciones de Usaid
La subdirectora del programa de la Fuerza de Tarea Anticorrupción de EE. UU., Jennifer Lewis, en el marco del mismo conversatorio, se refirió al trabajo que está adelantando la Usaid en la lucha contra la corrupción.
“Como agencia de desarrollo que somos, nosotros entendemos la corrupción, no solamente como una serie de malos comportamientos, sino como un sistema. Y como tal, nuestro programa anticorrupción busca ofrecer una programación a largo plazo con base local que fortalezca un entorno propicio general para contrarrestar este delito”, indicó a EL NUEVO SIGLO la subdirectora Lewis quien añadió que, por lo mismo, el programa se está atendiendo como un fenómeno trasnacional que tiene que ser asumido desde múltiples niveles y a través de todos los sectores.
Agregó que la Usaid creó el proyecto, Crimen Organizado y Reporte de Corrupción que apoya a periodistas y editores de Europa y Eurasia para exponer la corrupción y el abuso de los recursos nacionales y que se ha materializado, entre otras cosas, en la divulgación de los Papeles de Pandora y la lavandería rusa, en donde se dejó al descubierto cómo más de 22 mil millones de dólares se movieron fuera de Rusia entre 2010 y 2014, a través de miles de empresas extraterritoriales, bancos y préstamos falsos. “Desafortunadamente vemos cómo la historia se repite, una y otra vez”, señaló.
“Si bien la anticorrupción no es nueva para USAID, en línea con la nueva forma de concebirla, como una prioridad de política exterior, estamos tomando algunas medidas concretas para intensificar y mejorar nuestra programación y nuestro compromiso político en todo el mundo”, finalizó diciendo Lewis.