El ministro de relaciones exteriores de Reino Unido declaró el 2 de noviembre de 1917 que su gobierno veía “favorable” la instalación en Palestina de un hogar nacional para “el pueblo judío”. Desde entonces, el conflicto no ha cesado
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LA DECLARACIÓN Balfour abrió hace un siglo el camino a la creación del Estado de Israel y sembró las semillas del conflicto israelo-palestino que sigue convulsionando a Oriente Próximo.
El 2 de noviembre de 1917, el ministro de Relaciones Exteriores británico, Arthur Balfour, indicó que su gobierno veía "favorablemente la instalación en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío".
Mientras la Primera Guerra Mundial entraba en su último años, Londres intentaba afianzar sus posiciones y obtener el apoyo del movimiento sionista que, desde su creación a finales del siglo XIX, había ido creciendo entre las comunidades judías de Europa y de América.
Sionismo político
A finales de agosto de 1897, un año después de la publicación de su libro "El Estado de los judíos", el periodista y escritor Theodor Herzl reunió en Basilea, en Suiza, el primer congreso sionista, en el que participaron unos 200 delegados procedentes en su mayoría del este de Europa y de Rusia.
"El sionismo aspira a crear para el pueblo judío un hogar en Palestina garantizado por el derecho público", proclamó el congreso.
Este movimiento quiere alentar "la colonización de Palestina por agricultores, obreros y artesanos judíos", reforzar el "sentimiento nacional judío" y obtener de los distintos gobiernos "el consentimiento necesario para la realización de la aspiración del sionismo".
El antisemitismo en Europa y los pogromos ya había acelerado la llegada de los judíos a Palestina. En 1895, eran 47.000, casi el doble de los 24.000 instalados allí en 1882.
En el lado árabe, tras las protestas de notables en Jerusalén, en 1911 se crearon en Haifa y Jaffa las primeras organizaciones políticas para luchar contra el sionismo.
Intereses británicos
A finales de 1915, en plena guerra, Francia y Reino Unido negociaron un reparto de las provincias árabes del Imperio Otomano.
Emisarios británicos se entrevistaron en paralelo con el jerife Husein de La Meca para prometerle la independencia árabe.
En 1916, el británico sir Mark Sykes y el francés François Georges-Picot acordaron el desmantelamiento del Imperio Otomano tras la guerra y el reparto del mundo árabe entre los dos aliados. Decidieron poner Palestina bajo administración internacional.
Pero aunque asumió el control directo de los puertos de Haifa y Acre, Reino Unido no quedó satisfecho con esa internacionalización. Quería sacar provecho de las aspiraciones sionistas, ya que opinaba que el reconocimiento de un "hogar nacional judío" podía ayudar a afianzar sus intereses en Oriente Próximo.
Por su parte, el movimiento sionista entabló negociaciones con el gobierno británico sobre su proyecto, y recibió la ayuda de Balfour, un simpatizante de la causa judía, nombrado ministro de Exteriores a finales de 1916.
Una frase, 67 palabras
El 2 de noviembre, Balfour envió a Lord Walter Rothschild, alto representante de la comunidad judía británica, una carta mecanografiada aprobada por su gabinete, que le pidió transmitir a la Federación Sionista.
"El gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, y empleará todos sus esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, entendiéndose claramente que no se hará nada que pueda atentar contra los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías en Palestina, ni a los derechos y estatus político de los que disfrutan los judíos en cualquier otro país".
Esta frase de apenas 67 palabras en versión original fue una gran victoria para Chaim Wizmann, líder de los sionistas de Reino Unido y futuro primer ministro israelí.
En Oriente Próximo, nadie consultó ni habló con los árabes respecto a esa declaración, aunque los judíos apenas representaran el 7% de la población de Palestina en 1917.
Las primeras manifestaciones contra la Declaración Balfour tuvieron lugar en febrero de 1920 en Jerusalén, Jaffa y Haifa.
Nacimiento del Estado de Israel
En abril de 1920, la conferencia de San Remo le dio a Londres un mandato sobre Palestina.
Según el texto de ese mandato, aprobado definitivamente en 1922 por la Sociedad de las Naciones, Reino Unido "asumirá la responsabilidad de instaurar en el país una situación política, administrativa y económica que garantice el establecimiento del hogar nacional para el pueblo judío". Una gran victoria para los sionistas.
Londres afrontó entonces la Gran Revuelta Árabe de 1936 a 1939.
Con el auge del nazismo y tras el Holocausto que dejó más de seis millones de judíos muertos durante la Segunda Guerra Mundial, la inmigración judía en Palestina aumentó de forma considerable.
Grupos clandestinos sionistas armados aumentaron la presión para lograr su objetivo.
En noviembre de 1947, la ONU adoptó un plan para el reparto de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe, con Jerusalén bajo control internacional.
El 14 de mayo de 1948, David Ben Gurión proclamó la creación del Estado de Israel justo después del final del mandato británico en Palestina.
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