LAS grandes líneas de la política exterior en esta legislatura, que pasan por proyectar el país al mundo como "país moderno, democrático y avanzado", con una economía abierta y una sociedad tolerante, y con la solidaridad y la cooperación al desarrollo como señas de identidad clave, expuso el Rey Felipe VI ante el cuerpo diplomático acreditado en España.
"Tales valores son parte importante de nuestras señas de identidad y los procuramos convertir en activos valiosos de nuestra acción exterior", ha dicho. La recepción anual a los embajadores extranjeros ha coincidido este año con el inicio de la legislatura y el nuevo Gobierno, de manera que el jefe del Estado ha querido "renovar el mensaje de cómo se proyecta España hacia el exterior", pero lo ha hecho en ausencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El jefe del Ejecutivo, que asiste tradicionalmente a esta cita -así lo hizo en 2019- viajó ayer a Bruselas para participar en una ronda de contactos del presidente del Consejo Europeo de cara a la negociación del próximo presupuesto comunitario. Sí ha asistido a la recepción en el Palacio Real la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya.
España, ha avanzado el Rey, se propone "priorizar la diplomacia preventiva, la mediación y la diplomacia humanitaria", hacer que los derechos humanos sean "un elemento vertebrador y definidor" de la acción exterior y apostar por la "mejora de la condición de la mujer en el mundo" como una "tarea inaplazable". También ha mencionado la solidaridad como factor clave de la manera en que España se muestra al mundo y "se plasma en la política de cooperación al desarrollo y la acción humanitaria eficaz".
En su repaso por todos los desafíos y prioridades de la política exterior, se ha referido a la comunidad iberoamericana, "en un contexto regional sacudido por diversas crisis de índole política y socioecónomica", para pedir a la región que reafirme su apuesta "por la consolidación de la democracia y el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos y las libertades individuales" como señas "irrenunciables" de la identidad iberoamericana y garantía de "progreso y estabilidad". Iberoamérica, ha recordado, es la "vocación histórica" de España, con una "relación familiar única".
También ha lamentado la marcha de Reino Unido de la UE --"un momento triste", ha señalado- pero ha destacado que la nueva relación se asentará "sobre fundamentos sólidos" porque se seguirán compartiendo valores, perspectivas e intereses.
Además, ha recordado que para España "la UE no es un ámbito más de la política exterior española" sino que se propone ser "uno de los motores europeos" para liderar una mayor integración porque, frente al "cuestionamiento de algunos" España considera que la UE es el mejor instrumento para ser relevantes en un mundo globalizado. Al mismo tiempo, quiere una democratización de las instituciones para acercarlas a los ciudadanos.
Entre las prioridades, ha insistido en la necesidad de una "genuina política europea de migración y asilo", que combine diálogo y colaboración con los países de origen y tránsito de los migrantes, "una intensa cooperación al desarrollo" y la "represión de las mafias"